Cinco soldados afganos murieron ayer como consecuencia de un ataque aéreo lanzado por la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) de la OTAN. El bombardeo tuvo lugar por la mañana, cuando miembros de las fuerzas de seguridad de Afganistán emboscaban a un grupo de insurgentes en el distrito de Andar, de la provincia de Ghazni. El ataque iba dirigido contra los talibanes, pero la Alianza lo proyectó por error hacia las posiciones de los soldados. El portavoz del ministerio de Defensa del país, Zahir Azimi, condenó el ataque y expresó su deseo de que esta sea la última vez que las fuerzas de seguridad afganas sean víctimas de ataques de las tropas extranjeras.

La OTAN admitió haber detectado a un grupo de insurgentes en el distrito y haber usado "munición guiada de precisión" contra ellos, pero lamentó que los muertos resultaran ser finalmente militares afganos. "Estas pérdidas son trágicas y damos nuestro pésame a todos los que han perdido a sus seres queridos", dijo una portavoz de la ISAF, Jane Campbell. "Trabajamos duro para coordinar y sincronizar nuestras operaciones", añadió.