Por qué Egipto y Jordania se plantan ante la idea de "desplazar" a los palestinos

Ambos países piensan que su seguridad se vería vulnerada, además de que muchos refugiados se quedarían allí para siempre en lo que consideran una "limpieza étnica".

Un grupo de civiles palestinos espera en Rafah para cruzar la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto
Un grupo de civiles palestinos espera en Rafah para cruzar la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto
Abed Rahim Khatib / EP

Egipto y Jordania se plantan rotundamente ante la idea de que los bombardeos israelíes indiscriminados sobre la Franja de Gaza deriven en un "desplazamiento" de cientos de miles de palestinos de la Franja hacia el Sinaí, pese a las presiones occidentales -directas e indirectas- para que El Cairo permita el paso a su país de refugiados.

Cada vez con mayor vehemencia, ambos países y sus líderes, el rey jordano, Abdalá II, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, responden a lo que ven como una fórmula que validaría la "limpieza étnica" de los territorios palestinos y abriría la puerta a la "liquidación" a los reclamos históricos de Palestina para establecer su propio Estado.

EE.UU., Israel y varios actores mediáticos, como la revista 'The Economist', han defendido el ingreso masivo de refugiados en Egipto para evitar "daños colaterales" como una solución viable e incluso deseable. Existen, según ambos países, numerosos argumentos que defienden su negativa a esa opción. 

Limpieza étnica

Numerosos organismos internacionales, entre ellos varias agencias de la ONU, consideran que la orden de evacuación de los civiles del norte de Gaza bajo fuego emitida por Israel es un principio de limpieza étnica.

La limpieza étnica es la expulsión forzosa sistemática de grupos étnicos, raciales o religiosos de una zona determinada. Para Egipto y Jordania, permitir la instalación masiva de refugiados es precisamente esto.

"El temor es que a estos refugiados nunca se les permita regresar a Gaza. Y al mismo tiempo, eso aumentaría el número de palestinos fuera de la Palestina histórica. Así que eso es una de las primeras y más importantes consideraciones", dijo a EFE el politólogo de la Universidad Americana de El Cairo Sean Lee.

Según esta tesis, los refugiados palestinos "temporales" en el Sinaí se convertirán en permanentes, pues Israel nunca les permitirá regresar, como ya hizo con los cientos de miles de palestinos que huyeron de sus territorios desde 1948.

Y si funciona en Gaza, Jordania, que acoge ya a millones de palestinos en su territorio, teme que el siguiente paso sea expulsarlos de Cisjordania y que se persiga una política de hechos consumados. Eso sería "una declaración de guerra" para Jordania, según dijo ayer su ministro de Exteriores, Ayman Safadi.

Jugar con Israel

Ni Egipto ni Jordania quieren tampoco facilitar con la llegada de refugiados lo que son políticas de la extrema derecha sionista israelí, que busca obtener la mayor cantidad de territorio en disputa con la menor cantidad posible de palestinos en ella.

La directa expulsión de los palestinos e incluso de los árabes israelíes de toda la zona ha sido siempre una posición de estos extremistas israelíes, hasta cierto punto marginal pero que ahora tienen asiento en el Consejo de Ministros presidido por Benjamín Netanyahu.

Hasta diputados del Likud, el partido de Netanyahu, han tomado esta línea, como demostró legislador Ariel Kallner al pedir que la represalia sobre Gaza tuviera como objetivo otra "Nakba", como se refieren los palestinos a su expulsión masiva del territorio sobre el que se levantó Israel en 1948.

"En términos domésticos, ambos tienen el problema de que ser vistos como cómplices de la profundización de la limpieza étnica de palestinos, eso puede ser peligroso de hecho para sus propios regímenes", recordó Lee.

Es por eso que el rey Abdalá II criticó tan duramente la noción de trasladar lo que son problemas "internos" de Israel para desestabilizar a sus vecinos, para también evitar ver que la única solución al conflicto pasa por "los dos Estados".

Seguridad

La llegada masiva de refugiados es también una amenaza a la seguridad externa de los dos países, particularmente de Egipto, tal y como crudamente indicó Al Sisi.

Miles de palestinos sin posibilidad de regresar a sus hogares y hacinados en el Sinaí desembocará sin dudas en tensiones y resistencias que se proyectarán hacia Israel.

Y tal y como el Estado judío ha hecho durante toda su historia, como por ejemplo en el Líbano, la respuesta a esa resistencia será con violencia, pero que en esta ocasión recaerá sobre territorio egipcio.

"Un gran número de refugiados en Sinaí, que se resisten a su desplazamiento, implica un frente abierto entre Israel y Egipto, y eso es algo que Egipto no quiere ni de lejos (...) Ni Jordania ni Egipto ven en un mayor desplazamiento de palestinos una solución a los problemas de raíz del conflicto. Al contrario, solo lo ven como una profundización del problema", dijo Lee.

Afirmación

Ambos países, que mantienen relaciones con Israel, son históricos mediadores en el conflicto y tienen un papel importante en la estabilidad regional.

Las posturas de firmeza ante imposiciones de Israel y de Occidente en general constituyen un punto de afirmación que refuerza el liderazgo tanto de Abdalá como de Al Sisi, en un contexto de debilidad política.

Al Sisi ha convocado marchas para defender su posición, algo inusitado en un país donde manifestarse está prohibido. Se espera que sean masivas, y eso es un respaldarazo significativo, más aún cuando en apenas mes y medio habrá elecciones presidenciales en el país.

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