El Ejército ucraniano destruyó el cuartel ruso de Donetsk por la actividad de los móviles de los soldados desplegados

La indignación se centra en los mandos militares al revelarse que los centenares de víctimas fueron concentrados en un único edificio.

Los equipos de rescate trabajan entre los cascotes del edificio en la búsqueda de las víctimas.
Los equipos de rescate trabajan entre los cascotes del edificio en la búsqueda de las víctimas.
Alexander Ermochenko/reuters

El propio Ejército ruso ha admitido en un informe que las tropas ucranianas lograron localizar, en la noche de fin de año, la presencia de un abultado contingente de "recién movilizados" en la localidad de Makiivka, en la región ucraniana de Donetsk bajo control de Rusia, gracias "a la alta actividad de los teléfonos móviles utilizados por las tropas que acaban de llegar". Presumiblemente, se estaban dedicando a felicitar a sus familiares y amigos con llamadas o mensajes de WhatsApp o Telegram. El lanzamiento de fuegos artificiales en las inmediaciones pudo también delatar la presencia de los soldados rusos.

El ataque fue llevado a cabo con misiles de fabricación estadounidense ‘HIMARS’ y causó centenares de bajas entre muertos y heridos, siendo así el bombardeo más letal lanzado por Ucrania desde el comienzo de la guerra en febrero del año pasado.

El lunes, el Ministerio de Defensa de Moscú anunció que murieron tan sólo 63 militares rusos en Makiivka, que se encontraban concentrados temporalmente en el edificio de un centro de formación profesional, en cuyas dependencias se había instalado además un depósito de armas, factor que hizo que aumentara la potencia de las explosiones. En Kiev elevan la cifra de muertos a 400 y los heridos a 300, mientras que, según el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Pátrushev, citado por el canal de Telegram ‘General SVR’, serían unos 290 movilizados los que perecieron.

Las fuerzas ucranianas ya emplearon el diciembre los misiles ‘HIMARS’ contra un cuartel de los mercenarios Wagner en su hotel de Kadievka (región de Lugansk), así como contra bases militares rusas en Melitópol. Hasta ese momento este tipo de armamento había sido utilizado fundamentalmente contra arsenales y unidades blindadas. Ayer, el mando del Ejército ucraniano informó también de dos nuevos ataques contra militares y almacenes de munición y equipamiento: el 1 de enero en el área del pueblo de Fedorovka y el 31 de diciembre en el área del pueblo de Chulakovka, ambos poblados se encuentran en la región de Jersón. En Kiev no especificaron cómo se llevaron a cabo los bombardeos, pero aseguraron que, como resultado del ataque a Chulakovka, el Ejército ruso perdió alrededor de quinientos efectivos entre heridos y muertos.

Después del ataque a la base de Makiivka, los blogueros rusos especializados en asuntos militares criticaron a la dirección del Ejército por alojar a los movilizados todos juntos en un único emplazamiento. El antiguo ministro de Defensa de los separatistas de Donetsk, Ígor Strelkov, cuyo apellido real es Guirkin, considerado por Ucrania un criminal de guerra y acusado por Holanda por su implicación en el derribo del #Boeing de pasajeros malasio en 2014, afirmó ayer a través de su canal de Telegram que el número de muertos y heridos "asciende a muchos cientos". Según su opinión, el motivo de tal masacre fue "la densa ubicación de personal y equipo en la zona de alcance de los misiles ‘HIMARS’". Según Strelkov, que considera inaudito que se pueda cometer un error de tal categoría, "el edificio en donde se encontraban quedó casi totalmente destruido tras el ataque".

"Traición o negligencia"

El diputado de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), Serguéi Mirónov, ha exigido una investigación para esclarecer qué ocurrió: "Si traición o negligencia criminal, aunque supongo que ambas cosas al mismo tiempo". Sin embargo, el analista militar Rob Lee, del American Institute for Foreign Policy Studies, cree que es difícil dispersar a los movilizados en pequeñas unidades debido a la falta de oficiales.

A su juicio, "si los soldados se dividen en grupos, desempeñarán peor su misión, pero colocarlos al lado del depósito de municiones es simplemente un error garrafal", escribió en Twitter. Al parecer, la mayor parte de los acuartelados en Makiivka eran ciudadanos recién movilizados que esperaban ser destinados hacia distintos puntos del frente.

El periodista de la televisión rusa Andréi Medvédev escribió en su canal de Telegram que "para el décimo mes de la guerra, es peligroso y criminal considerar al enemigo un tonto que no ve nada. Colocar personal en cualquier lugar, en edificios en lugar de ubicarlos en refugios, es ayudarle directamente". Un popular bloguero, que escribe bajo el seudónimo de Vladlen Tatarski, señaló indignado que "las tragedias con decenas de muertos no enseñan nada a estos imbéciles con diplomas de escuelas y academias militares", en evidente alusión al mando militar ruso.

El canal ‘General SVR’ asegura que el presidente, Vladímir Putin, fue informado de lo sucedido en Makiivka "ocho horas después para no perturbar su celebración de Año Nuevo". Después, en la noche del 1 de enero, según la misma fuente, reunió a la cúpula militar y a los miembros de su Consejo de Seguridad. Ahí fue donde Pátrushev presentó la cifra de 290 muertos y acusó de la "tragedia" al mando militar, incluyendo al general Serguéi Surovikin, reputado por su efectividad demostrada en Siria.

Una parte significativa de la región de Donetsk, aunque no en su totalidad, ha estado bajo el control de las fuerzas prorrusas desde 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia proclamaron la llamada República Popular de Donetsk. En febrero pasado Moscú reconoció a Donetsk como Estado independiente y en septiembre se anexionó el territorio junto con Lugansk, Jersón y Zaporiyia, tras sendas consultas populares celebradas en medio de la guerra y sin garantías democráticas reales.

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