Los temibles 'lobos grises' de Kiev

El papel de las fuerzas especiales ucranianas ha sido crucial para provocar la desbandada del Ejército ruso en Járkov.

Soldados ucranianos en primera línea del conflicto con Rusia
Soldados ucranianos en primera línea del conflicto con Rusia
GLEB GARANICH

El pasado 25 de julio se divulgó una decisión del Gobierno de Kiev que pasó desapercibida pero que, a la luz de la evolución de la guerra, se ha revelado como un elemento clave para explicar lo que ocurre ahora. Volodímir Zelenski anunció el cese del jefe de las Fuerzas de Operaciones Especiales, Hryhoriy Halahan, y el nombramiento en el cargo de Viktor Horenko, al que el presidente calificó como "un general peleador". Bajo el mando de Horenko, los comandos ucranianos -equivalentes a los efectivos 'sas' británicos o a los 'seals' norteamericanos- se han convertido en uno de los ejes de la contraofensiva que ha provocado la desbandada de las tropas de Moscú.

Como todos los soldados integrados en grupos de élite y participantes en operaciones de alto secreto, de Horenko solo se sabe que ha formado parte en "acciones antiterroristas" y que hace un año fue enviado a Kabúl para rescatar a los ciudadanos de su país tras la toma del poder por parte de los talibanes. Pero también es evidente que Horenko ha conseguido que sus hombres sean la vanguardia del Ejército ucraniano en esta nueva fase de la guerra.

En la reciente contraofensiva, sus fuerzas especiales han sido claves al actuar por delante de las tropas regulares. Según ha transcendido, estos cuerpos de élite se han infiltrado detrás de las líneas enemigas y se han encargado de localizar depósitos de armas rusas, cuarteles o zonas de concentración de blindados. Una vez descubiertos, los comandos han facilitado sus datos a la artillería para que los pulvericen.

De la misma manera, estos comandos han desmantelado emboscadas tendidas a los propios ucranianos y se han encargado de perseguir a los rusos que huían para impedir que se reagrupasen. Pero su misión más decisiva ha sido avanzar en pequeños pelotones con misiles antiaéreos ligeros -pueden ser disparados desde el hombro- para evitar que Rusia disponga de cobertura aérea en las zonas de combate y carezca de esa superioridad.

Pero los comandos ucranianos no se han encargado solo de abrir el camino a las tropas de infantería encargadas de expulsar a los rusos de Járkov. Desde el mes de agosto, miembros de las fuerzas especiales han comenzado a actuar en la península de Crimea, terreno bajo control ruso y base de la flota de Moscú. A este 'ejército de las sombras' de Kiev se le atribuye la detonación de una bomba que arrasó el aeródromo de Saki, además de varios ataques con drones contra el edificio donde se reúnen los almirantes de la Armada invasora y también la voladura de varios depósitos de armas de Sebastopol.

Bajo el mando de Horenko -un tipo musculoso, con mandíbula cuadrada y mirada de acero, según la única foto del oficial que se ha divulgado-, las fuerzas especiales se han convertido también en un fenómeno propagandístico de la capacidad letal de Ucrania para acabar con el invasor. Estas tropas -cuyo emblema es un lobo gris- se han convertido en la pesadilla para las fuerzas rusas.

Llamadas entre lágrimas

Una de las relevaciones más contundentes a raíz de la contraofensiva liderada por estos comandos es la baja moral de la tropa en el otro lado del frente. Los soldados rusos están desmotivados, sin apenas pertrechos y en muchos casos sus mandos les han abandonado. La Inteligencia ucraniana confirma que muchas unidades enemigas carecían de raciones alimenticias y en muchos casos estiraban varios días la comida. También se ha comprobado que la artillería rusa había comenzado a dejar de estar operativa ante la imposibilidad de encontrar repuestos para sus cañones. El ánima -la parte interior del cañón- sufre un gran desgaste en cada disparo y tras meses de fuego es necesaria su sustitución para garantizar una mínima precisión en los objetivos.

Según los datos que divulga el Gobierno de Kiev -bajo la sospecha por tanto de la propaganda- las tropas rusas se están rindiendo en masa o están huyendo de forma desesperada para intentar llegar al otro lado de la frontera ucraniana. Los servicios secretos de Kiev hicieron público a comienzos de semana el testimonio de un joven recluta ruso que se entregó al enemigo. "Nuestros oficiales superiores se marcharon mientras nos estaban quemando vivos", se lamentó el prisionero en un vídeo en el que pedía a los ciudadanos de Rusia que no dejasen a sus hijos ir a al guerra, «porque está siendo una matanza». En otros medios se han recogido testimonios de soldados llorando mientras pedían por radio a sus mandos que les diesen algún tipo de instrucción para sobrevivir al ataque ucraniano.

En el otro lado del relato, las fuerzas especiales ucranianas narran sus éxitos y animan a militares y a civiles con experiencia en combate a que se unan a sus filas. En una reciente entrevista 'Ptashka', apodo de una joven comando, relata cómo la admitieron por su experiencia como cazadora y deportista. En la actualidad es francotiradora de un equipo de élite. «He aprendido a no hacer muescas en el rifle por los disparos bien hechos». Sabe que si cae prisionera esa estadística le ayudará muy poco.

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