La madre de un rehén israelí fallecido, al soldado que le disparó: "Nadie te juzgará"

Iris Haim, madre de Yotam, uno de los rehenes a los que mató el Ejército israelí al confundirles con miembros de Hamás, exculpa al militar.

Iris Haim conversa con el soldado, al que no se le ve el rostro, del batallón que mató a su hijo.
Iris Haim conversa con el soldado, al que no se le ve el rostro, del batallón que mató a su hijo.
Colpisa

Iris Haim lloró amargamente el 15 de diciembre cuando las Fuerzas de Defensa le comunicaron que su hijo Yotam, de 28 años, secuestrado desde el 7 de octubre pasado por Hamás, había sido abatido a tiros por el propio Ejército israelí. La suya fue la conmoción de todo un país, abrumado por la tremenda tragedia de tres jóvenes sometidos al cautiverio yihadista durante diez semanas y que fallecieron a manos de los suyos cuando finalmente alcanzaban la libertad.

El peso del drama solo ha empezado a aliviarse desde el pasado jueves cuando Iris decidió reunirse con un miembro del batallón que mató a su hijo. Las Fuerzas de Defensa no han detallado si se trata de uno de los dos soldados que abrieron fuego por error contra los rehenes o bien un compañero que ha querido encarnar la responsabilidad colectiva de toda la unidad. Representa, en cualquier caso, a un batallón que se ha confesado atenazado por los remordimientos y un profundo sentimiento de culpa que, según afirma, solo después de dicha entrevista «podemos volver a la actividad».

El emotivo encuentro quedó plasmado en una serie de fotografías donde no aparece el rostro del militar. Iris, por su parte, se muestra serena. Previamente había difundido un mensaje donde exoneraba al autor del disparó contra su hijo. «Nadie te juzgará ni se enojará. Ni yo, ni mi marido o mi hija o el hermano de Yotam. Lo que hiciste, por más duro que sea decirlo y triste, aparentemente fue lo correcto en ese momento», apostilla con una entereza inusual.

La investigación militar ha revelado un trágico cúmulo de miedos, desconfianza, errores y mala suerte que acabó con la vida de Yotam y otros dos jóvenes, el estudiante Alon Shamriz y el granjero Samar Talalka, secuestrados por los milicianos el 7 de octubre. Según el informe preliminar, una unidad de reconocimiento israelí se topó en el barrio gazatí de Shejaiya con un comando islamista. Los dos bandos se dispararon durante horas desde sendos edificios en ruinas. Pero sin que la patrulla lo supiera, los terroristas mantenían atrapados en el suyo a los tres jóvenes rehenes. Cuando el Ejército israelí logró al fin abatir a los yihadistas, los secuestrados trataron de escapar y cayeron en el 'fuego amigo'.

A pecho descubierto y con bandera blanca

Yotam, Shamriz y Talalka temían ser confundidos con combatientes palestinos. Por eso tomaron todas las precauciones posibles. Salieron del edificio sin camisa, para que los militares vieran que no portaban bombas ocultas, y una bandera blanca. Pero ya antes habían alertado de su presencia.

Las Fuerzas de Defensa suelen enviar perros adiestrados y equipados con cámaras para revisar túneles, localizar enemigos o detectar trampas explosivas. Durante el enfrentamiento mandaron un can a la casa desde la que disparaban los terroristas. En el dispositivo que llevaba en el arnés quedó grabada la voz de Shamriz pidiendo ayuda en hebreo y a un cautivo gritando su nombre. Pero el perro nunca volvió. Los yihadistas le mataron a tiros y los soldados no pudieron escuchar el audio.

Los exploradores israelíes también descubrieron una sábana colgada en otro edificio a modo de pancarta con la frase 'SOS. Tres rehenes' escrita en hebreo con restos de comida. Pero supusieron que se trataba de un gancho para atraerles hacia una trampa. Cuando los rehenes aparecieron después de entre las ruinas caminando hacia ellos, el miedo se apropió de las tropas y los acribillaron a tiros al confundirles con miembros de Hamás.

El gesto de Iris Haim es demostrativo de los sentimientos encontrados que siente una gran parte de la sociedad israelí: por un lado, culpa al Gobierno de Benjamín Netanyahu por la gestión de la guerra y de los contratiempos en la liberación de los rehenes pero, de otra parte, muestra un respeto escrupuloso por los soldados que combaten a Hamás. «No puedo culpar a los militares», dijo el guitarrista Lidor Kalai durante el funeral de Yotam, compañero suyo en una banda de heavy.

En el vídeo citado, la madre de Yotam también se dirige al asesino de su hijo para tranquilizarse. «Te abrazo aquí desde lejos. Sé que todo lo que pasó no es en absoluto culpa tuya, y de nadie excepto de Hamás». Iris se dirige asimismo al resto del batallón: «Quiero que se cuiden y piensen que están haciendo lo mejor del mundo. Todo el pueblo de Israel y todos nosotros os necesitamos sanos. Tenéis que cuidaros porque solo así podéis cuidar de nosotros». Y concluye emplazando al soldado referido: «No dudes ni un segundo si ves a un terrorista».

Gallant, sin descanso

Iris Haim no es la única familiar de los tres jóvenes abatidos que ha manifestado sus emociones públicamente. Yonatan, el hermano de Alon Shamriz, quien le llamó el día de la masacre para comunicarle que le era imposible huir de su residencia de estudiantes porque «los terroristas ya están dentro», fue entrevistado el jueves en un canal israelí.

Allí denunció que su familia «ya está rota» y exigió la dimisión del Gobierno de Netanyahu. Yonatan recordó las palabras que le dirigió al ministro de Defensa, el ultra Yoav Gallant: «Le dije que lo cazaría, a él y todos los que estaban sentados allí (en referencia al gabinete gubernamental). Que son responsables de lo que pasó. A Gallant le dije que no descansaría, que cuando se durmiera vería una foto de mi hermano. Estaba seguro de que el Shin Bet me arrestaría en media hora».

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