Ucrania predice un "baño de sangre" si no consigue misiles para su escudo aéreo

Un ataque con 80 drones y cohetes rusos mata al menos a nueve civiles y alimenta la "campaña de terror energético" al causar graves daños en las centrales térmicas.

El presidente de Ucrania, Vlodimir Zelenski, en la comparecencia de prensa durante 'Three Seas Summit' en Lituania.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la comparecencia de prensa durante 'Three Seas Summit' en Lituania.
TOMS KALNINS

Rusia avanza en su propósito de reducir a escombros la red energética ucraniana mientras los ciudadanos de la exrepública soviética se enfrentan a un "baño de sangre". El presidente Volodímir Zelenski hizo este jueves este relato catastrófico apenas unas horas después de que 42 proyectiles y 40 drones volasen sobre Ucrania, mataran a nueve personas y causaran una docena de heridos, la mayoría en Mikoláyiv. El mandatario advirtió que su país perderá la guerra si no recibe de forma urgente baterías antiaéreas para protegerse de los misiles rusos.

Al contrario de lo que sucedía apenas hace dos meses, las fuerzas de defensa han perdido su notable capacidad para detener los cohetes enemigos. El rechazo ha sido efectivo en tanto había en los arsenales suficiente munición antiaérea occidental y, sobre todo, estadounidense. El misil Patriot es el más valioso del que dispone Kiev para frenar todo tipo de ataques y EE UU ha sido el principal proveedor hasta que el Congreso ha paralizado los suministros.

Un periodista del Bild alemán confirmo este jueves que al ejército ya no le quedan reservas de este proyectil ni del Iris-T, un modelo fabricado en Europa que utilizan la Luftwaffe y la Fuerza Aérea Sueca. Han disparado la mayoría y al resto lo han destruido los invasores en sus bombardeos a los centros logísticos.

El ejemplo de esta situación lo resume muy bien el último ataque. Los ucranianos detuvieron 37 drones de combate, cuyo vuelo es lineal pero no pudieron hacer lo mismo con los proyectiles balísticos, mucho más rápidos y complicados de seguir y a los que solo es posible confrontar con éxito con abundantes antiaéreos. El Kremlin suele disparar munición básica alternada con misiles balísticos y supersónicos, lo que complica su derribo.

Nataliya Humenyuk, portavoz de las Fuerzas de Defensa del Sur, declaró que la oleada de bombardeos recayó sobre "todo aquello que alimenta a Ucrania". Los cohetes afectaron "de nuevo a infraestructuras esenciales" en Kiev, Odessa, Zaporiyia y Leópolis, explicó el ministro de Energía, Guerman Galushchenko, convencido de que Moscú quiere diezmar la capacidad de producción eléctrica ucraniana para paralizar el país, una antigua táctica del general ruso Serguéi 'Armaggedon' Surovikin. Lo que el ejército denomina una "campaña de terror energético".

"Aprovechan el hecho de que prácticamente toda Ucrania no está protegida de misiles al tener problemas de interceptación. Y esto es a lo que apostarán en un futuro próximo: gradualmente, paso a paso, hundiendo una zona tras otra, si no en un apagón, al menos en un estado de crisis energética", auguró Oleksandr Kovalenski en el digital kievita Obozrevatel. De hecho, el ministro Galushchenko confirma que Rusia ha provocado graves daños en el 80% de las centrales térmicas.

Kuleba se enfada

Kiev reclama munición para alimentar las baterías Patriot y restaurar su escudo aéreo. Son sistemas de respuesta tremendamente efectivos. Pueden volar a distancias entre 70 y 130 kilómetros y derribar los aparatos enemigos antes de que se aproximen demasiado. Pero su reposición parece complicada. Estados Unidos ha aprobado esta semana la posibilidad de hacer un apaño con el envío de un puñado de Hawk Phase II. El tipo de misil letal para los aviones enemigos que vuelan a media y baja altura sobre las ciudades, como ha hecho la fuerza aérea rusa en los últimos días.

La sensación de abandono tras el descenso de envíos de armas ha encolerizado al ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba. "La diplomacia agradable y silenciosa no funcionó", ha asegurado en una entrevista. El Gobierno dice haber localizado un centenar de sistemas Patriot en Europa, algunos de su entorno directo, que protegen puertos o aeropuertos, mientras su ejército solo necesitaría entre 7 y 26 para crear un nuevo escudo aéreo. A Kuleba le "cuesta entender", como reprochó en la reciente cumbre del 75 aniversario de la OTAN, que a la "alianza militar más poderosa del mundo" le cueste "encontrar siete baterías" para entregárselas a su país.

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