Una tregua no significa el final de la guerra, aunque es el primer paso. Después de 46 días de extrema violencia, con 1.200 israelíes y más de 14.000 palestinos muertos, la mayoría de ellos civiles a ambos lados de la verja de separación, Hamás e Israel estaban al cierre de esta edición a punto de acordar un cese temporal de las hostilidades en Gaza. Las informaciones de los últimos días sobre la inminencia de un alto el fuego cobraron fuerza con el paso de las horas y las familias de los 240 rehenes y desaparecidos contuvieron la respiración a la espera de conocer los nombres de los primeros en ser liberados.

Mientras tanto, los familiares se manifestaron a las puertas del Ministerio de Defensa en Tel Aviv para presionar con toda el alma a quienes debían votar una decisión final que se hizo esperar por la oposición de los ministros ultranacionalistas.

Fuentes próximas a este delicado proceso, que ha salido adelante gracias a la mediación de Qatar, indicaron que Hamás liberará a alrededor de medio centenar de niños y mujeres -en concreto, cuarenta pequeños y trece madres- que tiene en su poder desde el pasado 7 de octubre, a cambio de más de 150 mujeres y adolescentes palestinos encarcelados en Israel, así como de una pausa en los combates que duraría unos cinco días.

ABIR SULTAN

Existe la posibilidad de que se libere a otros treinta cautivos en manos del grupo considerado terrorista si el alto el fuego se prolonga. Como siempre que se produce una excarcelación, las familias de las víctimas de prisioneros con delitos de sangre tienen 24 horas para recurrir cualquier intercambio. Además, Hamás puede liberar unilateralmente a aquellos entre los rehenes que tengan ciudadanía tailandesa. También es posible que otros Gobiernos lleguen a otros acuerdos para sus ciudadanos retenidos en Gaza.

En una sesión informativa con periodistas citada por Barak David, de Axios, un alto funcionario israelí cercano al proceso explicó que había consenso para este acuerdo entre Shin Bet (el servicio de seguridad interior), el Ejército, el Mossad (los servicios secretos) y los miembros del gabinete de guerra encabezado por Benjamín Netanyahu. Esta misma fuente dijo que la liberación de rehenes por parte de Hamás se realizará por grupos durante los cuatro días posteriores a la entrada en vigor del alto el fuego y afectará a los cautivos que sean israelíes o tengan doble ciudadanía.

Si hay ciudadanos extranjeros será una medida que adopte Hamás de manera unilateral. El Ejército también habría aceptado la exigencia de este grupo radical palestino de detener durante seis horas el vuelo de sus aviones no tripulados sobre Gaza durante los días de la tregua porque contaría con otros sistemas alternativos para no perder la vigilancia.

Los ultranacionalistas se oponen

Donde encontró oposición el primer ministro hebreo fue entre los miembros ultranacionalistas sionistas de su Gobierno como Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, quien dijo que "el Ejército debe seguir luchando hasta que Hamás se someta a nuestras condiciones". Ben Gvir y sus compañeros de coalición ya fueron increpados el lunes por las familias de los cautivos quienes les pidieron "dejar de hablar de matar árabes y empezar a hablar de salvar judíos". Netanyahu quiso tranquilizar a sus ministros más radicales . "Estamos en guerra y seguiremos en guerra", afirmó.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) jugará un papel clave en la operación ya que está en contacto con las dos partes en conflicto y con el acuerdo cerrado será el organismo encargado de transportar a los liberados hasta sus seres queridos, algo que ya sucedió con las cuatro mujeres liberadas hasta ahora por Hamás. Netanyahu explicó que aquellos cautivos que no sean liberados en esta primera tregua recibirán la visita del CICR para comprobar su estado de salud.

Los liberados serán llevados hasta seis centros sanitarios de Israel donde, aislados del resto de pacientes y de los medios de comunicación, serán examinados. Para ello se han habilitado complejos especiales en los hospitales infantiles Sheba Tel Hashomer, Soroka, Assaf Harofeh, Wolfson, Ichilov y Schneider, este último especializado en el tratamiento físico y mental de niños.

Los recintos quedarán cerrados a la llegada de visitantes y trabajadores del sistema sanitario, excepto los familiares de los secuestrados, las fuerzas de seguridad y los cuerpos médicos que los tratan.

Ataques a hospitales

Como es habitual en estos casos, las horas previas a consumar el acuerdo estuvieron marcadas por la extrema violencia. Israel atacó el martes directamente los hospitales de Indonesia y Al-Awda con el objetivo de acabar con los centros médicos en el norte de la Franja y consiguió su objetivo. Por su parte, la Media Luna Roja denunció la muerte de tres doctores en Al-Awda, entre ellos Mahmoud Abú Nujaila y Ahmad al.Sahar, de Médicos Sin Fronteras (MSF), a consecuencia de los bombardeos contra este centro en el que había la única maternidad que quedaba en la zona norte.

Del hospital de Indonesia lograron evacuar a cien heridos hacia el sur, pero quedan otros 500 a la espera de poder ser trasladaos en los próximos días. Hamás también lanzó un ataque con cohetes hacia Tel Aviv a la hora en la que comenzó la reunión del gabinete de guerra.

La entrada en vigor de una tregua no supondrá grandes cambios al norte de Gaza, donde el Ejército ha dejado claro que no permitirá el regreso de los civiles que han dejado sus casas. Los planes de las fuerzas armadas son los de concentrar a la población gazatí en torno a la pequeña zona de Al-Mawasi, en la costa sur.

Las treguas en Gaza son un momento de respiro para la población civil después de semanas de bombardeos, pero constituyen también pausas en las que ambos bandos se reordenan, rearman y encuentran nuevas vías de golpear al enemigo. La guerra queda en suspenso, pero sigue viva y el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, insistió en que será larga y dura y que «ahora el objetivo es traer sanos y salvos a los nuestros a casa».