Frustración en el velatorio de Isabel II 

Los ciudadanos denuncian que el último tramo hasta el hall del Parlamento de Westminster se alarga más de cinco horas por los políticos y funcionarios que logran colarse.

Cola para acceder a la capilla ardiente de la Reina
Cola para acceder a la capilla ardiente de la Reina
EP

"En una hora estamos junto a la reina!», proclamó el pensionista George a sus vecinos de la cola del velatorio de Isabel II. El grupo caminaba por la orilla sur del Támesis, frente al Parlamento de Westminster, y el cálculo de tiempo parecía lógico. Llevaban entonces 120 minutos avanzando a buen ritmo desde su punto inicial de partida, en las cercanías del puente de Londres y a unos cuatro kilómetros de la capilla ardiente, de acuerdo con el rastreador oficial de la cola subido a las redes sociales. Ya solo les quedaba un trecho corto para alcanzar la meta. Pero la ilusión de ser testigo directo de un episodio histórico de eco internacional desembocó en una situación de "tortura", según recuerda el británico de herencia germana.

La distancia final desde el puente de Westminster al palacio parlamentario, donde la monarca reposa desde el miércoles, que pasa por el muro de las víctimas de la covid antes cruzar el Támesis, se recorre en menos de media hora en un día normal. George y sus nuevos amigos del velatorio real tardaron cinco el miércoles por la noche. Echan la culpa al sistema de seguridad en zigzag operativo en los últimos quinientos metros del recorrido. El repetitivo trazado de ida y vuelta de transeúntes se extiende por los jardines de la Torre Victoria, colindantes con la entrada de la Cámara de los Lores. "De puente a puente se hizo una eternidad. Fue tortura. Llegas allí cansado y la cadena de zigzag es desesperante", confiesa el jubilado.

Exhaustos, pero con ayuda a la vista. En los jardines se han instalado muchos de los quinientos váteres portátiles, que salpican el trayecto de quince o más kilómetros de cola prevista hasta la madrugada del lunes próximo. También están a mano cuadrillas de los 779 controladores oficiales más 170 voluntarios de los Samaritanos, los Scouts y otras organizaciones. Unos y otros prestan socorro a los caminantes o imparten información sobre las reglas de comportamiento y de seguridad vigentes para entrar en la capilla ardiente.

Unas 200.000 personas se despidieron en Westminster de la reina madre Elizabeth, en 2002. Más de 300.000 se unieron al río de pésame por la súbita muerte de Jorge VI, en 1952, que inauguró el segundo reinado isabelino de la historia británica. Esta semana se esperan entre 350.000 y 750.000, según distintas estimaciones, visitas a la capilla ardiente del mismo histórico hall de Westminster.

Exequias fúnebres

El recinto se cerrará al público a las 6.30 -una hora más en España- de este lunes, día 19, cuando comenzarán los preparativos para trasladar el féretro a la abadía de Westminster, donde se oficiarán las exequias fúnebres.

Los invitados de honor tendrán ocasión de despedirse de la reina a su llegada a Londres. Mientras, el constante goteo de políticos, funcionarios y empleados parlamentarios, que "se saltan la cola" para ver el ataúd sobre el que luce la corona imperial de monarca comienza a enervar a unos cuantos, de acuerdo con el diario 'The Times' y otros medios. Los VIP desfilan por lo general por una fila paralela a la de los ciudadanos de a pie, aunque inevitablemente causan ciertos retrasos o incluso parones en el fluir del río de la gente deseosa de dar el último adiós a su reina.

Carlos III tiene previsto unirse a la vigilia este viernes por la tarde. Le acompañará su hermana Ana y también sus hermanos Andrés y Eduardo, que han desplegado una fachada de unidad desde el deceso de la matriarca hace ocho días. Los hijos de Isabel II montarán guardia en torno a su catafalco, ocupando la posición del servicio de Guardaespaldas del Rey y otros cuerpos militares que se relevan cada seis horas en la constante y continua vigilancia de los restos mortales de la monarca británica.

La reina yacerá junto a su marido 

Isabel II yacerá junto a su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, en la capilla real de Windsor que la difunta monarca hizo construir en memoria de su padre, Jorge VI, en los años sesenta del siglo pasado. El entierro marcará el fin del más largo capítulo en la historia de la monarquía británica y servirá de colofón de diez días de duelo nacional y conmoción internacional, que culminarán con el funeral de Estado, que se celebrará este lunes en la abadía de Westminster. Esa misma noche el féretro de la reina reposará en la cripta real de la iglesia de Saint George, donde descansa su difunto esposo desde abril de 2021. Los restos del matrimonio serán posteriormente trasladados a la capilla del rey Jorge VI. En este sagrado anexo están enterrados los padres de la Isabel II y se depositaron en su día las cenizas de su hermana Margarita.

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