Rusia mata a decenas de ucranianos en uno de los bombardeos más atroces de toda la guerra

Estupor internacional por el gran despliegue de bombarderos, drones y misiles para atacar la exrepública de extremo a extremo

Bombardeo de Rusia a Ucrania
Bombardeo de Rusia a Ucrania
EFE

Rusia quiere acabar el año con fuegos. Fuegos reales que matan a ucranianos. Al menos 31 de ellos fallecieron y 160 resultaron heridos este viernes en uno de los peores bombardeos ordenados por Moscú contra la exrepública soviética. Sobrecogedor. El ataque alcanzó a todo el país, incluso a las ciudades del norte que habían recuperado cierta normalidad en sus vidas. Desconcertó a Kiev y a sus aliados por el alarde armamentístico ruso, que en apenas cuatro horas disparó misiles por un valor de 1.273 millones de dólares. La ONU y la UE fueron de los primeros en expresar su condena.

La lluvia de cohetes y drones kamikaze comenzó a las tres de la madrugada. Las primeras explosiones sonaron en la región de Járkov, pero rápidamente se extendieron a otras como Kiev, Kharkiv, Leópolis, Zaporiyia, Dnipro, Cherkasy y Odesa. "Nunca habíamos visto tantos 'rojos' (objetivos) en nuestros monitores", declaró el portavoz de la fuerza aérea Yuriy Ihnat, quien mostró su sorpresa por un despliegue que incluyó los hipersónicos y letales Kinzhal. "El enemigo ha asestado un golpe masivo con diversos medios de ataque aéreo. De hecho, todo volaba en dirección a nuestro país", enfatizó.

El ataque se prologó hasta más allá de las 7.00 con tal intensidad que miles de civiles pudieron observar los misiles cruzando el cielo en dirección a Kiev. Los artefactos, y los restos de aquellos que fueron interceptados, cayeron sobre decenas de edificios residenciales, fábricas, centros militares, nudos de comunicación e infraestructuras críticas, como las eléctricas. Cuatro regiones quedaron a oscuras. El Estado Mayor cree que los objetivos prioritarios eran los militares y la red de suministro energético con el fin de convertir el invierno en un arma más contra los civiles.

Miles de bomberos, policías y miembros de los servicios de emergencia lucharon sin descanso entre los incendios y los escombros. A las 19.30, el Ministerio del Interior informó de que 53 supervivientes habían sido rescatados de debajo de las ruinas, pero no descartaba que la lista de fallecidos aumentase. Entre las víctimas mortales en Leópolis figura el exbaloncestista Viktor Kobzisty, quien jugó para la selección nacional en los campeonatos de Europa de 2001 y 2005.

El bombardeo no respetó nada ni a nadie. En Dnipro fueron atacados una maternidad y un centro comercial mientras en Odesa un impacto contra una escuela mató a una persona y provocó heridas al menos a otras siete. Una estación de metro donde se refugiaban centenares de vecinos fue golpeada por un proyectil en Kiev. "El ataque más masivo desde el aire. Nos vengaremos", prometió el jefe de la fuerza aérea, el teniente general Mykola Oleschuk. Incluso un proyectil penetró en territorio polaco y cruzó su espacio aéreo durante tres minutos.

Moscú orquestó una operación combinada y la puso en marcha a las 3.00 movilizando a sus bombarderos estratégicos TU-95MS y TU-22M3. Previamente envió un enjambre de 36 drones kamikaze al oeste de Ucrania que obligó a activar la defensa antiaérea y concentrar la atención en su destrucción. El grueso de la ofensiva vino a continuación.

Zaporiyia /Járkov / Leópolis / Odesa (Ucrania), 29 dic (EFE/EPA).- Rusia atacó hoy a Ucrania con casi 160 misiles y drones, en la oleada más masiva de ataques desde el inicio de la invasión rusa, en febrero de 2022, según la fuerza aérea ucraniana y que dejó al menos 22 civiles muertos y 130 heridos así como numerosos daños materiales en todo el país.Imagen: Kateryna Klochko / Yakiv Liashenko/ Mykola Tys / Igor TkachenkoEdición y locución: Dhamu Sherpa Subirana
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Cinco bombarderos rusos sobrevolaron la región de Kursk pasadas las cinco de la madrugada en dirección al norte y el centro del país mientras otros 18 "entraron en la linea de lanzamiento" ucraniano -el punto donde ya pueden apretar el gatillo- una hora más tarde para sorpresa de los operadores de radar que vigilan el espacio aéreo. La flota disparó 98 misiles de crucero que dibujaron un rosario de fuego sobre la geografía de Ucrania.

La siguiente oleada se cebó con Járkov, el óblast que el Kremlin gusta de torturar desde hace más de un año con bombardeos tan sistemáticos como la gota malaya. La artillería emplazada en Crimea, Kursk y Belgorod hizo que catorce misiles balísticos convergieran sobre la otrora segunda mayor ciudad del país y su entorno causando varios muertos y "daños muy cuantiosos" en edificios y fábricas. La operación de castigo terminó poco después. Moscú ordenó el despegue de cinco cazas MIG-31K y un bombardero desde la región de Astracán que sellaron el infierno con cinco misiles aerobalísticos Kinzhal, la denominada daga rusa.

Desgaste defensivo

El presidente Volodímir Zelenski destacó en una retransmisión de urgencia que el Kremlin utilizó "casi todo tipo de armas de su arsenal" y prometió que "responderemos a los ataques terroristas". Su asesor, Andriy Yermak, volvió a emplazar a Estados Unidos y la Unión Europea a superar el estancamiento actual de los paquetes militares y enviar armas en grandes cantidades. "El mundo debe ver que necesitamos más apoyo y fuerza para detener este terrorismo", dijo. La primera respuesta procedió del Reino Unido, que por la tarde anunció el traslado inmediato de cientos de misiles antiaéreos para reponer los proyectiles gastados.

La violencia suprema del ataque ruso mantiene atónita a Ucrania y a los países aliados. Kiev sopesa que se trate de un acto de venganza por el hundimiento esta misma semana de un navío de la Flota del Mar Negro en Crimea que, al parecer, ha desatado la ira del jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

Otra versión perfectamente creíble alude a que Moscú intenta agotar las reservas antiaéreas de Ucrania en el actual momento de precariedad por el que pasa su ejército. Zelenski ha sufrido la negativa del Senado de Estados Unidos a habilitar nuevas partidas y se enfrenta a la incertidumbre de hasta qué punto sus socios europeos siguen dispuestos a aportar incondicionalmente dinero y armas. Sin el escudo aéreo, la derrota se presume inevitable.

El Estado Mayor aseguró que sus defensas destruyeron este viernes 114 de los 158 proyectiles y drones lanzados por Rusia, lo que implica un gran número de andanadas antiaéreas. El tipo de cohete que más arrojó la aviación rusa, del modelo KH, tiene un enemigo muy eficaz para contrarrestarlo en el Patriot estadounidense, y de este cada vez quedan menos en los almacenes ucranianos.

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