La contraofensiva ucraniana pone a prueba a un país cansado de guerra

En puntos como Zaporiyia apenas quedan voluntarios, no llegan fondos de emergencia y "la gente se desespera".

Tres hombres inspeccionan viviendas drestruidas en una localidad cerca de Kiev UKRAINE RUSSIA CONFLICT
Tres hombres inspeccionan viviendas drestruidas en una localidad cerca de Kiev UKRAINE RUSSIA CONFLICT
SERGEY DOLZHENKO

"Llegamos a tener 6.000 personas registradas como voluntarias, ahora quedan 20". Esta es la respuesta de Konstiantyn Yukhymenko, responsable del Centro Regional de Voluntarios de Zaporiyia, cuando se le pregunta por el cansancio generado por una guerra a la que no se le ve el final. Esta ciudad del sur de Ucrania es la puerta principal de entrada de quienes escapan de las zonas ocupadas y alberga a 170.000 desplazados registrados, aunque el número real puede superar los 200.000, según Yukhymenko, porque muchos hombres no se inscriben por temor a ser llamados a filas. Las organizaciones humanitarias se preparan ahora para la oleada de desplazados que llegará según avance la contraofensiva en este frente sur, "la mayor desde el inicio de la guerra".

El paso del tiempo ha hecho también que las organizaciones internacionales cambien su forma de trabajo. "Ya no nos llegan fondos de emergencia, ahora debemos elaborar proyectos y esperar a que sean aprobados. Es todo muy burocrático y la gente se desespera, como hemos visto tras la rotura de la presa de Kajovka", explica Yukhymenko, a quien, a sus 24 años, la guerra obligó a cambiar su profesión de programador por la gestión de ayuda humanitaria.

En Zaporiyia siguen al minuto la evolución de una ofensiva que avanza con lentitud. El general Oleksandr Syrskyi recurrió a su canal de Telegram para ofrecer información sobre el estado del frente y dijo que "el enemigo continúa moviendo algunas de las unidades con mayor capacidad de combate hacia la dirección de Bajmut, combinando estas acciones con un poderoso fuego de artillería y aviación contra nuestras tropas. Nuestros planes necesitan ajustes periódicos".

En una entrevista con la cadena estadounidense NBC, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, envió un mensaje a sus aliados y destacó que, a pesar de la "dura resistencia", las noticias sobre los avances "son generalmente positivas". El mandatario insistió en la importancia de una ofensiva que, en caso de éxito, llevará a Rusia a la derrota. La presión sobre los ucranianos es grande para comprobar la efectividad de las nuevas armas.

Misiles contra la capital

Rusia defiende las posiciones en los territorios ocupados e intenta frenar a los ucranianos al tiempo que sigue con los ataques contra Kiev y otras ciudades. Las sirenas se apoderaron del cielo de la capital, justo cuando llegó una delegación de líderes africanos -encabezados por el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, y en la que también tomaron parte los mandatarios de Senegal, Comoras y Egipto- para reunirse con Zelenski y otras autoridades locales. Para este sábado está previsto que se vean con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Moscú. La fuerza aérea informó poco después del derribo de seis misiles hipersónicos Kinzhal, seis misiles de crucero Kalibr y dos drones rusos de reconocimiento.

Andriy Yermak, jefe de la oficina presidencial, denunció en Twitter que "cada vez que una delegación extranjera importante llega a Kiev, Rusia le recibe con misiles. El mundo ya se ha dado cuenta de que Rusia es un Estado terrorista". El ministro de Exteriores, Dimitro Kuleba, dijo a sus invitados que "Putin busca confianza lanzando el mayor ataque con misiles en semanas. Los proyectiles son un mensaje para África: Rusia quiere más guerra, no la paz", señaló.

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