ANIVERSARIO DEL LÍDER SUDAFRICANO

Las batallas de Mandela

La lucha contra el racismo en el continente negro se llama Nelson Mandela. Prisionero, presidente y premio Nobel, el revolucionario que estuvo 27 años entre rejas por plantar cara al régimen del 'apartheid' en Sudáfrica demostró en su madurez que la reconciliación no solo era posible, sino un imperativo de justicia. Cuando cumple 90 años, su compromiso contra el sida y la pobreza en el mundo se incorporan a un legado que invita a la acción.

Samuel Negredo (HERALDO.es)

Nelson Mandela ha entregado buena parte de los 90 años de su vida a erradicar el régimen del 'apartheid' y defender la igualdad entre razas dentro de la sociedad africana. El colonialismo infectó a Sudáfrica con el virus de la segregación racial, pero las últimas décadas del siglo XX han visto la gestación de una nueva y mortífera amenaza para África, que en millones de casos ya se ha convertido en castigo mortal. Cumplido su objetivo político, Nelson Mandela se ha puesto a la cabeza del movimiento social de acción y concienciación contra el sida, que es el nuevo enemigo común al que el continente se ve obligado a plantar cara.


El compromiso del líder sudafricano contra la enfermedad tiene una profunda dimensión personal: en 2005, su hijo Makghatho murió de sida. África es el continente más afectado por esta pandemia, y dentro de él, la infección se ceba con la República de Sudáfrica, que contabiliza más de cinco millones de casos (11% de la población), una cifra superior a la de cualquier otro país y donde ya es la principal causa de mortalidad, con 900 muertes al día. Por cada persona que recibe tratamiento hay cuatro nuevos infectados.


La campaña 46664 simboliza el puente que Mandela ha construido entre la lucha que ocupó buena parte de su vida y la que ha emprendido una vez retirado de la política activa. 466/64 fue el número de presidiario con el que ingresó en el penal de Robben Island, en el que permaneció 17 de los 27 años que duró su encarcelamiento. Mandela hizo de la dignidad su bandera entre rejas. No traicionó sus ideales a cambio de la libertad, rechazó el victimismo y se volcó en labores educativas, una tarea que también ha ejercido con pasión en su última etapa, ya fuera divulgando los derechos humanos o alertando de los enormes riesgos del sida y propiciando el conocimiento de la enfermedad. El lema de su campaña anima a trabajar con los que están más cerca: "Está en nuestras manos".


El Premio Nobel de la Paz que recibió conjuntamente con el último presidente del 'apartheid', Frederik de Klerk, supuso en 1993 el espaldarazo definitivo para que Nelson Mandela se convirtiera en un respetado estadista. El prestigio cosechado le ha permitido desempeñar un papel mediador los conflictos de Angola, Burundi y el Congo, pero su figura nunca puede ser sinónimo de tibieza. Se ha enfrentado con la misma fuerza con George W. Bush, al que acusó de invadir Iraq solo por el petróleo y de aplicar un doble rasero con las armas de destrucción masiva, y con Robert Mugabe, a cuyo fracaso de liderazgo en Zimbabue se ha referido recientemente. Además, lanzó un claro mensaje al G8 con motivo de los conciertos Live 8 de 2005: erradicar la pobreza no es una cuestión de caridad, sino de justicia.


La música y el compromiso de Mandela se han cruzado en varias ocasiones, pero hay dos fechas clave. En 1988, un multitudinario concierto en el estadio de Wembley reforzó la presión internacional contra el régimen del 'apartheid'. Lo vieron más de 600 millones de personas en 60 países y contó con la participación de Dire Straits, Bryan Adams, Paul Carrack, Tracy Chapman, Phil Collins, Whitney Houston, George Michael y Youssou N’Dour, que compartieron escenario, entre muchos otros, con actores de la talla de Richard Gere o Whoopi Goldberg. Todo el mundo se unió para lanzar un mensaje común y recaudar fondos para los movimientos anti-'apartheid'.


Veinte años después, a punto de cumplir 90, Mandela quiso devolver su generosidad al Reino Unido, al tiempo que dirigía la atención hacia la causa del sida. Queen, Bono, Amaral, Amy Winehouse, Paul Oakenfold, Peter Gabriel, Beyoncé, Bob Geldof y Anastacia fueron algunos de los artistas que alzaron su voz en el concierto 46664, que se organizó en Hyde Park para financiar actividades que ayuden a romper el tabú que sigue rodeando a esta enfermedad.


En la vida de los grandes líderes no faltan los gestos que trascienden el momento y adquieren un simbolismo universal, compartido a través de los medios de comunicación. Su salida de la cárcel, de la mano de su entonces esposa Winnie, se vivió en directo a través de las pantallas de todo el mundo. Y del mismo modo que en 1995 el gesto de Mandela tras la victoria de Sudáfrica en el mundial de rugby fue un catalizador de la reunificación social del país, cuando vistió la camiseta de un equipo compuesto por jugadores blancos en su mayoría, la celebración del mundial de fútbol en Sudáfrica en 2010 puede ser otra inyección de orgullo y cohesión para el país, y otro de los momentos inolvidables en la dimensión pública del líder africano, al que la longevidad ha reportado los frutos de una vida consagrada a la defensa de los oprimidos.