ELECCIONES

Afganistán prepara la segunda vuelta de las presidenciales bajo sospechas de pucherazo

Más de la mitad de los supervisores que participaron en la primera vuelta no renovará en esta, que se celebrará el 7 de noviembre, porque se les considera "cómplices de fraude".

Las autoridades electorales de Afganistán preparan ya "a pleno rendimiento" la segunda vuelta de los comicios presidenciales, el próximo 7 de noviembre, con el objetivo de evitar un nuevo fraude y el temor a que el tiempo sea insuficiente dadas las dificultades logísticas.


"Hay una pequeña ventana de oportunidad para las elecciones. Vamos a aprovecharla al máximo. Estamos a pleno rendimiento y mañana empezará el envío de material a los colegios", dijo el portavoz de la misión de la ONU en Kabul (UNAMA), Aleem Seddiqui.


El anuncio de la segunda vuelta lo hizo ayer el presidente afgano, Hamid Karzai, después de que la Comisión de Quejas Electorales exigiera la anulación de cientos de miles de votos fraudulentos de la primera vuelta, celebrada el 20 de agosto.


El primer recuento daba a Karzai la mayoría absoluta -un 54,6 por ciento de los votos- necesaria para evitar la segunda vuelta, pero la anulación de las papeletas fraudulentas rebajó el porcentaje al 49,67.


Con ello, la Comisión Electoral dio la razón a quien será el rival de Karzai en la segunda vuelta, el ex ministro de Exteriores Abdulá Abdulá, quien denunció desde el principio un "fraude masivo" y hoy insistió en la conveniencia de celebrar la segunda ronda.


Según el candidato opositor, tras el fraude registrado en la convocatoria de agosto, la nueva vuelta debe superar el doble desafío de la "transparencia" y de la "seguridad de los votantes".


En una rueda de prensa en su residencia de Kabul, Abdulá dijo que anoche telefoneó a Karzai para agradecer su aceptación de los resultados y negó estar sufriendo presiones de la comunidad internacional de ningún tipo o que aún haya espacio para un compromiso que evite la ronda electoral.


"Nuestro deseo es que las elecciones tengan lugar a tiempo, y no creo que el tiempo invernal pueda detenerlas (...) La solución para el país no pasa por un Gobierno de coalición", aseveró Abdulá.


No obstante, él mismo declaró anoche al canal BBC que los dos rivales tendrían que hablar para hallar alternativas si la segunda vuelta fuera imposible por "razones prácticas".


Es de esperar que esta vez, como el 20 de agosto, los talibanes recurrirán a una campaña de violencia e intimidación para boicotear el proceso electoral, que se desarrolla casi al límite del periodo invernal en el que buena parte del país queda inaccesible.


La presión diplomática en Kabul ha sido muy intensa en las últimas semanas con vistas a salvar la cara del proceso y ahora los responsables electorales se centran en superar los obstáculos impuestos por la premura y garantizar la limpieza del proceso.


Por el momento, la UNAMA ha anunciado que más de la mitad de los supervisores afganos de distrito electoral no renovarán su cargo para esta segunda vuelta.


"Hasta 200 supervisores (de un total de 380) no serán renovados en sus puestos. En la mayoría de los casos, la razón está en que o no se ajustaron a los procedimientos requeridos o fueron directamente cómplices de fraude" en la primera vuelta, explicó Seddiqui.


La UNAMA ha calculado en unos 20 millones de dólares -que "probablemente aumentarán"- el gasto en el nuevo proceso, a cargo de la Comisión Electoral con la asistencia de la misión de la ONU y el apoyo de las tropas extranjeras desplegadas en el país.


Además, la Comisión ha decidido reducir a 16.000 los colegios electorales para la segunda vuelta, unos 10.000 menos que hace dos meses, de acuerdo con el portavoz de la UNAMA.


"Esos colegios no abrirán porque o no podemos garantizar la seguridad o la participación fue muy baja en la primera ronda, o se registró en ellos un alto número de quejas. La logística debería ser más fácil", explicó.


En Afganistán, la complicada orografía y las malas comunicaciones obligaron a las autoridades a recurrir a burros para llevar las urnas a las zonas más inhóspitas en agosto.


Pese al esfuerzo desarrollado, que también incluyó un refuerzo de las tropas extranjeras destacadas en el país, la participación oficial fue de sólo el 38,7 por ciento.