"ES EL FIN DEL NUEVO LABORISMO"

Brown dilapida la herencia de Blair

Los 'tories' arrasan en el tradicional feudo laborista de Crewe y dejan al primer ministro contra las cuerdas.

David Cameron, líder del Partido Conservador británico, anunció  "el fin del nuevo laborismo" tras obtener una rotunda victoria en una elección en la circunscripción electoral de Crewe y Nantwich provocada por el fallecimiento de la diputada laborista que la representaba en el Parlamento. Es la primera vez en treinta años que los 'tories' arrebatan a los laboristas un escaño en este tipo de elecciones durante el mandato de un Gobierno y lo lograron con una mayoría cercana a los 8.000 votos, cuando las generales de 2005 las perdieron por otros tantos.

Cameron partió inmediatamente hacia Escocia, donde su partido ha sufrido una serie de debacles en las elecciones al Parlamento de Westminster desde 1997 y afirmó que sus conservadores "pueden ganar en todas partes de Reino Unido" y "llevar a la realidad los ideales progresistas".

 

La elección del candidato Edward Timpson en una circunscripción del noroeste de Inglaterra, que los laboristas ganaban desde 1945, llegó tras una campaña ácida, en la que el partido de la izquierda británica fue criticado por retratar al rival conservador como un señorito o por explotar el resentimiento hacia la inmigración.


La victoria en Crewe y Natwich llega veinte días después de que los 'tories' lograsen una amplia mayoría de los votos en las municipales y ganasen la alcaldía de Londres, y cuando los sondeos registran regularmente ventajas superiores al 15% de la intención de voto con respecto a sus rivales.


Esta última derrota laborista avaló las primeras voces que llaman al relevo del primer ministro, Gordon Brown. El diputado Graham Stringer pidió a los miembros del Gabinete que ejerzan "su responsabilidad, digan que vamos en la mala dirección y uno de ellos declare su intención de presentarse contra el señor Brown". El jefe del Gobierno achacó la derrota a las mismas causas que mencionó tras los malos resultados en las elecciones municipales: la inflación de precios en alimentos y gasolina, y la incertidumbre económica. Y rechazó hablar sobre su liderazgo, prometiendo guiar a la economía en la salida de la crisis económica.


Razones de la derrota

 

Cuando Harriet Harman, vicelíder laborista, fue preguntada por la razones de la derrota, ofreció las mismas que el primer ministro. Cuando le preguntaron qué podía hacer el Gobierno sobre los precios de la gasolina, habló de fomentar la exploración para incrementar la oferta y del fomento de tecnologías alternativas. Las referencias de Harman a planes de tan largo plazo ilustran un problema de los laboristas. Como ministro de Hacienda, Brown se presentó como el urdidor de la onda expansiva de la economía pero la atmósfera de crisis le muestra como un primer ministro sin recursos y encerrado en un discurso irrelevante y repetitivo.


Tras la derrota en las elecciones municipales, Brown reparó el malestar causado por el aumento de impuestos a las rentas más bajas incrementando el déficit fiscal -traicionó así públicamente su proclamada sobriedad técnica en la gestión de al economía- y presentó un programa legislativo para el año que viene sin novedades llamativas.


El próximo mes se cumplirá un año desde que Tony Blair dejó el Gobierno. Brown, eterno y amargado aspirante a reemplazarle, vio cumplido su sueño. Aunque quienes le conocen íntimamente le retratan con frecuencia como un personaje tortuoso, existía incertidumbre sobre su evolución como 'premier'. Tras unas primeras semanas rutilantes, Brown aparece efectivamente un líder propenso al ensimismamiento y a la conspiración intramuros. Que ve además cómo bastiones laboristas, como Escocia y Gales, se mueven hacia otras direcciones, y que provoca rechazo en la Inglaterra más cómoda con Blair.


Mientras los problemas se acumulan en la mesa de Brown, a dos años de la fecha máxima de las elecciones, Cameron dijo que el país ya sabe que "Brown no las pilla". Reino Unido parece encaminarse a un período de malestar económico y de larga agonía de un Gobierno débil.