Italia busca un nombre para desatascar la elección del nuevo presidente

Ante el fracaso de la candidatura de Casellati, se barajan las opciones de Draghi, Casini o incluso un bis de Mattarella.

Recuento de las votaciones en las Cortes italianas ITALY PRESIDENTIAL ELECTION
Recuento de las votaciones en las Cortes italianas
ROBERTO MONALDO / POOL

Fuera del Parlamento de Roma, el mundo sigue su curso: la pandemia deja cerca de 400 muertos diarios en Italia, las familias pagan este año hasta 1.200 euros anuales más por la electricidad y el gas, y crece la tensión entre Rusia y Ucrania, lo que hace temer que estalle un conflicto bélico en Europa oriental. Dentro del Parlamento, en cambio, los 1.009 diputados, senadores y representantes de las regiones que tienen que elegir al nuevo presidente de la República italiana continúan en su burbuja autorreferencial y sin ponerse de acuerdo. Llevan ya mareando la perdiz cinco días, en los que se han sucedido seis votaciones distintas, las últimas dos este viernes, sin ser capaces de nombrar al sucesor de Sergio Mattarella, cuyo mandato como jefe del Estado concluye el próximo jueves, 3 de febrero.

El espectáculo "indecoroso" que están ofreciendo los políticos italianos estos días, más propio "de Factor X" que de la elección del más alto cargo del país, como reconoció el exprimer ministro Matteo Renzi, le está dando la razón a la nueva estrella de la derecha italiana, Giorgia Meloni. La líder del partido Hermanos de Italia lleva meses clamando para que se reforme la elección del jefe del Estado, de manera que sea votado directamente por los ciudadanos. "Lo habrían hecho en un día", comentó Meloni, que también exige convocar elecciones cuanto antes para poner fin anticipado a esta legislatura y enterrar el Gobierno de Mario Draghi, sostenido por una amplia y heterogénea coalición de fuerzas políticas de la que no forma parte Hermanos de Italia. Ser precisamente la única oposición al Ejecutivo explica que Meloni sea hoy una de las primeras en intención de voto en las encuestas.

Las ganas que tiene de demostrar en las urnas lo que apuntan los sondeos hace que Meloni esté dispuesta a que Draghi sea elegido presidente de la República para conseguir así desmontar su Gabinete. No parecen estar en cambio por la labor sus aliados en el bloque conservador, la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, la fuerza política de Silvio Berlusconi. El magnate, que a sus 85 años pretendía presentarse como candidato pero el pasado sábado tiró la toalla al comprobar que no contaba con apoyos suficientes, lleva desde aquel día hospitalizado en Milán por una infección. "Está mejor, se está recuperando después del batacazo. Ha pasado días malos", contó sobre él su hermano, Paolo Berlusconi.

Tampoco está en su mejor momento Salvini. Aunque partía desde una posición de fuerza entre los conservadores en la elección presidencial, este viernes encajó un sonoro revés al fracasar su plan para colocar como jefa del Estado a Maria Elisabetta Caselatti, actual presidenta del Senado. Obtuvo 382 votos, muy lejos de la mayoría absoluta necesaria y por debajo incluso de 65 papeletas respecto al número de electores que forman parte del bloque de centroderecha. Aprovechándose del carácter secreto del voto, un buen puñado de legisladores conservadores optaron por saltarse la disciplina de sus partidos y darle la espalda a Caselatti. Son lo que en el lenguaje político italiano se conoce como 'francotiradores'.

Ante este panorama, son tres los nombres que podrían desatascar el actual parón, según los analistas políticos. El primero es el del propio Mattarella, que le haría un gran favor a los partidos si aceptara repetir en el cargo, aunque ha dicho repetidas veces que no tiene ninguna intención de hacerlo. Si lo convencieran, podría aceptar una prórroga por un tiempo más limitado que los siete años que dura un mandato presidencial. Facilitaría así la continuidad del Gobierno de Draghi, el segundo nombre propio que se baraja. Aunque sigue sonando con fuerza para suceder a Mattarella, el actual primer ministro podría mantenerse en el cargo hasta 2023, cuando termina la legislatura, y ya con un nuevo Parlamento ser elegido como jefe del Estado cuando termine la prórroga que pueda llegar a conceder Mattarella.

La tercera persona con posibilidades de acabar con la actual parálisis es Pierferdinando Casini, expresidente de la Cámara de los Diputados y de la Internacional Demócrata de Centro y que pasó de liderar la Udc, formación heredera de los democristianos, a ser elegido en las filas del centroizquierda. Su nombre lograría probablemente apoyos en los diversos bloques ideológicos.

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