Alemania y Francia, dos vías opuestas ante el futuro de la energía nuclear

Mientras Alemania completa el apagón definitivo, Francia apuesta decididamente por esta forma de energía y construirá seis nuevos reactores.

Activistas alemanes celebran el cierre de los últimos reactores.
Activistas alemanes celebran el cierre de los últimos reactores.
Michaela Rehile / Efe

Ante la crisis energética vinculada a la guerra de Ucrania, Alemania y Francia han emprendido rutas opuestas en lo que respecta a la energía nuclear: mientras que Alemania hará realidad finalmente el adiós acordado en 2011, Francia ha redoblado su apuesta por esta tecnología.

Francia y Alemania siempre han sido considerados la 'locomotora' de la construcción europea: ahora cada país tira por vía distinta en lo energético, con la influencia que esto puede tener en la discusión sobre el futuro de Europa en este ámbito, máxime en un momento de incertidumbre geopolítica y económica en todo el continente.

Los tres reactores germanos que seguían en funcionamiento -Isar 2, Neckarwestheim 2 y Emsland- se apagan este 15 de abril, lo que supone la salida definitiva de Alemania de los 60 años de 'era nuclear'.

Los reactores contribuían a la generación de electricidad con aproximadamente un 5 % del 'mix energético', en el que, según datos de la Agencia Federal de Redes, las energías renovables representan cerca del 60 % y los combustibles fósiles un 30 %, de los que dos tercios corresponden al carbón y uno al gas natural.

El Gobierno de coalición sostiene -a excepción de los liberales- que, además de poco segura, la energía nuclear tampoco resulta práctica, hasta el punto de que el ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, afirmó recientemente que la construcción de nuevas centrales "siempre ha resultado en un fiasco económico, sea en Francia, en Reino Unido o en Finlandia".

El apagón, previsto inicialmente para el 31 de diciembre de 2022, fue retrasado tres meses por decisión del canciller Olaf Scholz, después de que los test de estrés del sistema eléctrico revelaran cierta vulnerabilidad en invierno por la posible escasez de gas y por las elevadas exportaciones de electricidad a Francia, que se duplicaron con respecto a 2021.

Tanto desde la política como desde la industria ha habido un aluvión de críticas a la desconexión, en un momento en el que el clima de inseguridad energética se ha convertido en baza de los defensores de la tecnología nuclear, que argumentan que es irresponsable renunciar a una fuente de energía disponible y más limpia que los combustibles fósiles.

Sin embargo, la mayoría de los expertos alemanes aseguran que no se repetirá el escenario del invierno pasado, ya que las energías renovables, a pesar de no desarrollarse con la rapidez deseada, suplirán rápidamente la electricidad que generaban los reactores y afirman que alargar la vida de las nucleares no se justificaría en la relación de coste y beneficio.

Francia, el país más nuclearizado de Europa

Francia, por el contrario, es el país más nuclearizado de Europa y el que hace una apuesta más clara por esa tecnología, encabezando un grupo de pronucleares para hacer valer sus argumentos ante las instituciones europeas.

La eléctrica pública EDF -en la que el Estado va a aumentar su participación hasta el 100 % para tener un control absoluto- opera en la actualidad los 56 reactores atómicos del país, que en condiciones normales aportan el 70 % de la electricidad generada en el país.

El presidente francés, Emmanuel Macron, dio un giro a partir de 2021 en la línea que había marcado su predecesor, François Hollande, para reducir la dependencia del sistema eléctrico de la energía nuclear.

Así, ha encargado a su Gobierno que prepare la prolongación de la explotación de los actuales reactores más allá de los 40 años para los que fueron concebidos (hasta 50 o incluso 60 años) y un incremento de su potencia del 3 %, sino que sobre todo ha lanzado la construcción de al menos otros 6.

Esos nuevos reactores deben construirse entre 2037 y 2050 con un coste de unos 52.000 millones de euros.

Francia defiende ante sus socios europeos ese esfuerzo en nombre de los objetivos de descarbonización que la misma Unión Europea se ha fijado, y se jacta, en particular ante Alemania, de que gracias a la energía nuclear la suya es una de las economías con menos emisiones de gases de efecto invernadero en relación con su producto interior bruto (PIB).

Frente al bloque de Alemania, Austria o España, Francia consiguió alinear a una docena de Estados de la UE para la reciente batalla por los objetivos de hidrógeno bajo en carbono, que se ha saldado con una solución de compromiso que deja un margen para producir hidrógeno con electricidad nuclear siempre que la parte obtenida con combustibles fósiles sea muy reducida. 

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