El Pentágono confirma que Ucrania ya usa bombas racimo contra las tropas rusas

La Casa Blanca precisa que Kiev emplea esta polémica munición en "su propio país"y la manejará "minimizando el riesgo para los civiles"

Restos de bombas de racimo en la localidad de Slatino, en la región de Járkov (Ucrania), hallados tras combates entre el ejército ruso y las fuerzas armadas ucranianas.
Restos de bombas de racimo en la localidad de Slatino, en la región de Járkov (Ucrania), hallados tras combates entre el ejército ruso y las fuerzas armadas ucranianas.
MARIA SENOVILLA/EFE

La Madre Teresa hizo campaña contra las bombas nucleares en Hiroshima. La princesa Diana, contra las minas antipersonales en Angola. ¿Quién abanderará la campaña para erradicar las bombas racimo, que explotan ya sobre los cielos de Ucrania?

Las que autorizó el presidente estadounidense, Joe Biden, a principios de julio y aceleró su entrega tras reunirse con Volodímir Zelenski en la cumbre de la OTAN de Lituania, llegaron a su destino el jueves pasado, según informó el Pentágono. Este jueves se supo que Kiev ya las está utilizando contra las tropas rusas en aquellas zonas en las que necesita tomar la delantera, sin importarle el peligro que representa para la población civil ni las represalias con las que ha amenazado Vladímir Putin.

"En Europa no queda nada, tienen un desabastecimiento de municiones, y no se les ha ocurrido nada mejor que proponer el uso de bombas racimo", determinó Putin el domingo pasado. El presidente ruso asegura que su país no las está usando en Ucrania porque tiene "suficientes reservas", aunque advierte de que, "por supuesto, si ellos las usan contra nosotros nos reservamos el derecho de pagar con la misma moneda". No obstante, diferentes observadores internacionales han asegurado que Moscú ha empleado ya estos proyectiles.

No se equivoca el Kremlin cuando dice que Ucrania consume municiones a un ritmo más vertiginoso del que Estados Unidos puede fabricarlas. La realidad es que estas bombas racimo servirán de puente para la producción de artillería de más de 155 mm, según confirmó el general brigadier Pat Ryan, portavoz del Pentágono. Para poder hacerlo sobrepasando la prohibición de 2017 que le impide transferirlas, Biden ha tenido que recurrir a una cláusula sobre intereses de seguridad nacional en la Ley de Asistencia Exterior.

Moscú ya las ha usado

Según un informe de Naciones Unidas, Rusia ha usado ese tipo de bombas en Ucrania al menos en 24 ocasiones. "Durante más de un mes la población de Ucrania ha estado viviendo esta pesadilla", dijo en marzo pasado la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.

Las bombas racimo están vetadas en 120 países, pero ni Estados Unidos, Rusia o Ucrania forman parte de esa convención. Son especialmente peligrosas para la población civil porque al explotar en el aire dispersan un gran número de pequeñas bombas a lo largo y ancho de una superficie equivalente a varios campos de fútbol. Un porcentaje de esos artefactos -que según el Pentágono es menor al 2,35%, pero que la propia Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno estadounidense eleva al 26%- queda sin explotar y resultan especialmente peligrosos para los civiles y los niños. La ONU eleva el porcentaje de bombas racimo sin estallar al 40%, lo que lleva a "décadas de detonaciones intermitentes".

Para calmar la conciencia general, la Casa Blanca ha obligado al Gobierno ucraniano a comprometerse por escrito a realizar en el futuro tareas de limpieza, como las que visitó la princesa Diana en Angola meses antes de su muerte, en este caso de desminado. Además, Kiev ha prometido utilizarlas solo en áreas aisladas donde sean imprescindibles para contener a las tropas rusas.

"Ucrania no va a estar utilizando estas municiones en un país extranjero, sino en el suyo propio", recordó el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en conferencia de prensa, al insistir en que el gabinete de Zelenski las manejará de forma que "minimice el riesgo para sus propios civiles". Como colofón, Washington insiste en que todo el territorio ucraniano tendrá que ser desmilitarizado y limpiado de explosivos cuando acabe la guerra, porque Rusia está empleando este tipo de munición "desde el principio".

Una "decisión difícil"

El presidente Biden admitió que se trataba de "una decisión difícil", que ni siquiera ha contentado a quienes defienden mayor cooperación militar con Ucrania para proporcionarle la mano ganadora. "En lugar de transferirle municiones racimo, que son muy controvertidas y deterioran la relación de solidaridad con los aliados, Washington debería concentrar su energía en encontrar otras formas creativas de proporcionar a Ucrania municiones de precisión y artillería para repeler la agresión rusa", dijo en un comunicado la Asociación de Control de Armas.

La ventaja militar de estas bombas es obvia al generar un daño masivo en el enemigo bombardeado y poder penetrar sus sistemas blindados. Con todo, muy pocos creen que haya un solo tipo de arma capaz de cambiar drásticamente el curso de la guerra.

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