Air France y Airbus rinden cuentas por un accidente de 2009 con 228 muertos
La Justicia gala juzga a la aerolínea y al constructor europeo por homicidio involuntario al dictaminar la investigación que el siniestro fue provocado por una avería del avión.
Trece años después del accidente del vuelo 447 de la aerolínea Air France que costó la vida a 228 personas cuando viajaban de Río de Janeiro a París ha llegado la hora de hacer justicia. En el banquillo de los acusados se sientan desde este lunes y hasta el próximo 8 de diciembre la aerolínea y el constructor aeronáutico europeo Airbus, acusados de "homicidio involuntario". De ser encontrados culpables, podrían ser condenados como máximo a 225.000 euros de multa, un dinero equivalente a solo dos minutos de ingresos antes de la covid para Airbus o cinco minutos de los pasajes para la aerolínea.
El proceso estuvo a punto de no celebrarse. Los jueces de instrucción ordenaron en 2019 el cierre de las investigaciones y el archivo de la causa, al considerar que el accidente se debió a un error de los pilotos. Esto indignó entonces a los familiares de las víctimas, que recurrieron al Tribunal de Apelación. Este órgano ordenó en mayo de 2021 que las dos compañías fueran juzgadas por el fallecimiento de 216 pasajeros de 33 nacionalidades diferentes y 12 tripulantes en el accidente con mayor número de muertos en la historia de la gran aerolínea gala.
Tras este combate judicial de trece años, los allegados de las víctimas esperan que sea "el juicio de Airbus y de Air France" y no "el de los pilotos", según dijo Daniel Lamy, presidenta de la asociación de familiares Entraide et Solidarité AF447 (Ayuda mutua y Solidaridad AF447). "Confiamos en un proceso imparcial, ejemplar, para que esto no se reproduzca más y que, mediante este juicio, los dos acusados pongan en el centro de sus preocupaciones la seguridad aérea y no solo la rentabilidad", añadió
Sondas bloqueadas por el hielo
El 1 de junio de 2009 el avión del vuelo AF447 se estropeó en medio del océano Atlántico y se precipitó al mar como consecuencia del bloqueo por el hielo de las sondas de medición de la velocidad del aparato, según los peritos. Esto impidió a los pilotos controlar bien la aeronave, que se hundió en aguas internacionales en menos de cinco minutos.
Pocos días después del siniestro, las Marinas francesa y brasileña recuperaron unos cincuenta cadáveres. Pero el aparato no fue localizado hasta casi dos años más tarde, en abril de 2011, a 3.900 metros de profundidad. Tras el descubrimiento del avión, se lograron recuperar otros 104 cuerpos.
Las cajas negras confirmaron que los pilotos, desorientados de noche y en medio de una tormenta por el fallo técnico del aparato, no pudieron evitar la caída del aparato al mar.
