EL NUEVO IRAQ

Al Sadr disolverá su milicia si cuenta con la aprobación de los líderes religiosos de Iraq

El clérigo radical Muqtada al Sadr deja el desmantelamiento de su grupo armado en manos de los líderes religiosos chiíes mientras siguen los combates aislados en Iraq.

El clérigo radical chií Muqtada al Sadr podría desmantelar su milicia, el Ejército del Mahdi, si los líderes supremos chiíes así se lo ordenaran, según anunció un asesor del religioso horas después de que el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtiera de que el movimiento político de Al Sadr no tendrá autorización para participar en el proceso político y en las elecciones en caso de que no se disuelva el movimiento miliciano. Mientras, los enfrentamientos en el sur continúan y anoche en Basora fallecieron ocho policías por la explosión de una bomba.


El día amaneció hoy en el anuncio de Al Maliki: "Se ha tomado la decisión de que no seguirán teniendo derecho a participar en el proceso político o a participar en las próximas elecciones si no ponen fin al Ejército del Mahdi", declaró en una entrevista concedida a la CNN y emitida por la página de Internet de esta cadena norteamericana.


Estas declaraciones suceden tras la ofensiva lanzada por las fuerzas gubernamentales contra los enclaves de Al Sadr en Bagdad, en el barrio de Ciudad Sadr, y en Basora, en el sur. Los partidarios de Al Sadr tienen previsto participar el próximo mes de octubre, por primera vez, en las elecciones provinciales a fin de hacerse con el control político de la mitad sur del país.


Las primeras reacciones no se hicieron esperar y un portavoz del movimiento de Al Sadr, Salá al Ubaidi, afirmó que el Gobierno no tiene autoridad para desmantelar las milicias chiíes. "Nadie puede intervenir en el Ejército del Mahdi, sólo los que lo han creado y los líderes religiosos", aseguró.


Pero Irán manifestó hoy su apoyo al primer ministro iraquí por la ofensiva lanzada contra las milicias porque, según declaró en rueda de prensa el portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Mohamad Ali Hoseini, las acciones del Gobierno de Bagdad van dirigidas contra los "grupos armados ilegales" y van en beneficio de Irak y de sus países vecinos.


A su juicio, hay diferencias entre los que "han perpetrado crímenes y los grupos y facciones que participan de forma activa en el proceso político de Irak", aunque no especificó a qué grupos se refería.


Consejo de líderes religiosos


Horas después, uno de los asesores de Al Sadr, Hasan Zargani, anunció que el clérigo ha dicho a sus representantes tanto en la ciudad santa de Nayaf, en Irak, como en la localidad de Qom, en Irán, que pidan consejo a los líderes religiosos chiíes acerca de disolver o no la milicia.


"Si ordenan que el Ejército del Mahdi se disuelva, Muqtada al Sadr y el movimiento Sadr obedecerán las órdenes de los líderes religiosos", indicó Zargani en declaraciones desde Irán.


Además, señaló que el clérigo chií ha ordenado a sus representantes en las oficinas en Nayaf y Qom que conformen una delegación para visitar a Al Sistani en la primera ciudad y a otros líderes religiosos en la segunda para "discutir la disolución del Ejército del Mahdi".


Es la primera vez que Al Sadr abre la posibilidad de disolver su milicia, que organizó en 2003, tras la invasión estadounidense de Irak. Los milicianos se enfrentaron en dos ocasiones a las fuerzas estadounidenses en 2004, pese lo cual ayudaron a Al Maliki a acceder al poder tras las elecciones de 2005. Sin embargo, Al Sadr y Al Maliki rompieron sus relaciones políticas el año pasado, sobre todo debido a la negativa del Gobierno a establecer un calendario para la retirada de las fuerzas norteamericanas.


La proposición de Al Sadr pone el destino del Ejército del Mahdi en el gran ayatolá Sistani, de 77 años, clérigo reverenciado por todas las facciones chiíes de Iraq que nunca sale de su casa de Nayaf y cuyos decretos son los que dictan la ley islámica para esta confesión musulmana, aunque rara vez ha intervenido en política. No obstante, las veces que lo ha hecho su participación ha sido decisiva.


Los portavoces del Gobierno iraquí, Ali al Dabbagh, y de Al Sistani, Hamed al Khafaf, declinaron hacer comentarios acerca de la posibilidad que ha dejado abierta Al Sadr, que se convierte en el último paso dirigido hacia una reconciliación de las facciones chiíes en Irak desde que la semana pasada ordenara el abandono de la lucha armada en el sur del país y en Bagdad tras una semana de enfrentamientos entre sus milicianos y el Ejército.


Combates aislados


A pesar de todo, todavía hay combates aislados tanto en Basora, principal ciudad del sur de Iraq y centro petrolero del país, como en el barrio bagdadí de mayoría chií de Ciudad Sadr. Este lunes, ocho personas murieron como consecuencia de una explosión que destruyó una vivienda, según la Policía.


Los vecinos de la localidad creen que la explosión pudo ser causada por un ataque aéreo estadounidense, pero las fuerzas británicas, que junto a las norteamericanas asumen la actividad militar en la zona, han negado este extremo y han asegurado que se desconocen los motivos.


Por otro lado, el Ministerio iraquí de Defensa informó de que el Ejército ha abatido a cinco milicianos y arrestado a otros 58 en las últimas horas en diferentes zonas del país.


Mientras, en los principales barrios chiíes de Bagdad la situación no ha vuelto a la normalidad a pesar de la retirada de los milicianos. En este sentido, los médicos y el personal sanitario de estos distritos son incapaces todavía de trabajar con normalidad y los heridos siguen llegando por el lanzamiento casi continuo de cohetes y morteros.


Tanto el barrio de Ciudad Sadr, en el este, como el de Shula, en el noroeste, sus habitantes aseguran que no han cesado los combates entre los milicianos del Ejército del Mahdi y las fuerzas iraquíes y estadounidenses.


Varias explosiones sacudieron varias zonas de Bagdad que causaron heridas a un total de 18 personas, incluidos cinco policías, según informaron las autoridades.


Dentro de dos días está prevista la manifestación convocada por Al Sadr en Bagdad en la que el clérigo pretende reunir a millones de personas contra la "ocupación" estadounidense el próximo 9 de abril, quinto aniversario de la caída del régimen de Sadam Husein. El Gobierno iraquí ya anunció que no impedirá la protesta si es pacífica.


"El momento ha llegado para expresar nuestro rechazo y elevar nuestras voces contra el injusto ocupante y el enemigo de las naciones y la humanidad, y contra las horribles masacres cometidas por el ocupante contra nuestra honorable gente", señaló Al Sadr la semana pasada en un comunicado emitido por su oficina en la ciudad santa de Nayaf.