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Donald Trump quiere cerrar Twitter por fiscalizar la veracidad de sus tuits

El presidente entra en cólera y acusa a la red social que utiliza como altavoz de reprimir la libertad de expresión.

U.S. first lady Melania Trump watches as President Donald Trump salutes while participating in a wreath laying ceremony at the Tomb of the Unknown Soldier at Arlington National Cemetery near Washington in commemoration of the Memorial Day holiday in Arlington, Virginia, U.S., May 25, 2020. REUTERS/Erin Scott [[[REUTERS VOCENTO]]] USA-TRUMP/
U.S. first lady Melania Trump watches as President Donald Trump salutes while participating in a wreath laying ceremony at the Tomb of the Unknown Soldier at Arlington National Cemetery near Washington in commemoration of the Memorial Day holiday in Arlington, Virginia, U.S., May 25, 2020. REUTERS/Erin Scott [[[REUTERS VOCENTO]]] USA-TRUMP/
ERIN SCOTT

"Donald Trump siempre golpea de vuelta a sus críticos". No lo dice la prensa que llama "enemigo del pueblo", sino una muy cercana a él, 'The Wall Street Journal', propiedad de Rupert Murdoch. El periódico le dedicó este miércoles un crítico editorial después de que amenazase con "cerrar" Twitter y continuase difundiendo teorías de la conspiración contra otro de sus críticos, el excongresista y presentador de MSNBC Joe Scarborough.

La plataforma de internet que ha convertido en su principal arma de distracción masiva ha tenido la osadía de empezar a aplicar su nueva política de transparencia sobre bulos y desinformaciones que entró en vigor a principios de mes. El Congreso había puesto a sus ejecutivos contra la pared de cara a las elecciones de noviembre, en las que pueden repetirse los episodios de manipulación e interferencia electoral que estrenase Rusia en 2016.

Aviso privado

Por deferencia al presidente los ejecutivos de Twitter le dieron un aviso privado la semana pasada, cuando visitó Michigan y acusó a su Secretaria de Estado de haber enviado a todos los ciudadanos papeletas por correo -no era cierto, sólo había mandado información para solicitar el voto por correo-. Trump borró ese tuit sin mediar palabra, pero el martes volvió al ataque con California y llevó la acusación a una generalización inadmisible. "NO HAY FORMA (CERO) de que las papeletas por correo sean nada menos que sustancialmente fraudulentas", acusó al principio de una nueva traca de tuits difamatorios.

Twitter no le cerró la cuenta. Ni siquiera borró sus tuits. Tampoco los censuró en rojo vivo. Sólo puso una discreta leyenda azul debajo de cada uno aconsejando a los usuarios informarse "sobre la realidad del voto por correo". Suficiente para desatar la cólera de Trump, que acostumbra a devolver el golpe multiplicado por mil. "Twitter está reprimiendo completamente la LIBERTAD DE EXPRESIÓN y yo, como presidente, no permitiré que ocurra", estalló. "Los regularemos duramente o los cerraremos antes que permitir esto", amenazó.

No hay, por supuesto, ningún precedente de algo así. De cerrarlo, Trump perdería el megáfono por el que se comunica con más de 80 millones de seguidores y ésa es la mejor arma de Twitter para defenderse. Tal vez por eso la compañía ha dejado pasar algo más grave, las acusaciones de que el presentador de MNSBC habría asesinado a la asistente Lori Klausutis, que apareció muerta en su oficina hace casi diez años tras golpearse la cabeza en el escritorio al desvanecerse por un problema cardiaco sin diagnosticar.

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