Ucrania acusa a tropas rusas de haber ejecutado a dos prisioneros de guerra

La denuncia viene acompañada de un vídeo en el que, según el Ejército de Tierra ucraniano, un soldado ruso dispara a dos militares ucranianos en una trinchera.

Imagen de una edificio destruido en la ciudad rusa de Adviivka, esta semana.
Imagen de una edificio destruido en la ciudad rusa de Adviivka, esta semana.
RFE/RL/SERHII NUZHNENKO

Las Fuerzas Armadas de Ucrania acusaron hoy a las tropas rusas de haber ejecutado este domingo a dos prisioneros de guerra, lo que constituiría un crimen de guerra bajo el Convenio de Ginebra.

"Esta mañana, en la zona de responsabilidad de la unidad de defensa aérea de Jortitsia, los rusos demostraron una vez más su actitud hacia el derecho internacional humanitario al fusilar a dos prisioneros de guerra ucranianos", informó el Ejército ucraniano en su canal de Telegram.

La denuncia viene acompañada de un vídeo en el que, según el Ejército de Tierra ucraniano, un soldado ruso dispara a dos militares ucranianos en una trinchera.

Según dijo al diario Ukrainska Pravda el portavoz de la unidad Jortitsia, Iliá Yevlash, la ejecución se produjo cerca de la localidad de Vesele, al noroeste de la ciudad de Donetsk, controlada desde 2014 por las tropas rusas. 

Clérigo asesinado

Por otra parte, la Iglesia Ortodoxa de Ucrania ha denunciado la muerte de un sacerdote en la parte ocupada por Rusia en la región sureña de Jersón, después de que un testigo afirma que fue secuestrado y torturado por su negativa a cambiar su lealtad al patriarcado de Moscú.

El clérigo, Stepan Podolchak, de 59 años, fue sacado de su casa a un lugar desconocido por soldados rusos el 13 de febrero, descalzo y con un saco en la cabeza, informaron las autoridades legítimas de la aldea ucraniana de Kalanchak. El 15 de febrero llamaron a su esposa para pedirle que identificara el cuerpo.

La muerte del sacerdote es consecuencia directa de las presiones a las que fue sometido Podolchak como muchos otros religiosos en los territorios ocupados para que entregaran el control de las iglesias locales a la Iglesia Ortodoxa Rusa, seguró Nicodemus, obispo de Jersón y Tavria de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania. "Si no se hubiera negado a obedecer, todavía estaría vivo", asegura Nicodemus.

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