París cierra su Ayuntamiento para solidarizarse con las protestas contra la reforma de las pensiones

La socialista Hidalgo responde al llamamiento para que los municipio se unan a los sindicatos en la jornada de huelga general convocada para el próximo martes.

Trabajadores de la refinería ubicada en el puerto de Saint-Nazaire queman neumáticos
Trabajadores de la refinería ubicada en el puerto de Saint-Nazaire queman neumáticos
STEPHANE MAHE

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció este jueves que el Ayuntamiento de la capital francesa cerrará sus puertas el próximo martes en "solidaridad con el movimiento social que expresa por todas partes" la oposición a la impopular reforma de las pensiones que promueve el presidente francés, Emmanuel Macron. Lo anunció en una entrevista en televisión, en la que también precisó que solo funcionaran algunos servicios básicos, como el registro civil. La política socialista de origen español cree que el proyecto, que ya ha aprobado el Gobierno -aunque aún no ha sido referndado por las cámaras legislativas- y obligará a los ciudadanos a trabajar a partir de 2030 dos años más que ahora para poder jubilarse, es "injusto" e incluso "un retroceso".

Hidalgo responde al llamamiento del presidente del Partido Comunista Francés (PCF), Fabien Roussel, quien esta semana instó a los alcaldes galos a unirse a «la batalla» cerrando simbólicamente los consistorios durante dos o tres horas para permitir a sus empleados públicos participar en las protestas. Roussel aplaudió que París se sume al "frente solidario" y confió que otros más lo hagan en los próximos días.

Los sindicatos han convocado para el martes una segunda jornada de huelga y protestas para mostrar su rechazo al plan de Macron, que pretende elevar la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64 en 2030. La primera huelga, celebrada el pasado día 19, fue un éxito: entre 1,2 millones de ciudadanos, según la Policía, y 2 millones, en opinión de las centrales, protestaron en toda Francia contra uno de los proyectos estrella de Macron.

Los sindicatos ya han comenzado a calentar motores de cara al martes. La Confederación General del Trabajo (CGT) convocó este jueves paros en refinerías, centrales eléctricas y puertos. Anunció un 100% de apoyo en el depósito que TotalEnergies tiene en el Flandes galo (norte del país), un 80% en sus instalaciones de Normandía y un 30% en las de Grandpuits, en las afueras de París.

Pedagogía

La primera ministra, Elisabeth Borne, y varios de sus compañeros de gabinete tratan estos días de hacer pedagogía para explicar los cambios, pero el Ejecutivo se encuentra con dificultades a la hora de lograr convencer a los franceses de que sea necesaria llevar a cabo esta reforma para mantener el sistema de pensiones por reparto y garantizar la solidaridad intergeneracional. Tres de cada cuatro ciudadanos (72%) se oponen, según un reciente sondeo del instituto Elabe para BFMTV. Esto supone un alza de seis puntos con respecto a la semana pasada y de trece en quince días. En cambio, apoyan cada vez más las protestas. El 64% respalda a los huelguistas, 9 puntos más que hace una semana. El 22% se opone y el 14% es indiferente. Los galos son, sin embargo, pesimistas sobre la posibilidad de que logren frenar el proyecto de Macron. El 71% cree que el proyecto será al final "votado y aplicado".

La alianza de partidos de izquierdas y la extrema derecha han presentado sendas mociones para obligar al Gobierno a organizar un referéndum sobre la reforma de las pensiones, pero no tienen ninguna posibilidad de ser aprobadas, ya que no cuentan con votos suficientes en el Parlamento.

La modificación del actual sistema de prestaciones es una de las promesas electorales de Macron, reelegido en abril de 2022 por cinco años más. El Gobierno argumenta que los franceses ya sabían que la reforma estaba en su programa electoral y consideran que con su reelección éstos dieron luz verde para que se llevara a cabo.

El líder sindical Philippe Martinez, secretario general de la CGT, recuerda que muchos ciudadanos que votaron por Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales lo hicieron, no porque apoyaran sus políticas, sino para evitar que la ultraderechista Marine Le Pen llegara al Palacio del Elíseo. 

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