Ecuador se militariza para emprender una guerra contra la dictadura del narcotráfico

"Se acabaron los momentos de Gobiernos tibios. Vamos a proteger a los ciudadanos", dice el presidente Noboa.

AME8394. GUAYAQUIL (ECUADOR), 10/01/2024.- Un policía custodia hoy a los detenidos de un grupo armado por la toma temporal de un canal de televisión ayer, en Guayaquil (Ecuador). La Policía ecuatoriana confirmó que se detuvieron a trece hombres a los que se les incautaron armas, granadas y material explosivo, luego de que un comando fuertemente armado ocupara durante unas horas un canal de televisión en Guayaquil. Ecuador está en estado de excepción por sesenta días, que incluye un toque de queda durante la noche y madrugada, debido a una serie de incidentes en cárceles, que se desataron el lunes, y la "presunta evasión" de uno de los delincuentes más peligrosos del país. EFE/ Carlos Durán Araújo
La policía custodia a los detenidos por la toma de la televisión pública de Guayaquil. 
Carlos Duran Araujo

"Las calles están vacías. La gente ha preferido quedarse en sus casas. El sector público funciona en modalidad de teletrabajo. Las clases son virtuales porque hay amenazas de ataque a instituciones públicas y educativas. Muy pocos vehículos circulan. Los centros históricos están plagados de policías. Hay transporte público, pero la presencia militar y policial es más que notoria. Hay luz verde para neutralizar a los criminales y terroristas. También hay miedo. Mucho miedo".

Es el Ecuador de hoy en día que relata Vero, una ciudadana que trabaja en una empresa privada en Quito y quiere mantener el anonimato cuando habla con este periódico. La incertidumbre y la zozobra prevalecen en ella y en millones de ecuatorianos. Al cierre de esta edición, tanto los bancos privados como algunos centros comerciales habían vuelto a sus horarios regulares, pero también se había registrado una explosión en un puente peatonal al norte de Quito. La 'narcoguerra' impregna todo el país y no parece que haya posibilidad de una próxima tregua.

Ninguna persona sensata podría escapar al temor que surge cuando estás viendo la televisión y unos encapuchados, armados con pistolas y granadas, interrumpen la emisión de un programa desde los estudios en Guayaquil de la televisión estatal. "Quieren matarnos, ayúdennos por favor", escribieron algunos periodistas en desesperados mensajes. Parecida sensación de vulnerabilidad transmitieron las imágenes de un posible secuestro de estudiantes en la Universidad Nacional que pudieron ser vistas este miércoles.

Ecuador nunca había experimentado una situación de violencia tan fuerte. El nuevo presidente, Daniel Noboa, declaró el estado de 'conflicto armado' y el estado de excepción durante los próximos sesenta días y ordenó militarizar las principales ciudades en un intento de garantizar la seguridad ciudadana, al tiempo que señalaba a una veintena de grupos vandálicos de "organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes".

En sus primeras declaraciones al día siguiente de estallar la ola de violencia, Noboa hizo referencia a los presos que mantienen secuestrados a agentes penitenciarios en unas cárceles desde donde parece dirigirse la estrategia del caos que ha desafiado al Estado. "Estamos haciendo lo posible y lo imposible para traerlos a todos los agentes sanos y salvos, pero no podemos parar la guerra por eso, porque el Estado está en guerra en todas las provincias", manifestó en Radio Canela TV de Quito.

"Esto no lo podemos combatir de un solo lado, y no es solo bala, es también la función judicial. Nosotros consideramos a los jueces y fiscales que apoyen a líderes identificados de estos grupos terroristas también como parte del grupo terrorista", añadió.

El presidente más joven que ha tenido Ecuador quiso tranquilizar a la ciudadanía al manifestar que, aunque se vive un momento durísimo, su gabinete está firme. "Se acabaron los momentos de Gobiernos tibios. Vamos a proteger a los ecuatorianos", dijo Noboa a un país inmerso en un conflicto armado en el que se lucha con las bandas del narcotráfico para recuperar por la paz nacional. "Estamos luchando contra los grupos terroristas , contra las más de 20.000 personas que lo conforman", indicó.

En muchas de las carreteras de las veinte provincias ecuatorianas pueden observarse unidades de las Fuerzas Armadas en sus vehículos blindados. La sensación de que Ecuador está en un proceso de guerra civil es manifiesta. "Todo grupo terrorista se ha convertido en un objetivo militar", declaró en la noche del martes el comandante Jaime Vela, jefe del Ejército.

El recién estrenado Ejecutivo de Noboa, que está limitado a un año y medio de mandato, ha recibido apoyos de la comunidad internacional, y una dura crítica por parte del expresidente Rafael Correa, hoy asilado político en Bruselas tras ser condenado por cohecho. Al mismo tiempo que acusaba a la mala administración del país en los últimos años, advertía de que "el narcotráfico está infiltrado en el Estado".

Sin capacidad

Correa acusó al actual gabinete de Noboa de no estar capacitado para salvar a Ecuador de los problemas a los que se enfrenta. El mandatario que ha durado más años en el cargo (2007-2017) destacó que en sus tiempos dirigió al segundo país más pacífico de América, pero tampoco él escapa de las acusaciones de haber sido amigo de muchos narcos. Correa ha pedido a Noboa que reemplace con personal civil o policías retirados a miembros de la seguridad del Estado.

Todo en Ecuador es muy similar a la violencia vivida en Colombia en los años 80 y 90, y en la que la mayor culpabilidad también fue adjudicada al narcotráfico. El país andino experimenta el más importante aumento de la violencia en América Latina. La explosión alcanzó su momento más álgido cuando se supo que Adolfo Macías 'Fito', el jefe de Los Choneros, el grupo más peligroso del país, había escapado de la prisión regional de Guayaquil. La espiral de descontrol llegó horas más tarde para dibujar un martes caótico, para el olvido, que dejó diez muertos y más de setenta detenidos, el secuestro de siete policías y un vídeo que recoge la ejecución de uno de ellos. Y, sobre todo, mucho miedo.

La fuga de Fito, condenado a 34 años de prisión desde 2011 por crimen organizado, narcotráfico y homicidio, no fue la única que se produjo el martes. También escapó el jefe de 'Los Lobos', Fabricio Colón Pico, considerado el supuesto organizador de un plan para asesinar a la fiscal general del Estado, Diana Salazar, y de participar en el crimen del excandidato a la presidencia, Fernando Villavicencio.

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