Las tropas ucranianas se preparan para una ofensiva "larga y sangrienta"

Moscú silencia los simbólicos avances de Kiev con la muerte de once civiles en un ataque a la localidad natal de Zelenski.

Vehículos del ejército ruso cerca de Kiev.
Vehículos del ejército ruso cerca de Kiev.
E.P.

Los avances ucranianos en el frente sureste quedaron silenciados por el impacto de un proyectil contra un bloque de viviendas en Krivoi Roig, localidad natal del presidente Volodímir Zelenski, que dejó al menos once muertos. Los sistemas antiaéreos recibidos han permitido anular gran parte de la amenaza rusa, sobre todo en Kiev, pero el país es enorme y resulta imposible una efectividad total contra misiles y drones. Las imágenes de Krivoi Roig se han repetido desde el comienzo de la guerra en muchas ciudades. El misil sorprendió a los vecinos en plena noche, cuando dormían, y con la explosión despertaron en mitad de una pesadilla.

Las líneas del frente se mueven después de varios meses y Ucrania asegura haber liberado siete pueblos en la última semana. Valery Zaluzhny, jefe de las Fuerzas Armadas, confirmó que se libran "fieros combates de defensa y ataque en el este y sur del país". "Hemos obtenido algunos logros y avanzamos según el plan". Palabras que no tienen nada que ver con la versión de los hechos que ofreció Vladímir Putin, quien aseguró que la ofensiva está resultando fallida y sus tropas han repelido las embestidas enemigas. Sobre el terreno no hay voces independientes capaces de verificar la situación porque el acceso al frente y sus aledaños está cerrado.

En esta primera fase los progresos ucranianos parecen un movimiento más simbólico y psicológico que estratégico porque se trata de zonas rurales sin demasiada relevancia. Las imágenes de soldados izando la bandera de azul y amarilla en estos pueblos que estaban en manos rusas desde el comienzo de la guerra han tenido un gran impacto en el estado de ánimo de las tropas y de la población. A esos siete pueblos en la frontera entre Zaporiyia y Donetsk, el portavoz del Estado Mayor, Andri Kovalev, sumó un avance de un kilómetro en las inmediaciones de la ciudad de Berdiansk.

Las fuerzas de Kiev cuentan con todo el nuevo arsenal enviado por sus aliados. La OTAN confirmó que Ucrania "gana terreno", pero su secretario general, Jens Stoltenberg, advirtió en una entrevista con USA Today que "tenemos que estar preparados para que esta ofensiva sea sangrienta y difícil; los rusos han tenido tiempo para prepararse y tienen líneas defensivas densas por lo que romperlas es una tarea exigente".

Las autoridades de Kiev insisten en cada reunión con líderes occidentales o entrevistas con medios extranjeros en la necesidad de recibir más armas lo antes posible. Alemania hizo caso al llamamiento y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, confirmó una nueva entrega de más de cien blindados Leopard 1 a partir de julio y hasta final de año. Pistorius habló ante los micrófonos del canal RTL y quiso enviar un mensaje de tranquilidad a los ucranianos al asegurarles que "seguirá habiendo tanques".

Líneas rojas

En esta guerra caen día a día las líneas rojas y, según The Wall Street Journal, Estados Unidos estaría dispuesto a proporcionar proyectiles de uranio empobrecido para los tanques Abrams que entregará a Ucrania. Se trata de una munición que genera debate por el impacto ecológico y en la salud, pero tanto estadounidenses como británicos parecen dispuestos a que entre en juego en esta guerra. Washington anunció además un nuevo paquete de ayuda militar a Kiev por valor de 320 millones de euros que incluirá vehículos blindados Bradley y Stryker, así como lanzamisiles.

En ciudades como Zaporiyia se vive una aparente normalidad. El frente está a tan solo 25 kilómetros, pero los civiles ya se han resignado a vivir bajo la amenaza permanente de un ataque. Suenan las sirenas de alarma y la gente ya no va a los refugios. Como ocurrió en Krivoi Roig, saben que les puede tocar a ellos en cualquier momento y esto se ha convertido en parte de su rutina.

Esta región tiene además muy presente el riesgo de una catástrofe en la vecina central nuclear que los rusos ocupan desde marzo. El responsable del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, se mostró "muy preocupado" por el riesgo de que la planta se convierta en zona de combate durante la ofensiva y en sus primeras horas en Kiev expresó su deseo de viajar a la zona para inspeccionar la situación con sus propios ojos. "Algunos de nuestros expertos están regresando a Viena y los estamos reemplazando con un nuevo grupo de especialistas. Estamos ampliando el equipo para hacerlo lo más visible e impactante posible con el objetivo de evitar un accidente nuclear", señaló.

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