Hawái, del paraíso a la pesadilla por el fuego: "Muchos vecinos se tuvieron que echar agua encima para sobrevivir"

Una española residente en Maui, Esti Roman, admite que "todos estamos destrozados" y denuncia que "no hubo ningún aviso previo al incendio".

Graves incendios que abrasan Hawái
Lahaina es una de las ciudades afectadas
Agencias

"Dicen que hay 55 muertos, pero seguro que son muchos más", aseguraba en la mañana de este sábado Esti Román, una joven española que vive cerca de Lahaina, una de las localidades arrasadas por los incendios que están destrozando la isla hawaiana de Maui. Desde que se desataron los fuegos, esta vizcaína de Basauri ha acogido en su casa a amigas que huían de las llamas y de las nubes de humo que convertían en irrespirable el aire de uno de los lugares más bellos del planeta. "Emocionalmente, estamos todos destrozados", afirma.

En la isla de Maui viven algo más de 140.000 personas, aunque esta cifra aumenta por el turismo que viaja cada año a este rincón del Pacífico. Las llamas se iniciaron el miércoles y, según los expertos, su poder de destrucción se incrementó por los vientos del huracán 'Dora', que ha pasado cerca de la isla y que hizo que el fuego fuera más intenso y se extendiera más rápido por todos los bosques tropicales de Maui.

Ese avance tan explosivo hizo que mucha gente se viera sorprendida y descubriera de repente que el incendio estaba ya a unos metros de sus casas. Los pilotos de rescate estadounidenses que sobrevuelan la zona han asegurado que asisten a escenas "apocalípticas". El miércoles, uno de los tripulantes describió gráficamente lo que veía desde el aire: "Es como si hubieran bombardeado la isla. Parece un escenario de guerra".

En opinión de Esti Román, muchos de los daños que ha provocado el incendio se descubrirán en los próximos días. "Las noticias están diciendo que hay más de mil desaparecidos, y me temo que algunos de ellos podrían haber muerto. Es más, el marido de una amiga estaba navegando cuando empezaron los fuegos y, al atracar para ir a su casa, ya vio varios muertos en la orilla. Es posible que muchos de los que no han aparecido todavía sean personas que tuvieron que marcharse a toda velocidad de sus casas cuando llegó el fuego. Quizás estén incomunicados porque hay muchas zonas de la isla sin electricidad ni agua", relata. La catástrofe también ha hecho que en las estaciones de servicio se haya acabado la gasolina. "Nos han dicho que en las próximas horas se repartirá combustible. Mucha gente podrá moverse entonces por la isla y empezarán a conocerse mejor los daños".

Volcanes, tsunamis o huracanes

A juicio de esta joven, que dirige una residencia de alto 'standing' en Maui, una de las circunstancias que han acrecentado la catástrofe radica en la ausencia de cualquier tipo de alerta previa por parte de las autoridades. "En Maui existe un sistema de alarmas que funciona perfectamente y que envía mensajes a los teléfonos móviles de forma instantánea. No solo porque vivimos en una isla con dos volcanes, sino también porque los tsunamis o los huracanes son habituales. Nos había llegado información sobre la cercanía del huracán 'Dora', pero ya advertían que no llegaría a golpear la isla. Sin embargo, sobre el incendio no hubo ningún aviso previo y cuando se comenzaron a recibir mensajes ya era para evacuar los pueblos". En algunos lugares, no obstante, los habitantes ya habían comenzado a marcharse de sus hogares debido al miedo a un fuego que avanzaba hacia ellos a gran velocidad.

"En mi casa he acogido a muchas amigas porque estaban en las zonas más peligrosas. Una de ellas se marchó de su vivienda por una intuición. Tenía un mal presentimiento, cogió el coche y se fue. Una hora más tarde, su domicilio había desaparecido, totalmente consumido por las llamas. Todo lo que tiene ahora es el teléfono móvil, el ordenador y el perro", cuenta. Román añade que en los pueblos cercanos a la costa muchos vecinos se quedaron en sus propiedades, convencidos posiblemente de que el incendio no llegaría tan lejos. "Se que en algunos lugares los vecinos se tuvieron que echar al agua para sobrevivir", explica en una conversación telefónica.

"Había mucha gente de paso"

Esti Román se dedica desde hace dieciocho años a la gerencia de una casa de lujo en Maui. La mansión -cuyo alquiler asciende a 50.000 dólares la noche- acoge a famosos y multimillonarios norteamericanos como el dueño de Amazon, Jeff Bezos. Llegó a la isla después de que un amigo con el que trabajaba en la estación de esquí de Baqueira, en el Valle de Arán, le habló de la magia de este paradisiaco lugar. Fue para tres meses y ya lleva allí casi dos décadas.

"Afortunadamente, hasta el lugar donde yo vivo no han llegado las llamas y por eso hemos podido acoger a gente y darle refugio", dice. "Me preocupa mucho más Lahaina, porque vive un número mayor de gente y en el momento del incendio residían allí cientos de turistas. Había mucha gente de paso", lamenta. No obstante, Esti Román quiere ser optimista con lo que pueda pasar a partir de ahora. "Maui es una isla pequeña y aquí nos conocemos todos. Eso hace que tenga esperanzas en que la fuerza de la comunidad sirva para salir adelante más rápido. El problema son las vidas que se han perdido porque eso ya no tiene vuelta atrás", se lamenta.

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