PIDEN EN LA CALLE DURANTE 10 HORAS DIARIAS

La mendicidad infantil, el negocio de profesores del Islam en Senegal

Los niños talibés mendigan cada día por las calles de Dakar, capital de Senegal, bajo la tituela de un profesor del Islam que, a cambio de lo adquirido, les enseña las oraciones del Corán, les da alojamiento y los mantiene.

Un niño descansa en una calle de Senegal, después de 10 horas mendigando
La mendicidad infantil, el negocio de profesores del Islam en Senegal
PIERRE HOLTZ. Efe

Entre los taxis en doble fila, las mujeres que venden mangos en la calle y los hombres que rezan hacia la meca, los niños talibés mendigan cada día por las calles de Dakar bajo la tutela de un marabout, profesor del Islam, que a cambio les deberán enseñar el Corán y proporcionales alojamiento y manutención.


Los niños, con una media de edad de 14 años, que proceden de las regiones más pobre de Senegal o de países fronterizos como Malí, Guinea Bissau o Gambia, mendigan en pequeños grupos y están obligados a entregar a su marabout 400 CFA al día (60 céntimos de euro), según un informe publicado por la ONG "Village Pilote".


Sin embargo, muchos de los niños, que a menudo visten ropas rasgadas y andan descalzos, no aprenden el Corán, según declaran los representantes de organizaciones no gubernamentales, y muy rara vez consiguen una enseñanza adecuada que les permita acceder a algún trabajo cuando sean adultos.


La actividad principal de los talibés es mendigar, a lo que dedican 10 horas diarias, mientras que el 30 por ciento del tiempo restante lo dedican a la memorización del Corán, según una encuesta realizada por UNICEF y la Dirección de Acción Social (DAS).

En Dakar hay más de 8.000 niños que caminan por la ciudad y piden dinero para satisfacer la cuota diaria establecida por sus marabouts, indica un estudio llevado conjuntamente por UNICEF y el Banco Mundial, aunque otras encuestas hablan de más de 50.000 niños.


A la puerta de una panadería de la calle Félix Faure, situada en el barrio de Plateau, en Dakar, cuatro talibés piden limosna a todo el que sale, sea o no turista: "Los viernes, que son los días santos, recogemos más dinero. Hoy sólo me han dado 100 CFA (15 céntimos de euro)", explica uno de los niños.


"No quiero que mi hijo sea talibé", explica Ami, senegalesa de 30 años, que por el contrario, sí quiere que su hijo aprenda el Corán, pero no en la calle, sino "en una escuela seria, en la que no vaya a mendigar".


"A pesar de la situación de precariedad en la que viven y de la marginación social que padecen, los niños generalmente rechazan dejar la mendicidad", afirma Cherif Ndiaye, coordinador del programa "Village Pilote", que ayuda a reintegrar a niños de la calle en la sociedad.


Varias ONG utilizan en las calles senegalesas dispositivos móviles para captar y concienciar a los niños que se dedican a la mendicidad. "Es el primer contacto con ellos y con sus circunstancias", explica Cherif Ndiaye.


"Village Pilote", situado cerca del suburbio de Rufisque, pretende ser un centro de albergue para los chicos, que siempre han vivido en la calle, y donde se realizan con ellos actividades culturales y de formación profesional.


Mamadou Seck y Malang Diouf, los dos técnicos de obra de "Village Pilote", resaltan el esfuerzo que hacen los once niños con los que trabajan: "En tres meses han sido capaces de levantar el edificio que albergará dos dormitorios con 25 camas en cada uno de ellos".


"La capacidad del centro para que duerma gente no es la capacidad del centro", subraya Cherif Ndiaye, puesto que pasar la noche en el centro es sólo una de las fases en la trayectoria desde que el chico es atendido por la ONG por primera vez hasta que se independiza tras encontrar un empleo. Si no se les alfabetiza ni se les da una educación ni una formación profesional, "muchos de ellos acabarán desorientados y sin trabajo", explica Cherif Ndiaye.


La misma entidad tiene otro centro para niños de menos edad, donde se les da un lugar para comer, asearse, dormir y aprender. "Cada jueves se multiplica el número de niños que vienen a mis clases", explica Tislimesy, artista y profesora voluntaria de dibujo y pintura.


La pobreza, el escaso esfuerzo del Gobierno y la aceptación de la mendicidad en la sociedad senegalesa supone un grave obstáculo para la erradicación de los niños talibés, explican trabajadores de diversas entidades.


El Gobierno de Senegal carece de una ley que regule las escuelas coránicas, pese a que en noviembre de 2004 la ministra de la Familia, de Desarrollo Social y de la Solidaridad Nacional de Senegal, Aïda Mbodj, se opusiera públicamente a la mendicidad de los talibés.