El descenso de las aguas del Dniéper saca a la luz la catástrofe precipitada por Kajovka
Muchos ucranianos siguen buscando a sus familiares mientras se complica la situación humanitaria precipitada por la destrucción de la presa de Kajovka.
Mientras desciende el nivel de las aguas en la orilla izquierda del Dniéper, bajo control ruso, muchos ucranianos siguen buscando a sus familiares al tiempo que se complica la situación humanitaria precipitada por la destrucción de la presa de Kajovka.
Ilona habló por última vez el 13 de junio con su madre, de 82 años, quien quedó atrapada por las aguas junto a su hermano de 63, en el segundo piso de su casa familiar de Oleshky.
"Entonces el agua me llegaba hasta la cintura. Estaba muy fría y era imposible meterse en ella. Pese a todo, mi hermano consiguió llegar al primer piso. Encontró algo de comida, encendió un fuego y cocinó sopa", explica a EFE.
Nadie acudió a ayudarles durante la semana que pasaron en su casa inundada. Ilona sigue sin saber qué ha sido de ellos, probablemente porque se agotó la batería de su teléfono.
Decenas de peticiones de información sobre personas desaparecidas siguen difundiéndose en los grupos de las redes sociales, creados por voluntarios tras la destrucción de la presa para coordinar las labores de rescate, a falta de un apoyo organizado de las autoridades rusas.
El agua se ha retirado de buena parte de la ciudad, pero apenas ha supuesto un alivio para los habitantes, conmocionados por el alcance de la destrucción.
Sin casa donde vivir
"Actualmente, no tienen dónde vivir", explica por su parte a EFE Angelina, cuyos padres fueron evacuados de la última planta de su casa inundada.
El nivel del agua descendió el jueves hasta situarse a la altura de la rodilla. Pero su padre sigue sin poder acceder a su casa. "La puerta está hinchada y el hedor es nauseabundo", apunta Angelina.
El agua se llevó sus teléfonos y documentos; por el momento se alojan en casa de un amigo.
"Los ojos de los supervivientes están vacíos. Encontré a una pareja que escarbaba entre los escombros donde se levantó su casa. Buscaban a su abuela, no la localizaban en ninguna parte", dijo a EFE un voluntario del pueblo que pidió permanecer en el anonimato.
L evacuación de civiles en orilla occidental del Dnieper no cesa por parte de las autoridades ucranianas pic.twitter.com/Z3a92mRZER
— chechu79🇪🇦🇺🇦 (@chechu79) June 6, 2023
Muchas casas antiguas, construidas con ladrillos de barro, se han derrumbado o han sufrido severos daños, nos explica. Incluso algunas de construcción más reciente y con cimientos más resistentes han quedado devastada por la fuerza de la crecida que sorprendió a cientos de vecinos.
Una catástrofe aún en marcha
"Estamos de luto", escribió Simon Khramtsov, director del museo de la artista Polina Raiko en Oleshky. Las imágenes y vídeos que ha recibido de su ciudad muestran que entre el 60% y el 70% de las pinturas se han perdido irreparablemente. La mayoría de las paredes interiores de la casa se han desmoronado.
"Esperamos que se podrá secar de alguna manera, pero no se sabe cuánto tiempo podrá aguantar así", afirma.
Según él, la "catástrofe continúa" en la ciudad. Los habitantes necesitan proveedores de energía, combustible para los generadores de electricidad y agua potable.
Un balance de daños aún por cuantificar
El alcalde de Oleshky, Yevgen Ryshchuk, ha indicado que no se dispone aún de información verificada sobre el número de afectados y el número de personas que permanecen en la ciudad.
Hasta el 14 de junio, se hablaba de al menos 9 muertos por las inundaciones, según declaró Ryshchuk a la emisora pública ucraniana "Suspilne".
Las deficientes conexiones de telefonía móvil con la zona inundada y el regreso de las tropas rusas de estos últimos días han dificultado aún más la recepción de noticias verificadas desde la zona.
Según la administración militar de la cercana ciudad de Gola Prystan, siguen llegando noticias de víctimas mortales y desaparecidos por la catástrofe.
"Hasta el 30% de las casas han quedado destruidas en la ciudad y en el pueblo cercano de Kardashinka", afirmaba su último informe el viernes.
No hay alojamientos a largo plazo para los familiares rescatados, mientras algunos ucranianos trabajan con voluntarios locales para sacarlos del territorio controlado por Rusia.
El arduo viaje, que les llevaría a través de Rusia hasta los países bálticos, Polonia o el territorio controlado por Ucrania, es más que un duro desafío para muchos de ellos, incluidos ancianos y enfermos.
