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Los gobernadores avivan el debate sobre el uso obligatorio de la mascarilla en Estados Unidos

Donald Trump utiliza por primera vez el cubrebocas durante una visita a un hospital militar, mientras 20 Estados ya lo exigen.

Madrid, 12 jul. (COLPISA, Miguel Pérez).
Presidente Donald Trump llega al hospital Walter Reed para visitar militares heridos
Presidente Donald Trump llega al hospital Walter Reed para visitar militares heridos
CHRIS KLEPONIS / POOL

La imagen de Donald Trump con mascarilla puede calificarse como un documento inédito, pero lleva camino de convertirse en una fotografía rutinaria si prospera el debate abierto por los gobernadores sobre la necesidad de obligar a toda la población a llevar esta protección como consecuencia del imparable avance del coronavirus en el país. De momento, son ya veinte Estados -de los 50 en total de EE.UU.- los que exigen taparse la boca y la nariz, lo que contrasta con el relativismo imperante hace apenas un mes respecto a este artículo.

Es especialmente en las regiones del oeste y sur donde este debate resulta más intenso porque la pandemia allí hace estragos. El último en imponer el tapabocas fue el gobernador de Luisiana el pasado sábado. Su territorio es uno de los golpeados con dureza en una nación que se acerca a los 3,3 millones de infecciones y que supera las 135.000 víctimas mortales con crecimientos diarios de 60.000 positivos.

Más allá de la política sanitaria, hay en la imagen de Trump una estrategia electoral. Arizona, Carolina del Sur y Texas han visto multiplicarse los fallecimientos en cuestión de semanas, Florida y Georgia soportan un virulento azote de la covid-19 y ocho Estados en total se plantean retroceder en su plan de desconfinamiento dados los malos resultados. En ese contexto, varios analistas y los propios asesores de imagen de la Casa Blanca consideran llegada la hora de que el presidente comiece a dar muestras de moverse en la realidad, empatizar con las víctimas y asumir las recomendaciones de unas autoridades sanitarias que cada vez más critican su desapego con las medidas de protección contra el coronavirus. De hecho, su gabinete le ha aconsejado que se deje fotografiar con barbijo en sus salidas públicas.

En juego está el voto. Joe Biden, el candidato demócrata con quien se juega la próxima legislatura, ha denostado siempre el hecho de que el líder republicano no utilice la mascarilla. Y las últimas encuestan advierten que Biden acaba de aventajar en intención de voto a Trump en Texas, un bastión tradicionalmente conservador.

¿Qué ha sucedido en este cambio? Una pista puede radicar en que Texas tiene el 81% de sus camas hospitalarias (69.000 en todo el Estado) ocupadas y esta misma semana sus autoridades han advertido que se agotarán dejando los centros médicos colapsados. Y no es un caso único. Florida, con más de 250.000 infecciones, está a punto de quedarse también sin camas en planta ni en las UCI. Este fin de semana su gobernador se ufanaba de que Trump decidiera celebrar su proclamación como candidato republicano en este Estado a finales de agosto, pero de momento ha extendido sesenta días la declaración de emergencia sanitaria. Trump es el único que parece ajeno a la realidad,

En realidad, el debate estatal sobre el uso de las mascarillas es bicolor. Los gobernadores demócratas son firmes partidarios de su obligatoriedad como ejemplo de responsabilidad cívica y los republicanos no, en sintonía con el discurso abanderado hasta ahora por su líder, que el sábado habría cedido a la presión popular y al consejo de su equipo electoral -ya que ha multiplicado los actos públicos- cubriéndose el rostro con un barbijo en el hospital militar Walter Reed, en las afueras de Washington, para encontrarse con veteranos heridos. No hace tanto, el mismo presidente se reunió con dos veteranos de la II Guerra Mundial en un ceremonial donde no mantuvo la distancia de seguridad ni, por supuesto, utilizó máscara.

De color azul y con el emblema presidencial, el inquilino de la Casa Blanca se descolgó con una de sus sorprendentes afirmaciones. "Creo que es una gran cosa usar una mascarilla. Nunca he estado en contra de las mascarillas, pero creo que tienen un tiempo y un lugar", dijo a los periodistas, vinculando su decisión al hecho de que visitaba un hospital.

El presidente de EEUU asegura ahora que es una buena medida

Hasta ahora, Trump se ha negado a portar esta protección, ni siquiera cuando su vicepresidente, Mike Pence, la lleva ya de manera habitual. Eso sí, el presidente cuenta con un estricto equipo de control que se somete a continuos test de la covid-19, máxime después de que varios miembros de su gabinete dieran positivo y surgiertan casos sonados como el de Jair Bolsonaro. Incluso en mayo Trump se burló de Biden cuando éste empezó a usar barbijo en público. "Donald Trump pasó meses ignorando los consejos de los expertos médicos y politizando el uso de la mascarilla, una de las cosas más importantes que podemos hacer para prevenir la propagación del virus", dijo Andrew Bates, portavoz de Biden, en un comunicado según NBC News.

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