BIRMANIA

El jefe de la ONU comprueba la destrucción causada por el ciclón en Birmania

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon intenta presionar a la Junta Militar para que permita que llegue la ayuda internacional a los 2,,5 millones de damnificados.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, fue testigo de la destrucción causada por el ciclón "Nargis" en el sur de Birmania (Myanmar), donde intenta presionar a la Junta Militar para que permita que llegue la ayuda internacional a los 2,5 millones de damnificados.


Después de reunirse con el primer ministro birmano, general Thein Sein, quien le explicó que su Gobierno está a punto de poner fin a la prestación de la asistencia esencial, Ban sobrevoló en un helicóptero algunas de las áreas arrasadas por el devastador ciclón que atravesó el delta del río Irrawaddy, los días 2 y 3 de mayo.


El "Nargis" causó 77.738 muertos, y transcurridos veinte días desde que arrasó la zona, un total de 55.917 personas permanecen desaparecidas.

El Gobierno militar birmano, que siempre ha sospechado de las intenciones de la ONU y de las potencias occidentales, se ha negado a abrir las puertas del país a un masivo desembarco de la ayuda internacional, e impide la entrada de los cooperantes extranjeros y medios ofrecidos para atender a los supervivientes, que se enfrentan a la falta de alimentos y agua, y están amenazados por enfermedades.

Ban calificó de estrictamente humanitaria su misión en este país, que la ONU intenta, sin éxito, conducir hacia la apertura democrática.


El secretario general de la ONU insistió ante el primer ministro que Birmania tiene que dejar de desconfiar en la comunidad internacional.

Por medio de la prensa estatal, la Junta Militar ha dado a entender que sospecha que la ayuda humanitaria internacional es para camuflar una estrategia que persigue cambiar el régimen con el apoyo de los trabajadores de las agencias internacionales.


Desde que ocurrió la catástrofe, la Junta ha autorizado el aterrizaje en el aeropuerto de Rangún de decenas de aviones con provisiones, incluidos varios de Estados Unidos, país que como la Unión Europea (UE) mantiene en vigor las sanciones económicas a Birmania en respuesta a la persistente violación de los derechos humanos.


De acuerdo a la Junta Militar, la ayuda distribuida hasta el momento por su Ejército y organizaciones estatales, ha cubierto las necesidades básicas de los damnificados, y ahora la prioridad está centrada en la reconstrucción de la infraestructura y aldeas del delta, una zona pobre y desatendida durante muchas décadas.


La ONU, por su parte, sostiene que únicamente el 25 por ciento de los damnificados ha recibido ayuda humanitaria, y cree que para que que surta efecto es preciso realizar las operaciones de forma "coordinada y sistemática". "Confío bastante en que podamos superar esta tragedia", dijo el secretario general de la ONU durante su visita a la pagoda de Shwedagon, corazón espiritual de Rangún y uno de los puntos de concentración de las multitudinarias protestas que el pasado septiembre las fuerzas de seguridad aplastaron a tiros y golpes.


En Shwedagon, y una vez acabada la ceremonia en la que estuvo presente el ministro de Asuntos Exteriores, el general Nyan Win, el jefe del organismo multinacional destacó que espera "que su gente y el gobierno coordinen de forma conjunta el flujo de ayuda y la labor de los trabajadores".


Ban, a quien durante días la Junta Militar no respondió a las llamadas telefónicas que le hizo desde la sede de la ONU en Nueva York, se reunió en dos ocasiones con el general Sein y una vez con los representantes de las agencias de la ONU.


El primero de los nueve helicópteros de la ONU autorizados a volar hasta el delta del río Irrawaddy, y dejar allí su carga de alimentos, ropa y materiales de construcción, llegó a Rangún horas después que el secretario general, indicaron fuentes del Programa Mundial de Alimentos (PMA).


Ban, el primer jefe de la ONU que realiza una visita oficial a Birmania en las últimas cuatro décadas de régimen militar, tiene previsto entrevistarse el viernes con el "número uno" de la Junta Militar, el general Than Shwe, en su fortaleza de Naypyidaw, la nueva capital del país.