Israel descubre junto a su frontera un enorme túnel en el que Hamás gastó "millones de euros"

La galería, de 4.000 metros de longitud, sirvió de puerta de entrada a los kibutz de los yihadistas que causaron la masacre.

Soldados israelíes, en la entrada del túnel.
Soldados israelíes, en la entrada del túnel.
AFP

La presión aumenta en torno a Benjamín Netanyahu para que acepte una nueva pausa en Gaza. Algunas de las familias de los más de cien cautivos que quedan en manos de Hamás han levantado una acampada a las puertas del Ministerio de Defensa en Tel Aviv para pedir el regreso de los suyos a casa vivos y «no en bolsas de plástico», en declaraciones de Sharon Kalderon, cuya cuñada sigue presa de la milicia.

Las protestas arrecian justo cuando el ejército ha hecho uno de sus principales hallazgos desde el inicio de la guerra: la galería que fue pieza clave para que unos 3.000 terroristas entraran rápidamente en territorio israelí, devastaran los kibutz próximos a la Franja y asesinaran a 1.200 personas el pasado 7 de ocubre. El túnel, de amplias dimensiones, excavado a 50 metros de profundidad y de cuatro kilómetros de longitud, es el mayor descubierto hasta el momento e Israel calcula que Hamás tuvo que invertir «millones de dólares» en su construcción que podrían haber utilizado en «escuelas, hospitales o viviendas».

Desde el exterior, Alemania, el Reino Unido y Francia se han unido a las voces que piden un alto el fuego inmediato. La respuesta del primer ministro es que «Israel luchará hasta el final» para acabar con la amenaza de Hamás.

La muerte de tres rehenes por disparos del propio ejército ha acelerado los contactos para que una nueva pausa humanitaria entre en vigor. En el tercer mes de guerra, las Fuerzas de Defensa han matado casi a 19.000 palestinos, la mayoría mujeres y niños. La ministra de Exteriores francesa, Catherine Colonna, viajó ayer a Israel donde pidió «una tregua inmediata» porque «están muriendo demasiados civiles», precisó durante su visita a una base militar donde se conservan los cadáveres sin identificar en contenedores refrigerados.

Los franceses exigieron explicaciones por la muerte de un funcionario de Exteriores en un bombardeo en Rafah. Con el paso de las semanas crece el impulso para pedir a Tel Aviv que rebaje la intensidad de su operación y también se plantean cada vez más dudas sobre la disciplina y las reglas de enfrentamiento de sus tropas.

El frente político interno se complica para un Netanyahu que ya estaba muy cuestionado antes de la guerra y a quien se le acumulan los frentes. Su juicio por corrupción se ha retomado; desde Estados Unidos, Joe Biden le pide que cambie a sus aliados ultranacionalistas sionistas del Gobierno y el líder de la oposición, Yair Lapid, exigió un día más su dimisión porque «ha perdido el respeto de la sociedad, del mundo y de los servicios de seguridad». Lapid pidió la convocatoria de elecciones, algo que no parece muy factible en el contexto actual.

Junto al paso de Erez

Hasta la llegada de una nueva pausa prosiguen las operaciones y el Ejército mostró las imágenes del mayor túnel que han descubierto hasta el momento. Su longitud de cuatro kilómetros y su salida, a escasos 400 metros del paso de Erez, revelan que se trataba del principal punto de entrada y salida a la Franja de los yihadistas.

Las Fuerzas de Defensa explicaron que es un «túnel estratégico», obra de Mohamed Sinwar, hermano del líder del brazo político de Hamás, considerado el cerebro de la ofensiva del 7 de octubre que acabó con la vida de 1.200 personas en las comunidades agrícolas cercanas a la verja de separación.

Los militares llevaron a algunos medios internacionales a ver el túnel y esa fue la única manera que tuvieron para entrar en Gaza, ya que el paso de Rafah permanece cerrado a los reporteros. Los ojos del mundo en la Franja son los de los periodistas locales. La ONU confirmó la muerte de al menos cincuenta reporteros y trabajadores de medios de comunicación desde el inicio de la guerra y señalo que «su dedicación merece un homenaje. Gracias a su trabajo, el mundo ve. Deben ser protegidos y debe haber rendición de cuentas».

A los riesgos de la guerra se le suman los apagones de las comunicaciones por parte de Israel. Cada vez que se pone en marcha alguna operación especial, teléfonos e internet se caen y la Franja queda incomunicada. Las compañías palestinas anunciaron que, después de cuatro días, el servicio se ha restaurado de manera gradual en el centro y sur de Gaza. Las comunicaciones con la zona norte, la parte más castigada, son mucho más complicadas.

De esta parte norte llegaron imágenes del hospital Al Shifa, asaltado en su día en busca del cuartel general de Hamás. El principal centro de la Franja recupera la actividad, convertido en un «hospital de un campo de batalla» con pacientes por todas partes y muy pocos medios. En el sur, cerca de Rafah, la ayuda entra con cuentagotas y el reparto es cada vez más complicado.

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