Trump sale reforzado del 'impeachment' tras ser absuelto por el Senado

El juicio político al presidente de EE. UU. le da su mayor nivel de popularidad,  mientras el republicano Mitt Romney protagoniza la única disidencia en el partido.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump
Yuri Gripas

Cuatro meses después de que la portavoz del Congreso, Nancy Pelosi, anunciase que abría un proceso de 'impeachment' para inhabilitar a Donald Trump por abuso de poder, el Senado votó este miércoles en favor de absolverle de todos los cargos, con un solo republicano, Mitt Romney, en favor de apartarle de la presidencia. Como el mismo Trump vaticinó en su día, los demócratas han pagado cara la osadía.

El magnate sale fortalecido del tercer juicio político que se le abre a un presidente de Estados Unidos con la popularidad más alta de la que haya disfrutado nunca -un 49% entre el público en general y 95% entre los votantes de su partido-. La oposición, que ni siquiera pudo convencer a cuatro senadores republicanos para llamar testigos, naufraga en las mismas divisiones internas que le costaron las elecciones en 2016, agravadas esta vez por la humillante incapacidad de la formación para contabilizar prontamente los resultados de los caucus de Iowa, que no han producido un líder para enfrentarse a Trump en noviembre.

Bernie Sanders y Pete Buttigieg son, según los resultados preliminares, los dos ganadores de Iowa. El primero se llevó el voto popular y el segundo el mayor número de delegados, a falta de terminar el recuento, pero el caos reinante y el retraso en dar los resultados les ha impedido beneficiarse del impulso mediático y de la lluvia de donaciones que tradicionalmente se lleva el ganador.

Además, el hecho de que el retraso se deba a los fallos técnicos de una aplicación desarrollada por una empresa tecnológica apoyada por el 'establishment' del partido, a la que ha contribuido la campaña de Buttigieg con 42.500 dólares (38.654 euros), alimenta la sospecha de que la formación intente ponerle de nuevo la zancadilla a Sanders, un senador socialista e independiente que "no le gusta a nadie", dijo la semana pasada Hillary Clinton. Trump, por supuesto, alimenta la idea de que "los demócratas se la están jugando otra vez a Bernie", ha tuiteado.

Prueba del enconamiento político que separa más que nunca al poder ejecutivo del legislativo fue la danza de gestos groseros que intercambiaron Trump y Pelosi el miércoles por la noche, durante el tercer discurso sobre el estado de la Unión que da el presidente. Al llegar le dio la espalda a la portavoz del Congreso cuando esta le tendió la mano. Ella le devolvió la ofensa ahorrándose la pompa de presentarle ante la Cámara con "el alto privilegio y distinguido honor" de costumbre. "Ante ustedes, el presidente de EE. UU.", atajó con sequedad.

Eso no fue nada. Tras escuchar durante hora y media un discurso en el que 'The Washington Post' encontró 31 falsedades, amén de la propaganda y falsas intenciones que se contradicen con las acciones políticas que lleva a cabo, Pelosi decidió romper dramáticamente su copia del discurso por la mitad, de pie frente al hemiciclo y con las cámaras delante. "Era lo más cortés que podía hacer, dada la alternativa", explicó sarcástica cuando le preguntaron.

Casi una piña

Los críticos coincidieron en que Trump había utilizado la oportunidad para ensayar el discurso de su campaña electoral. Ni una palabra del 'impeachment'. Ese capítulo se resolvió este miércoles para la historia, después de que los senadores tuvieran la oportunidad de dar sentidos discursos explicando su veredicto, algunos sobre la tarima del Senado y otros en televisión.

La senadora de Maine Susan Collins, considerada una moderada, cree que no hace falta inhabilitar al presidente porque "ya ha aprendido la lección". Según ella, los demócratas han probado sus acusaciones de abuso de poder pero sufrir un proceso de 'impeachment' "ya es suficiente castigo, no hace falta apartarle del cargo".

Preguntado al respecto, Trump respondió desafiante: "No hice nada malo, fue una llamada preciosa". Quizás por eso, o porque quiere destacarse del resto de la manada, el senador Mitt Romney se convirtió en el único republicano en aprobar el primer artículo de 'impeachment' que acusa al mandatario de haber utilizado el cargo para chantajear a Ucrania y forzarle a manchar el apellido Biden con una acusación de corrupción.

Con 47 demócratas e independientes frente a 53 republicanos en la Cámara alta, el gesto de Romney era insuficiente. Los artículos de 'impeachment' tienen que ser aprobados por mayoría absoluta, o bien dos tercios, de modo que hubiera hecho falta que 20 republicanos cruzaran filas. Algo impensable en un año electoral en el que el mandatario goza de un 95% de popularidad en su partido. Trump se reserva ahora la oportunidad de celebrarlo ante las cámaras y a lo largo de la campaña electoral, con la que espera ganar la reelección en noviembre.

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