EN PRIMERA PERSONA, DESDE EGIPTO

«En cada barrio no queda más que una o dos tiendas abiertas»

La zaragozana Shima Magdy espera dentro de su casa de Alejandría, junto a sus tres hijos, a que vuelva la calma a la ciudad.

Un momento del principio de la concentración de ayer en la plaza de España.
«En cada barrio no queda más que una o dos tiendas abiertas»
OLIVER DUCH

Dio a luz en el hospital Miguel Servet hace apenas mes y medio y regresó a su hogar en Alejandría con sus otros dos hijos. Ahora, aguarda a que amaine el temporal para poder salir con tranquilidad de casa. La zaragozana Shima Magdy reconoce que tiene «miedo» y espera a que vuelva su marido, Khalid Isa, para salir del país. Hoy por hoy es imposible por el riesgo de un asalto en carretera y por el caos que se registra en los aeropuertos.


Khalid reconoció ayer que la embajada española se había puesto en contacto con Shima para ofrecerle un vuelo a través de suelo turco. «Les he dicho que no lo hagan, que están más seguros en su casa», explica Khalid.


En una conversación telefónica desde Egipto, Shima lo corrobora. «Es peligroso viajar hacia El Cairo, en la carretera hay gente armada», cuenta. La situación en la histórica ciudad es mejor que en la capital egipcia: «Sí, el ambiente se ha conseguido calmar un poco, aunque continúa el temor a los ataques de los seguidores de Mubarak. He oído que salen con cuchillos y con armas de fuego», explica. Por ello, han decidido esperar a que Khalid -que tiene en Zaragoza una empresa de exportación de vehículos a Egipto- pueda viajar a su país natal para recoger a los cuatro.


Y ¿cómo es el día a día en esa situación? Muy sencillo: no salen de casa. «Llevo desde el día 25 de enero casi sin pisar la calle, al igual que mis hijos. Da miedo. La que mejor lo está pasando es la pequeña, Mira, porque al menos no se entera de nada».


Por suerte, Shima actuó con mucha previsión y, anticipándose a unos disturbios que ya barruntaba, compró víveres para aguantar varias semanas. «Sabía que iba a pasar y llené la casa de comida», dice con cierto orgullo.


Gracias a eso, no tiene que ser uno de los alejandrinos que vagan por las calles buscando lugares en los que comprar algo que llevarse a la boca: «Casi todas las tiendas están cerradas: en cada barrio, no debe de haber más que una o dos abiertas». En estos días de tensión en Egipto, multitud de comercios han sido saqueados, lo que ha llevado a sus dueños a echar la persiana. «Ahora mismo no hay nada, no se puede encontrar muchos alimentos básicos», cuenta.


Y, para empeorar la situación, los precios de los productos más esenciales, como la leche o el pan, se han disparado con la crisis.


Shima pone un ejemplo: «Antes, podías conseguir diez barras de pan por dos libras (25 céntimos de euro). Ahora, cuestan cinco libras (62 céntimos de euros), más del doble. Hay que recordar que, por ejemplo, un médico en Egipto cobra 72 euros al mes.


Sobre el futuro, es optimista: «Yo creo que las cosas mejorarán, pase lo que pase», afirma sin dudarlo. Y, al igual que el colectivo opositor en general, lamenta que su país haya llegado a esto: «No tenía que haber pasado, Egipto es un país muy rico. Pero ¿adónde va por ejemplo todo el dinero del canal de Suez?», se pregunta Shima. «Algún día tenía que cambiar».