Cerca de 25.000 personas asistieron hoy al funeral de los tres jóvenes que murieron en los disturbios de la ciudad de Birmingham, el 9 de agosto, durante la ola de violencia que azotó a Inglaterra la semana pasada.

Los jóvenes de origen asiático perdieron la vida al ser atropellados por un vehículo en la zona de Winson Green, a última hora de la noche del 9 de agosto, en esa ciudad del centro de Inglaterra, mientras intentaban proteger su barrio de actos de vandalismo y saqueos.

Muchos de los asistentes vestían camisetas con los nombres de los fallecidos bajo las palabras «mi hermano» y con el lema «muertos pero no olvidados».

Aunque en un principio la muerte de los tres musulmanes provocó el temor a posibles represalias y conflictos raciales, finalmente no se produjo ningún incidente después de que el padre del más joven de los fallecidos, Tariq Jahan, llamara a la calma.

«No es una cuestión de razas. He perdido a mi hijo. Negros, asiáticos y blancos, todos vivimos en la misma comunidad», indicó Tariq Jahan que gracias a sus palabras y su actitud ejemplar fue considerado un héroe por la prensa británica.

Cuatro personas, de entre 17 y 30 años, fueron detenidas en relación a estas muertes y acusadas formalmente de homicidio.