Biden dedicará el dinero de los oligarcas rusos a la reconstrucción de Ucrania

El presidente estadounidense pide al Congreso una nueva partida masiva de fondos para ese país que supone más del doble que la anterior.

Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, se presentará a las próximas elecciones.
Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, se presentará a las próximas elecciones.
Jonathan Ernst

Dos mil millones al mes para Ucrania. ¿Cómo se justifica alimentar la locomotora de la guerra en un país extranjero cuando no hay dinero en casa para aliviar la deuda estudiantil, construir infraestructura o subvencionar la sanidad? Muy sencillo: "El precio es pequeño", explicó este jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, al pedir al Congreso otra gigantesca partida de 33.000 millones de dólares, más del doble que la anterior. "Los ucranianos pagan todos los días con su vida. Si cedemos ante esta agresión nos va a costar todavía más", advirtió.

En otras palabras, es más barato luchar ahora contra Rusia en Ucrania y dejar que ellos pongan las vidas y se coman las bombas, que esperar a que la guerra llegue a casa. Con todo, Biden no acepta la premisa rusa de que Estados Unidos y la OTAN libran contra ella una guerra a través de un tercero (Ucrania). "Eso es una excusa para su fracaso", zanjó. "La realidad es que las tropas ucranianas, equipadas con algunas capacidades para resistir la invasión de las tropas rusas, están repeliéndolas", añadió.

"Algunas capacidades" son, en palabras suyas, miles de misiles anti tanques, anti aire, lanzagranadas, ametralladoras, sistemas de radares, drones, rifles y más de 50 millones de rondas de munición. Ucrania también quiere tanques y probablemente los obtenga. El porcentaje de ayuda militar ha crecido drásticamente en el paquete que Biden acaba de solicitar al Congreso. De los 33.000 millones, 20.000 son para venderle armas y solo tres mil para asistencia humanitaria. Habrá, además, 8.500 millones de dólares en efectivo para que Volodimir Zelenski pueda pagar a sus tropas y hacer frente a las facturas de su gobierno, como pagar las pensiones o sufragar los hospitales.

Además de darle "para que tenga algo de dinero en el bolsillo", Biden le tenía reservada una sorpresa: "Vamos a "acomodar" a los oligarcas rusos", dijo con sorna. "Yeah!", se entusiasmó. La Casa Blanca mandará al Congreso una ley para incautar y embargar de forma expedita las propiedades de estos "cleptócratas", como yates, casas de lujo y otras ganancias "enfermizamente engendradas en la que cleptocracia de Putin". Una vez vendidas, los fondos irán directamente "a remediar el daño que Rusia ha hecho en Ucrania y ayudar a reconstruirla".

"No hablar a la ligera"

A medida que transcurre la guerra y se conocen más las aberraciones cometidas por las tropas rusas, el Gobierno de Biden pierde el miedo a irritar a Putin. "Nadie debería hablar a la ligera de usar armas nucleares", advirtió. Tampoco le asusta la posibilidad de que Moscú cierre el grifo del gas, como ha hecho con Polonia y Bulgaria. En casa, dice estar preparado "para cualquier cosa que haga", pero también para ayudar a Europa. "Ya hemos hablado con nuestros aliados, como Japón, para decirles qué puede que desviemos nuestras ventas de gas natural para enviárselas directamente a Polonia y Bulgaria".

Los expertos señalan qué Rusia tiene más que perder que sus clientes si cancela las cuentas. El petróleo se puede poner en barriles y enviar fácilmente a cualquier parte del mundo, pero no el gas natural. Para eso necesita los gaseoductos que ha construido en Europa con inversiones multimillonarias. "Se vendían como una fuente fiable de energía para el mundo y ahora se ha demostrado que son un arma para atacar a aquellos que les planten cara por sus agresiones", concluyó. El chantaje ruso es "solo un recordatorio más" de que el mundo tiene que avanzar hacia la energía limpia, recordó.

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