Occidente redobla los esfuerzos diplomáticos para evitar un ataque de Irán contra Israel

La comunidad internacional reclama "contención" a la república islámica, que asegura que no busca "una escalada de hostilidad".

Los servicios de emergencia trabajan en un edificio destruido por un ataque aéreo en Damasco, Siria
El consulado iraní destruido tras el ataque israelí en Damasco. 
Associated Press/LaPresse

Israel lleva días con la respiración contenida por las posibles represalias de Irán tras el ataque que arrasó su embajada en Damasco, donde murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria y varios civiles, y que apunta al ejército hebreo como responsable. Un tiempo, casi dos semanas, en que ambos países han protagonizado una escalada verbal que Occidente sigue con preocupación y, sobre todo, con el temor de que pase de las palabras a los hechos en cualquier momento y desate una crisis de consecuencias difíciles de prever en Oriente Medio. La respuesta del régimen de los ayatolás, según la información que maneja la Inteligencia estadounidense y que publicaba este viernes The Wall Street Journal, podría ser cuestión de horas y "posiblemente en suelo israelí", el peor de los escenarios a la hora de frenar un nuevo estallido de violencia en la región.

La aparente inminencia de la venganza que el propio Alí Jamenéi prometió tras el bombardeo del consulado en la capital siria ha multiplicado en las últimas horas los movimientos en la comunidad internacional. Al viaje adelantado del general Michael Kurilla, jefe del comando central de EE UU, a Israel para planificar la respuesta a un hipotético ataque se suman los contactos diplomáticos con Teherán para evitar lo que muchos consideran inevitable. Los responsables de Exteriores de Reino Unido, Australia o Alemania no ocultaron su "preocupación" tras esas llamadas. "Irán no busca una escalada de hostilidad, pero el retorno de una seguridad sostenible a la región está ligado al control de los belicistas y trastornados dirigentes del régimen sionista", contestó su homólogo persa, Hosein Amirabdolahian, quien se aferra a dos argumentos para "castigar" a Israel. El primero, la "legítima defensa". El segundo, la falta de una respuesta internacional al incidente en Damasco.

El mayor miedo de Teherán, sin embargo, es que una acción de represalia sobre territorio israelí se le vuelva en contra con un ataque masivo del ejército hebreo, por ejemplo, a su infraestructura energética. Eso es lo que, según The Wall Street Journal, estaría retrasando la respuesta de la república islámica, que no quiere tomar una decisión precipitada ni, sobre todo, contraproducente para sus intereses. "Irán no debe arrastrar a Oriente Medio a un conflicto mayor", advirtió el ministro de Exteriores británico, David Cameron. EE UU, que insiste en su apoyo "férreo" a Tel Aviv, ha comenzado a buscar aliados en otros países, como China, Turquía o Arabia Saudí, para impedir precisamente esa escalada. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, les pidió que presionen al régimen persa para evitar más violencia en una región donde se suceden los conflictos. "Nuestros enemigos piensan que pueden separar a Israel y Estados Unidos, pero es todo lo contrario. Nos están uniendo y fortalecen nuestros lazos. Estamos hombro con hombro", aseguró el titular hebreo de Defensa, Yoav Gallant, tras reunirse con Kurilla.

Población "aterrorizada"

Los mensajes de Israel ante un hipotético ataque iraní tampoco son alentadores. Daniel Hagari, portavoz de las fuerzas armadas hebreas, afirmó que el país "está en alerta y preparado para varios escenarios" y que el ejército "sabrá cómo actuar allí donde sea necesario". Este viernes mismo se reunía el gabinete de guerra liderado por Benjamín Netanyahu ante un escenario cada vez más delicado. En la frontera israelí con Gaza, en ciudades como Ashkelon, la población vive aterrorizada" por la amenaza de Teherán. Korin Peretz, uno de sus vecinos, relataba esta semana a CNN su calvario: "No puedo dormir por la noche, siempre preocupándome por esta situación. Nuestra vida aquí no es segura en este momento, pero no hay otro lugar".

No sería la primera vez que Irán sacia su sed de venganza. En 2020, la muerte de uno de sus generales, Qasem Soleimani, en un bombardeo de EE UU en Irak derivó en un ataque contra bases norteamericanas en suelo iraquí. Ahora, según la cadena pública Kan, los ayuntamientos israelíes han recibido el aviso oficial para que comiencen a prepararse, por ejemplo, con la puesta a punto de los refugios a los que podrían acudir sus residentes en caso de que la república islámica cumpla su amenaza. Y el ejército tiene ya movilizados a los reservistas y los permisos de vacaciones de sus soldados cancelados.

El temor a una acción inminente -que no se descarta sea protagonizada por grupos afines al régimen de los ayatolás, como Hezbolá- no para de crecer y también desde el exterior se ha empezado a tomar medidas. Francia, como hizo antes Rusia, ha aconsejado a su población no desplazarse a Israel, Irán, Líbano y los territorios palestinos y ha evacuado, además, a los familiares de los empleados de su embajada en Teherán, mientras que Estados Unidos ha limitado los viajes de su personal diplomático en suelo israelí a las ciudades de Tel Aviv, Jerusalén y Beersheba.

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