Los mercenarios juran venganza y quieren convertir a su líder en mártir
"Nos veremos en el infierno y seremos los mejores", había dicho el dueño de la empresa de soldados de fortuna sobre ser asesinado.
La muerte del dueño de la empresa de mercenarios Wagner y enemigo de Putin, Evgeny Prigozhin, en un accidente de aviación con trazas de ser una acción armada del Kremlin, ha originado la reacción en cadena de sus soldados: los llamamientos a la venganza se mezclan con los que quieren convertirle en un mártir. Las oficinas centrales de Wagner, un moderno rascacielos levantado en San Petersburgo, se han convertido desde el miércoles en un centro de peregrinaje de partidarios del oligarca muerto.
Wagner y sus partidarios organizaban este jueves homenajes públicos a Prigozhin con los que quieren convertirle en una leyenda. En los canales de Telegram vinculados al ejército mercenario, se han divulgado imágenes del excocinero de Putin hablando de su muerte. "La muerte no es el final", aseguraba. "(Si morimos) Nos veremos en el infierno y allí seremos los mejores", afirmaba Prigozhin con una sonrisa, en una de sus habituales soflamas en las que mezclaba la épica militarista con la testosterona. Sus partidarios han difundido esas palabras como si fuera un hecho religioso. Algunos de ellos, incluso, ponen en duda la muerte de su líder y aseguran que reaparecerá en los próximos días.
Uniformados llorando
Asimismo, varios hombres uniformados se pasan por las oficinas de Wagner y por una cafetería de San Petersburgo propiedad de Prigozhin para colocar flores y recuerdos, como si se tratase de ofrendas. En algunos de los vídeos publicados, mercenarios se hincan de rodillas y comienzan a llorar ante las imágenes de su patrón muerto.
Las imágenes más inquietantes, sin embargo, son aquellas en las que encapuchados armados hasta los dientes juran venganza por su muerte. Se refieren de forma genérica a los "traidores" que acabaron con la vida de su jefe, pero sin citar a nadie del Kremlin. Algunas de estas grabaciones han sido realizadas en el frente, aunque no está claro si se trata del despliegue en África o Ucrania.
Estos llamamientos no parece que puedan tener mucho futuro. Según algunos canales oficialistas, miembros de las fuerzas de seguridad rusas se han puesto en contacto con familiares de los miembros de Wagner para preguntarles si sus allegados en la milicia privada han realizado comentarios sobre sublevaciones o rebeliones. Esta presión pretende desalentar cualquier intento de respuesta.
Estas declaraciones están marcadas por la indefinición sobre cuál será el futuro de la compañía de mercenarios una vez que sus máximos responsables han desaparecido. En el avión estrellado en Tver, cerca de Moscú, viajaba Prigozhin, pero también su mano derecha, Dimitri Utkin. Este excoronel del servicio secreto ruso es quien dio el nombre a la compañía de mercenarios. Su apodo, 'Wagner' -que surgió de su admiración por la cultura y la simbología nazi-.
Pero en el avión también viajaba Valery Chekalov, considerado el jefe de seguridad de la empresa y uno de los hombres fuertes del oligarca fallecido. Chekalov fue investigado por Estados Unidos por sus gestiones para adquirir armamento en distintas partes del mundo. El Tesoro de EE UU le aplicó sanciones económicas por esto. El resto de pasajeros fallecidos formaban parte de la dirección de la milicia privada, lo que supone que el grupo ha quedado descabezado.
El futuro de Wagner es todavía una incógnita. La mayoría de los soldados de fortuna están divididos entre Bielorrusia y África, donde trabajan en la extracción de materias primas y protección de dictadores. Los politólogos partidarios de Putin destacan que Prigozhin era un cadáver político desde su rebelión del 24 de junio y que no tenía ninguna incidencia en Rusia. "No tenía un partido político que le sobreviva", señalaron.
