RUSIA

La rebelión de Wagner pone en entredicho la lealtad de las élites a Putin y su plan de guerra

A la espera de saber si el pacto con Prigozhin supone el cese del ministro de Defensa, crecen los afines que le exigen nuevos líderes en el Gobierno.

Combatientes del grupo mercenario Wagner, en la ciudad rusa de Rostov
Combatientes del grupo mercenario Wagner, en la ciudad rusa de Rostov
EFE / Reuters / DPA

La retórica más belicista que el presidente Putin había conseguido imponer en Rusia antes de la invasión de Ucrania se está agrietando cada hora que pasa tras el motín de las tropas mercenarias de Wagner. Este desmoronamiento se percibe en uno de los pocos medios de comunicación que el Kremlin no ha censurado: los canales de Telegram en los que los ultranacionalistas rusos se han convertido en líderes de opinión. 

Aunque no critican la guerra, sí son demoledores contra la dirección política del país. Y ya tienen sus favoritos para cambiar la situación: una de las figuras que se mencionan como nuevo máximo jefe militar es Aleksey Dyumin, un antiguo escolta del presidente ruso que ejerce de gobernador en la región de Tula, al sur de Moscú.

La reacción de los propagandistas más afines a Putin, con quien mantienen una comunicación directa, es consecuencia de las dudas surgidas tras la revuelta de Evgueni Prigozhin, propietario del Grupo Wagner, que el sábado planteó un desafío inédito al jefe del Kremlin tras ocupar la ciudad rusa de Rostov, donde se encuentra uno de los cinco distritos militares que toman parte en la invasión de Ucrania. Con 5.000 paramilitares avanzó hasta quedarse a 200 kilómetros de Moscú, encolerizado por la gestión del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, sobre la invasión.

El hecho de que los rebeldes no encontraran oposición alguna del Ejército regular, pese a ser tildados de traidores por el propio Putin, y que tampoco se percibiera, al menos públicamente, un cierre de filas en Moscú alrededor del presidente en unos momentos tan críticos, evidencian una aparente falta de lealtad entre las élites y alimentan la sensación de fragilidad del mandatario tanto a nivel interno como internacional. También subyace una impresión errática respecto a las siguientes decisiones inmediatas.

Nadie ha informado de cuándo el líder de Wagner irá a su exilio pactado en Bielorrusia ni si el acuerdo -alcanzado con la mediación del mandatario bielorruso Aleksandr Lukashenko- incluye una remoción del Ministerio de Defensa, Shoigú incluido. Solo ha trascendido en algún foro que este lunes podría producirse una reunión entre la cúpula de Wagner, el propio Alexander Lukashenko y miembros del Gobierno ruso. Pero no hay confirmación oficial.

Las redes sociales mostraron este domingo una encuesta en la que se pedía que se calificase la actuación de Putin, el Ministro de Defensa, Sergei Shugoi y la del jefe de Wagner durante la crisis de Moscú. Aunque este tipo de preguntas no tiene ninguna validez estadística, es significativo que el 58% de los votantes apoyase a Putin y el 43% al rebelde Prigozhin. Shugoi apenas tenía las simpatías del 3% de los lectores. El líder de los soldados de fortuna sigue siendo un héroe para muchos rusos pese a su suicida marcha hacia Moscú y su posterior fuga, tras el acuerdo con un presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.

Los blogueros militares rusos son una pieza clave en la política de comunicación del Gobierno. La prueba es que el pasado 14 de junio el propio Putin se reunió en el Kremlin con los principales propagandistas que operan en internet para explicarles su punto de vista y ofrecerles argumentos para sus campañas de comunicación.

Los blogueros militares, por otra parte, son una figura que en Occidente no tiene ni el peso ni la importancia que han logrado en Rusia con la guerra. Muchos de ellos son exmilitares y no solo se dedican a informar sobre la guerra. También realizan colectas para comprar material y entregarlo en el frente a los soldados o a las milicias prorrusas de los territorios ocupados.

Esa presencia en primera línea de estos creadores de contenido con línea directa con el Kremlin ha supuesto que hayan creado un insulto especial: los expertos de sofá. Con esa expresión se refieren a los periodistas y los tertulianos que opinan desde Moscú. Ellos utilizan la retórica sangrienta que escuchan a los soldados a los que entrevistan y, en ocasiones, se les ha permitido criticar el avance de la guerra por la falta de resultados. Lo que todos ellos piden es más acción y más ataques sobre Ucrania. Pero hasta ahora había figuras inviolables como Putin o su guardia de corps.

Generales "de cartón"

Este domingo, casi todas las críticas eran dirigidas a los dos dirigentes rusos al frente del esfuerzo de guerra: el ministro de Defensa Sergei Shugoi y el jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov. "Es hora de transferir el liderazgo del Ejército a personas sabias, valientes y decididas, verdaderos profesionales en su campo. Es hora de poner orden en el Ejército ruso.

El comportamiento de Shugoi y Gerasimov permite calificarlos de generales de cartón. Ha llegado el momento de que actuemos contra todos los enemigos de nuestra patria, rusófobos, idiotas, cobardes y ladrones cuya acción conduce a la destrucción de la mejor reserva genética rusa", escribe uno de los blogueros con una retórica racista violenta.

Otro de ellos escribe: "El presidente dijo que se trataba de un motín militar. ¿Dónde ha estado el liderazgo del Ministerio de Defensa durante el acercamiento de una columna armada a Moscú? ¿Dónde estaba Shugoi? Se ha puesto en cuestión la lealtad de las élites del poder estatal actual". La furia de estos blogueros ha comenzado ya a dirigirse hacia todo el sistema.

Estas críticas sin precedentes se aprovechan también de la desaparición del escenario público de los principales dirigentes rusos y los actores que han capitalizado la invasión. El propio Putin difundió este domingo un vídeo grabado días atrás sobre el avance de la guerra en Ucrania, en el que no hacía ninguna referencia al viaje al exilio de Prigozhin tras su motín. Solo por la tarde apareció en el interior del Kremlin para afirmar que la crisis había durado un día y que su máxima preocupación es la "operación militar especial", el eufemismo con el que nombra la invasión de Ucrania.

El ministro Shugoi, que aparece de forma asidua en algunos canales de propaganda como forma de autopromoción también se había esfumado, al igual que su número dos, Guerasimov. En algunos medios críticos con el avance de la guerra se iba más allá en sus acusaciones contra estos jefes militares y se aseguraba que en las próximas horas se podría hablar de acusaciones como Shugoi y uno de sus mandos, Ruslan Tsalikov, por enriquecimiento ilícito. Los blogueros además, ya han comenzado a elogiar la figura de un nuevo héroe: el general Serguei Surovikin. "El estuvo en su puesto mientras Shugoi no aparecía", han escrito algunos de estos blogueros.

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