La guerra en Ucrania vuelve al punto de salida

Los combates se enquistan en la región oriental del Dombás, por la que Kiev y Moscú luchan desde 2014 y donde este lunes murió un periodista.

Ukraine's President Volodymyr Zelenskiy visits a position of Ukrainian service members, as Russia's attack on Ukraine continues, in Kharkiv region, Ukraine May 29, 2022. Ukrainian Presidential Press Service/Handout via REUTERS ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY. UKRAINE-CRISIS/ZELENSKIY-KHARKIV
Zelenski durante su visita a Járkov.
UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SER

Han transcurrido tres meses de guerra, muerto miles de personas y provocado daños superiores a 500.000 millones de euros para que la guerra de Ucrania haya vuelto a su punto de partida: el Dombás, en el frente oriental. Los combates se han enquistado en Donetsk y Lugansk. Ucrania intenta expulsar a los invasores rusos. El Ejército moscovita intenta asegurarlo como territorio propio, controlar toda la franja al sur y el este del país hasta Crimea y cerrar así el cinturón paralelo a mar de Azov. En otras palabras, ambos países luchan por dominar prácticamente el mismo pedazo de tierra por el que llevan matándose desde 2014 mientras las provincias menos castigadas tratan de salir a flote.

Si alguien quisiera realizar una superproducción bélica sobre lo que acontece ahora mismo en el Dombás, el argumento se dividiría en dos grandes secuencias: el enfrentamiento de dos artillerías a lo largo de la frontera y la lucha calle por calle en Severodonetsk. Como Svitlodarsk y Liman, ocupados hace escasos días, y antes Mariúpol, esta ciudad es una pieza clave. Allana el paso hacia las dos provincias y una cuenca minera. Severodontesk hoy es tierra plana. Seis de cada diez edificios han sido derribados por las bombas. Y eso facilita el avance terrestre ruso, sin pisos altos desde los que disparen los francotiradores ucranianos ni inmuebles aptos para una emboscada.

"Los rusos avanzan hacia la mitad de la ciudad. La situación es muy difícil", ha indicado el gobernador Sergiy Gaidaiy. En medio de la refriega, el periodista francés Frederick Leclerc-Imhoff murió este lunes a causa de un bombardeo invasor cuando permanecía a bordo de un coche que "se disponía a evacuar a una decena de personas en un área que ha quedado bajo fuego enemigo", informó Gaiday.

El reportero, trabajador de la cadena francesa BFM TV, resultó mortalmente herido en el cuello cuando las balas y la metralla de un mortero atravesaron el vehículo. El presidente galo, Emmanuel Macron, lamentó el fallecimiento de Leclerc-Imhoff y reiteró el apoyo de Francia "a quienes cumplen la difícil misión de informar".

Kiev y Moscú se lanzan todo lo que tienen. Es quizás el enfrentamiento más encarnizado en ocho años de conflicto en la región, con excepción de la brutal ocupación de Mariúpol, donde se han rescatado ya 22.000 civiles muertos, sin haber removido todavía la mayor parte de las ruinas de la ciudad. La batalla se alarga ya hasta Lisichansk, otro punto interesante para la operación de conquista del Kremlin. Su Ejército ha desplegado artillería de largo alcance en toda la divisoria del Dombás y sacude con obuses y misiles las fortificaciones de la resistencia ucraniana.

La acumulación de tropas de tierra rusas, unida a la proximidad con su país, lo que da a los invasores una clara ventaja logística con los suministros, está resultando letal para los defensores que, pese a todo, contraatacan en Jersón y otros enclaves para intentar recuperar parte de su suelo. El presidente, Volodímir Zelenski, se desplazó el domingo a Járkov a imponer medallas entre los militares. La moral baja se está convirtiendo en un nuevo fantasma para Kiev.

Bastantes miembros de las milicias civiles han dejado el frente, frágiles sin armas y desanimados por la falta de apoyo. Ha habido varios juicios por deserción. En su marcha contribuyen, además, la incertidumbre y el miedo: si no mueren en combate tienen muchas posibilidades de caer presos de los rusos y enfrentar un porvenir incierto. Las autoridades prorrusas del Dombás anunciaron este lunes que los soldados del Batallón Azov rendidos tras la entrega de la acería Azovstal posiblemente se enfrenten a la pena capital. Kiev se ha limitado a señalar que todo lo que rodea a estos combatientes es material "público", pero ahora mismo "clasificado" y secreto.

También ha trascendido que numerosos voluntarios extranjeros han regresado a sus países, frustrados, cansados o atemorizados. Mientras, el Gobierno insiste en pedir armas a Occidente para "revertir" la situación, pero el tiempo apremia. La República Checa envió este lunes material por valor de 24 millones de euros, Francia ha prometido nuevos suministros y Estados Unidos también. No obstante, es casi seguro que Washington no incluya plataformas de lanzamiento múltiple de cohetes MLRS. Estos proyectiles son capaces de adentrarse en Rusia desde Kiev y la Casa Blanca teme que un arma tan poderosa agrave 'in extremis' la tensión con el Kremlin.

Tensión política

Otra cuestión es que, a medida que la guerra se cronifica, los problemas aparecen en casa. Las elecciones a la Rada, el Parlamento ucraniano, están previstas para el 29 de octubre de 2023 -siempre que la crisis bélica termine antes y no se prolongue la ley marcial- y eso parece resquebrajar la unidad existente desde el inicio de la invasión entre los oficialistas y la oposición, con quejas por ejemplo sobre el escaso margen de exposición pública de los diputados en una crisis donde Zelenski asume toda la visibilidad mediática mientras su oficina presidencial y el gabinete ministerial toman las decisiones políticas, lo que cercena el papel de los parlamentarios de la oposición.

Al parecer, unos y otros han comenzado a sacar sus trapos sucios. Los jefes territoriales exigen disponer de tiempo en la televisión nacional mientras los diputados críticos afean al Gobierno cómo antes de la invasión dijo tener planificada su evacuación y la de sus familias pero finalmente no sucedió.

Al otro lado, Zelenski llevaría un exhaustivo control de lo qué hace cada parlamentario en esta guerra. Y para complicar las cosas, se rumorea que podría tener un futuro rival político en el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valery Zaluzhny, conocido como el 'general de hierro' por la resistencia ucraniana frente a Rusia.

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