IRAQ

La violencia marca el quinto aniversario de la caída de Bagdad

A pesar del toque de queda, los enfrentamientos entre el Ejército del Mahdi y las tropas estadounidenses e iraquíes continúan.

Han pasado cinco años desde que la simbólica caída de Saddam Hussein diera la vuelta al mundo: aquella imagen de la estatua del dictador en la Plaza Firdoos siendo derribada por las tropas de Estados Unidos y la ayuda de decenas de iraquíes. El día que se cumple un lustro desde aquellas imágenes, Iraq sigue sumergida en una espiral de violencia que parece irrefrenable, como demuestran los tres ataques con mortero, uno de ellos sobre la blindada Zona Verde, y los seis muertos que dejan los enfrentamientos entre el Ejército del Mahdi, del clérigo Muqtada al-Sadr, y las tropas estadounidenses e iraquíes, que no tienen visos de detenerse.


"Un soldado de EE.UU. se acercó y se ofreció a ayudarme; al principio estirábamos utilizando una cuerda y después utilizamos una cadena de metal". Así explica uno de los hombres que participó en el derrumbamiento de la estatua de Saddam Hussein en una céntrica plaza de Bagdad en declaraciones a la cadena de televisión árabe 'Al-Jazeera'. Aunque las fuerzas de ocupación tardaron varias semanas en reducir a todos los grupos armados del antiguo régimen dictatorial y, de hecho, llevaban varios días en Bagdad aquel 9 de abril de 2003, la caída de Saddam será recordada como la caída de su estatua en bronce.


Cinco años más tarde, la violencia en Iraq parece no tener final. Si este martes el comandante en jefe de las tropas estadounidenses en el país, el general David Petraeus, pedía que se congelara el repliegue de tropas durante un tiempo porque los avances se realizaban muy lentamente, este miércoles los insurgentes celebraron el V Aniversario de la caída del dictador con tres ataques de morteros en diferentes puntos de Bagdad, uno de ellos en la Zona Verde, un área blindada por EE.UU. en el que se alojan los principales edificios gubernamentales y embajadas extranjeras.


El Gobierno de Nouri al-Maliki, consciente de que estas fechas simbólicas son siempre motivo de ataques, dictaminó un toque de queda que vació hoy las calles de la capital iraquí, con el fin de controlar los elementos insurgentes que persisten en ella. Sin embargo, pese al toque de queda, el Ejército del Mahdi, brazo armado de los simpatizantes del clérigo radical chií Muqtada al-Sadr, sigue enfrentándose con las tropas estadounidenses e iraquíes, especialmente en Ciudad Sadr, uno de los barrios más pobres de Bagdad y uno de los más fieles bastiones al Ejército del Mahdi.


Marcha cancelada


Los enfrentamientos se han repetido desde hace dos semanas, cuando Al-Maliki decidió lanzar una ofensiva sobre Nayaf para erradicar a los insurgentes chiíes. Sin embargo, aquellla operación que debía llevar únicamente el sello del Ejército chií se descontroló y comenzaron a explotar diferentes focos de enfrentamientos en todo el país, poniendo de manifiesto la incapacidad del Gobierno iraquí para controlar a las milicias. En los enfrentamientos entre la insurgencia y militares que se registraron hoy en Bagdad se produjeron seis muertos, según informaron fuentes médicas anónimas.


La violencia registrada este miércoles en la capital podría haber ido a mayores si Muqtada al-Sadr hubiese mantenido la demostración de fuerza que tenía prevista para este miércoles, para cuando había convocado a todos sus simpatizantes a protestar contra la ocupación en Bagdad y celebrar la caída del dictador. Aunque en anteriores ocasiones el clérigo chií logró reunir a más de un millón de iraquíes en la capital, esta vez Al-Sadr decidió desconvocar la protesta por miedo a que los suyos resultaran heridos.