EUROPA

La Europa postcomunista refuerza su poder en la UE

El polaco Jerzy Buzek, nuevo presidente del Parlamento Europeo
La Europa postcomunista refuerza su poder en la UE
EFE. Lucas Dolega

"Un ex primer ministro de la antigua Europa del Este, al frente de la Eurocámara", tituló la cadena de televisión 'Euronews' sobre la elección al frente del Parlamento europeo del polaco Jerzy Buzek. El titular refleja bien la situación: el Este de Europa, un concepto político heredado de la 'Guerra Fría', pues Polonia es un país de Europa central, va ganando peso en la UE. Poco a poco y con dificultades, porque los grandes Estados fundadores, sobre todo Francia y Alemania, no ven con buenos ojos que los recién llegados al club, en 2004 y 2007, influyan en las decisiones estratégicas.


Con la excepción de Polonia y Rumanía, los demás países poscomunistas de la UE son Estados pequeños, e incluso minúsculos, que no tienen el suficiente peso económico y político para incidir decisivamente en Bruselas.


Polonia es distinto. Aunque este país está todavía lejos del nivel medio de desarrollo de los Quince de la UE, y su renta per cápita es inferior a la de Portugal, tiene 38 millones de habitantes, una superficie ligeramente inferior a la de España y el mismo número de diputados europeos. Varsovia no quiere ser un mero subalterno de Bruselas, o de Berlín y París. Aspira a más. Es por este motivo que tras el nefasto paréntesis del tripartito ultraconservador -capitaneado por el euroescéptico PiS de Jaroslaw Kaczynski- de 2005 a 2007, con la llegada al poder de la Plataforma Cívica (PO) del primer ministro Donald Tusk, Polonia puso toda la carne en el asador para convertirse en uno de los grandes de la UE.


El camino europeísta emprendido en el último año y medio -y durante la presidencia del socialista Aleksander Kwasniewski- no tiene vuelta atrás, salvo que ocurra un cataclismo político y la derecha populista y nacionalista regrese al poder.


Polonia prospera y cambia, y no se ha convertido, como en 1989 vaticinaban los nostálgicos poscomunistas, en la periferia tercermundista de Europa. Por ello, es lógico que aspire a tener más poder en los organismos internacionales. Varsovia no consiguió colocar en la secretaria general de la OTAN a su ministro de Exteriores, Radoslaw Sikorski, porque Washington, París, Londres y Berlín no lo quisieron. Puso entonces sus esperanzas en la presidencia de la Eurocámara.

Larga trayectoria


Jerzy Buzek, dirigente de la PO de Tusk, consiguió los apoyos suficientes en el seno del Partido Popular Europeo (PPE) -y del grupo libreal- para ser elegido presidente de la Cámara de Estrasburgo, en contra del candidato de Silvio Berslusconi, Mario Mauro. Buzek tiene una larga trayectoria política y experiencia en materia europea. Profesor en Ciencias Técnicas, originario de Silesia (sur de Polonia), donde nació en 1940, fue primer ministro de centroderecha de 1997 a 2001. Eurodiputado, Buzek es un hombre discreto. Autor de tres grandes reformas en Polonia (sanidad, pensiones y reorganización administrativa), el nuevo presidente de la Eurocámara empezó su actividad de la mano del sindicato Solidaridad, en 1980, en tiempos del partido único y la represión policial. En esa época estuvo varios años en la lucha clandestina bajo el nombre de 'Karol' y 'Hubert'. Salió a la superficie en 1987, cuando su hija Agata -hoy actriz- se puso gravemente enferma.


La prensa lo ha definido como un "demócratacristiano luterano", pues es protestante, pero sus amigos dicen que es poco religioso.


Ha reconocido públicamente que en sus tiempos de primer ministro, el principal error que cometió fue nombrar titular de Justicia a Lech Kaczynski -actual presidente-, un católico ultraconservador y euroescéptico que escandalizó a la UE por sus medidas revanchistas contra supuestos ex colaboradores de los servicios secretos comunistas, su homofobia, su antisemitismo y su escasa sensibilidad democrática.