El misterio de los quince elefantes que vagan por China y arrasan a su paso

La manada de paquidermos ha recorrido 500 kilómetros en China por causas desconocidas. Han arrasado cultivos e invadido aldeas en su éxodo a no se sabe dónde.

Una imagen obtenida de las redes sociales que muestra el paso de los elefantes por localidades transitadas de China.

Allá por donde van, hacen camino. Su andar se aprecia porque al pisar ensanchan la trocha. Son solo 15 elefantes, incluidos tres bebés, que abandonaron a mediados de abril la reserva china de Xishuangbanna, en la provincia de Yunnan, fronteriza con Laos y Birmania. Atrás han dejado mucho polvo y 500 kilómetros. Han recorrido bosques, pastos y áreas habitadas. No se sabe bien el motivo de su vida errabunda. Ponen la brújula marcando el norte y con paso tranquilo van tomando rutas imprevisibles. Su vagar comenzó en el extremo suroeste. Los han visto pasearse por calles más o menos estrechas y presentarse con toda su formidable planta en un concesionario de coches cerrado. Alguno dice haber observado incluso un paquidermo con síntomas de embriaguez, producto al parecer de haber ingerido granos sobrantes de la fermentación. Acercarse mucho al elefante borracho, si así se le puede llamar, es de gente temeraria. Un ligero trastabillar y miles de kilos, entre 4.000 y 7.000, se desploman en tierra. La manada es parca, pero no por eso deja de causar expectación. Los oriundos miran a los animales con una mezcla de aprensión y admiración, los temen y adoran. Su andar errático comporta todo un estropicio y ya han causado daños por valor de 1,1 millones de dólares. Cultivos arrasados, puertas de garajes hechas trizas, carreteras rurales con socavones. Y eso que su expedición apenas dura dos meses. Pero a la vez los chinos están seducidos por su elegancia y las estampas exóticas que ofrecen allí donde asoma su trompa. "Es común que los elefantes asiáticos migren, pero en el pasado eso ha sido principalmente para buscar comida dentro de su hábitat. Una diáspora hacia el norte es bastante rara", argumenta Chen Mingyong, profesor de la Universidad de Yunnan y especialista en el estudio de elefantes salvajes, a la emisora estatal china CCTV.La causa de su marcha infatigable es todo un enigma. Les puede mover la búsqueda de comida, como les sucede a muchos ejemplares. Sin ir más lejos, un grupo que también se ha visto azuzado por el hambre en la reserva se ha desplazado 60 kilómetros, distancia que difiere mucho de la odisea de los quince andarines. Algunos de los especímenes más jóvenes han nacido en ese viaje a ninguna parte, del que se ignora el destino. Las bestias han hecho oídos sordos a los cantos de sirena para que vuelvan a casa. Ni camiones ni sirenas ni alimentos les hacen cesar en su empeño. Una hilera de camiones aparcados se ha interpuesto en su camino a lo largo de una carretera rural, con exuberante vegetación a ambos lados, pero ni por esas los elefantes han corregido el rumbo. La población de elefantes salvajes en el suroeste de Yunnan ha crecido y ahora es de unos 300 ejemplares, frente a los 193 de los 80. Una hipótesis que explica la errancia de los elefantes es que buscan especies de plantas comestibles que empiezan a escasear en su hábitat. Su peregrinaje, seguido con cámaras y drones, ha seducido a los chinos.

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