AÑOS DE RESTRICCIONES

El bloqueo israelí sigue asfixiando Gaza

El cierre de fronteras impuesto por Israel, que cumple este mes tres años, está en el origen del conflicto de la 'Flotilla de la Libertad'. "Tenemos que reconstruir hospitales y colegios con adobe y palés de madera", dice la directora de la Unrwa en España, Raquel Martí.

El controvertido asalto de las tropas israelíes a la 'Flotilla de la Libertad', que trataba de llevar ayuda humanitaria a Gaza -y, de paso, poner en jaque al Gobierno de Netanyahu-, ha vuelto a poner de relieve el ahogo que vive la población de la Franja a causa del férreo bloqueo israelí.

Este mes se cumple el tercer año desde que Israel decidiera cerrar al tránsito de personas y materiales sus cinco pasos con Gaza. La razón esgrimida fue la toma de control de este territorio palestino por parte de Hamás, un grupo considerado terrorista por la comunidad internacional. La sexta puerta de entrada, en la frontera con Egipto, también permanece cerrada la mayor parte del tiempo. La situación se agravó con la Operación Plomo Fundido, impulsada entre diciembre de 2008 y enero de 2009 por Israel en respuesta a los cohetes lanzados por Hamás: murieron casi 1.400 palestinos (más de 300 de ellos, niños) frente a poco más de una decena de israelíes. Junto a esto, se destruyeron en la Franja unas 16.000 viviendas y un buen número de hospitales y colegios.

Las consecuencias del bloqueo son dramáticas, como explica Raquel Martí, directora del comité español de la Unrwa (agencia de la ONU para los refugiados palestinos). Este departamento es, en principio, el único avalado para introducir ayuda humanitaria "con regularidad" en Gaza, pero las trabas son constantes: "Hace una semana nos permitieron llevar cemento, aluminio y madera para los hospitales y colegios; hasta entonces, teníamos que reconstruirlos con adobe y con palés de madera. Una semana nos permiten llevar arroz y a la siguiente lo prohiben por motivos de seguridad. Luego, Israel no deja introducir abonos ni pesticidas, así que el rendimiento de los campos ha bajado muchísimo. Tampoco piezas de recambio: si se estropea un pozo de agua, no hay forma de repararlo. Ni papel: al final logramos que nos permitieran llevar libros de texto para las escuelas, pero nos hicieron quitar las grapas, también por motivos de seguridad", enumera Martí.

Multitud de ONG han condenado a Israel por el bloqueo, no así la comunidad internacional. Incluso la repuesta de los países árabes ha sido en cierto modo fría. Un informe de enero de Amnistía Internacional (AI) destacaba la "escasez de energía" en la Franja, la "escasa o nula disponibilidad de agua corriente" e incluso la muerte de palestinos por no poder cruzar la frontera para recibir atención médica. La OMS también ha alertado de que cientos de piezas de equipos sanitarios esperan hasta un año para entrar en la zona. "Las autoridades israelíes imponen un castigo colectivo a toda la población de Gaza, compuesta en su mayoría por niños y niñas, en vez de dirigirse contra los responsables de los ataques con cohetes o de otra índole", criticaba AI.

Para Israel, sin embargo, tal y como afirmó la Embajada en Madrid hace unos días, "en Gaza no hay crisis humanitaria". "Mientras la Franja esté gobernada por una organización terrorista, el bloqueo no es solamente necesario, sino que está justificado", dijo el embajador, Rafael Schultz.

Este es el escenario que dio lugar, el pasado lunes, a la tragedia de la 'Flotilla de la Libertad'. Para la delegada de la Unrwa en España, lo sucedido fue "una brutalidad, algo absolutamente condenable". "La respuesta de la ONU me parece tibia: condena el acto pero no a Israel", afirma Martí. "Los soldados fueron atacados con pistolas, cócteles molotov, cuchillos y palos", justificó el pasado lunes el embajador israelí.