Las revelaciones sobre el asalto al Capitolio remueven la conciencia política de Estados Unidos

La comisión investigadora documenta con numerosas pruebas el intento de "golpe de Estado" que encabezó Donald Trump contra Joe Biden solo para mantener la presidencia.

La oficial de policía del Capitolio de EE. UU., Caroline Edwards, y el cineasta británico Nick Quested, prestan juramento en la primera audiencia pública del comité que investiga el asalto al Capitolio.
La oficial de policía del Capitolio de EE. UU., Caroline Edwards, y el cineasta británico Nick Quested, prestan juramento en la primera audiencia pública del comité que investiga el asalto al Capitolio.
EFE

La primera audiencia pública de la comisión del Congreso que estudia el asalto al Capitolio removió en la noche del jueves (madrugada del viernes en España) la conciencia política de Estados Unidos al acusar oficialmente al expresidente Donald Trump de conspirar en "un intento de golpe de Estado". Este término hasta ahora ha sido siempre evitado por los norteamericanos, conscientes de la importancia de la imagen de su democracia, y sustituido por otros más eufemísticos como 'conspiración', 'insurrección' o 'sedición'.

También por primera vez una considerable mayoría de los ciudadanos se confrontaron a la descarnada realidad de una vasta conspiración para usurpar el poder que implica directamente a un presidente y que estuvo a punto de tumbar el celebrado sistema democrático que siempre les ha distinguido del mundo.

Las dos horas de crudas evidencias contra Trump presentadas en directo y sin filtros han golpeado a un país que vivió aquel 6 de enero de 2021 uno de los momentos más difíciles de su historia. Las revelaciones llegan, además, en un momento que coincide con un año electoral clave, minado de restricciones de voto y que confronta a los ciudadanos con el dilema de tener que defender su sistema democrático.

En su declaración de apertura, la vicepresidenta de la Comisión, la republicana Liz Cheney, criticó a los miembros de su propio partido por su colaboración en la trama diseñada para anular las elecciones presidenciales de 2020 y después tratar de buscar el perdón de Trump por haber encabezado la conspiración. Cheney, que ha sido defenestrada por su propia formación, recordó a sus colegas que "algún día Trump se habrá ido, pero su deshonra permanecerá".

Estremecedora impasibilidad

Los documentos exhibidos muestran cómo miembros de la Administración Trump, colaboradores, confidentes e incluso familiares del expresidente desvelan los detalles de la trama construida para permanecer en el poder y la estremecedora impasibilidad de la Casa Blanca ante la brutalidad del ataque.

La comisión fue directamente "a la yugular", según comentó el analista político Norm Eisen. Las evidencias expuestas por el propio círculo íntimo de Trump dejan aún más claras las maniobras de los miembros republicanos del Congreso actual que apoyan al expresidente en su intento de "derrocar al país", señaló, por su parte, el ex fiscal federal Shanlon Wu.

Ivanka y su marido

La Comisión mostró extractos de entrevistas en vídeo con su hija Ivanka Trump, su yerno Jared Kushner y su ex fiscal general William Barr, así como de sus propios asesores de campaña. Todos reconocieron que Trump sabía que había perdido las elecciones.

Ivanka señaló que confió en la evaluación del exfiscal general para confirmar que su padre no había ganado, mientras Kushner admitió que había amenazas de dimisión entre algunos miembros de la administración antes de los disturbios en el Capitolio, que el mandatario descalificó como simples "lloriqueos". Barr, por su parte, reconoció que las falsas afirmaciones de Trump sobre el robo de las elecciones eran "basura".

Encolerizado, el expresidente respondió públicamente calificando a Barr de "débil" y "cobarde". En su red Truth Social, reaccionó también a la declaración de su hija, señalando que Ivanka no estaba al tanto de los análisis de los resultados y solo trataba de ser respetuosa con Barr.

Otro momento clave recogido por la comisión evidencia la falta de empatía de Trump hacia las víctimas. Incluso cuando los insurrectos amenazaban con colgar al exvicenpresidente Mike Pence. "Quizá nuestros partidarios tengan la idea correcta. Mike Pence se lo merece", llegó a decir.

Fuera de su jurisdicción

La participación de los colaboradores de Trump en la trama queda plasmada en una entrevista desconocida hasta ahora. El Jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, señaló que, en plena brutalidad del ataque, el entonces jefe de gabinete, Mark Meadows, le instó a establecer la narrativa de que el presidente todavía "estaba a cargo de la situación y de que había estabilidad". Milley lo interpretó como una orden "política" fuera de su jurisdicción.

También se mostraron los mensajes de texto ya conocidos del presentador de Fox News Sean Hannity a los funcionarios de la Casa Blanca después del 6 de enero en los que apremiaba a ayudar a guiar a Trump a dejar el cargo "sin más caos". "No más locura, no más elecciones robadas", escribió Hannity.

Para probar la prevaricación de Trump se mostraron asimismo testimonios de asesores de campaña asegurando al expresidente la falta de evidencias de fraude para anular los resultados de las elecciones que llevaron a Joe Biden a la Casa Blanca. A lo que Trump respondió señalando que subestimaban "la posibilidad de ganar en los tribunales".

Además, el testimonio y el vídeo del cineasta británico Nick Quested, que filmó el ataque empotrado con los llamados Proud Boys, reveló la extensa premeditación y coordinación del ataque desde la Casa Blanca. Media docena de miembros de grupos violentos que participaron en el ataque y luego cooperaron con la Comisión declararon que fueron al Capitolio "porque Trump se lo pidió", con lo que se cerró el círculo testimonios sobre la evidencia de que el asalto fue dirigido por el mandatario.

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