IRÁN

Ahmadineyad, la revolución amordazada

Un año después de la reelección del presidente Ahmadineyad en unos comicios tachados de fraudulentos por la oposición, el régimen iraní ha aumentado la represión y el encarcelamiento arbitrario de disidentes políticos.

Policías vestidos de civil golpean a un manifestante en una protesta el 14 de junio de 2009 en Teherán.
Ahmadineyad, la revolución amordazada
AFP

En la página web de Amnistía Internacional (AI) hay colgada una foto de Majid Tavakkoli en la que este aparece con una mirada tranquila y confiada. Pero su vida no tiene nada de tranquila. De hecho se ha convertido en una pesadilla. Este joven iraní de 24 años y estudiante de ingeniería naval de la Universidad de Tecnología de Teherán Amir Kabir se encuentra en estos momentos encarcelado en la prisión de Evín de la capital iraní. Hace unos meses fue condenado a ocho años y medio de prisión. Los cargos de los que le acusan: "participar en una concentración ilegal", "insultar al líder supremo" e "insultar al presidente de Irán". AI lo considera un preso de conciencia y ha emprendido una campaña para su inmediata e incondicional liberación.

Tavakkoli fue detenido el 7 de diciembre de 2009 cuando salía de la Universidad. Esa jornada era el Día del Estudiante y acababa de hablar en una manifestación de protesta contra el régimen iraní. Al salir del recinto fue golpeado y arrestado. Al día siguiente fueron publicadas en una agencia de noticias progubernamental unas imágenes suyas vestido de mujer con la intención de humillarle. Con lo que no contaba el régimen es que en solidaridad con el joven estudiante cientos de hombres iraníes protestaron colgando en internet fotos de ellos mismos con pañuelos de mujer en la cabeza.

Pero estas protestas de nada han servido para una condena inflexible que ha llevado a Tavakkoli ha declararse en huelga de hambre desde el pasado 22 de mayo.

El caso de este joven es tan solo un ejemplo de lo que está pasando en Irán desde las elecciones del 12 de junio de 2009 que llevaron a la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad y que provocaron que miles de iraníes se echaran a la calle en protesta por unos comicios que consideran fraudulentos. Las manifestaciones pacíficas que en esos días dieron la vuelta al mundo se bautizaron con el nombre de la revolución verde, el color símbolo de la protesta. La represión policial causó 30 muertos según el régimen iraní (más de 80, denuncia la oposición) y la detención de miles de opositores. Un año después esa represión aún es mayor y también ha aumentado el encarcelamiento arbitrario de disidentes políticos, como han denunciado estos días distintas ONG.

"El propio Gobierno iraní ha dado la cifra de 5.000 personas arrestadas en lo que va de año. Son cifras oficiales, con lo cual es de esperar que sean muchos más. Muchas han salido ya. Pero constituye un aumento de lo que iba siendo habitual en lo que es la represión del Gobierno a la disidencia", subraya Olatz Cacho, responsable para Irán de Amnistía en España.

Seis ejecutados

La ola expansiva de represión no se ciñe a los grupos habituales: periodistas, estudiantes, defensores de los derechos humanos y activistas políticos. A estos se han sumando académicos, familiares de presos políticos e incluso líderes religiosos. AI también tiene constancia de seis personas ejecutadas, dos de ellas por propugnar la restauración de la monarquía. "Ni siquiera se dio aviso a sus familiares y abogados de que iban a ser ejecutados", se lamenta Cacho, quien denuncia que durante los arrestos ha habido un uso masivo de la tortura y bastantes casos de mujeres violadas en prisión.

Las minorías y grupos perseguidos como la comunidad apolítica baha'i tampoco han escapado a la ola de represión. La iraní Shoreh Abizadeh, afincada desde hace años en Zaragoza, señala que los hijos de uno de sus primos fueron encarcelados acusados de temer armas y participar en la revolución verde. Tras pagar una fianza, hoy están libres. "Además a la mujer de uno de ellos también la encarcelaron. Durante dos meses, la familia no supo dónde estaba", dice.

Por su parte, Reporteros sin Fronteras cifra en 170 los periodistas y blogueros detenidos desde los comicios presidenciales. De ellos, 22 han sido condenados a penas que suman 135 años de cárcel. Mientras, Ahmadineyad se muestra desafiante. "Las elecciones del año pasado fueron las más democráticas. Aquellos que estén contra el sistema islámico no sobrevivirán", acaba de sentenciar.