caída del muro de berlín

30 años de la caída del Muro de Berlín: un día de incredulidad y alegría

Alemanes afincados en Aragón y aragoneses que viajaron a Berlín, tras la caída del muro, recuerdan ese día histórico para Europa

30 años de la caída del Muro de Berlín: un día de incredulidad y alegría
Klaus Dillenberger con restos del muro de Berlín, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Toni Galán

Berlín, 9 de noviembre de 1989. Klaus Dillenberger va camino de la capital alemana en un tren. Cuando pasan por la frontera entre las dos alemanias nota algo inusual: "Los guardias estaban graciosos. No sabía qué les pasaba… Pensé que se habían tomado una copita – ríe tres décadas después -. Además, me dijeron que tuviera buena estancia". Al llegar a la estación también siente cierto alboroto. Todas las incógnitas se resuelven cuando se encuentra con una amiga: "¡Ha caído el muro!".

La casualidad hizo que este actual profesor de alemán de Mitte, en Zaragoza, llegase a la capital alemana dos horas después del anuncio de la caída del muro, hace justo 30 años. "Estábamos trabajando en Frankfurt, teníamos unos días y decidimos ir a Berlín para ver a unos amigos", rememora Dillenberger. La incredulidad fue la primera reacción de Klaus cuando su amiga le contó la noticia.

Riadas de personas caminaron hasta el muro, en el caso de Dillenberger a pie durante dos kilómetros. Ciudadanos subidos al muro fue la estampa que encontró, como las fotografías que trascendieron en los medios de comunicación. "Íbamos de un lado a otro para verificar que había caído – detalla - y clavé la piqueta en el hormigón esa misma noche". Varios trozos de gran tamaño es el recuerdo físico que conserva en su domicilio de la capital aragonesa.

"Tenía la sensación de encontrarme en un lugar donde estaba aconteciendo Historia. Sentía que sucedía algo relevante", confiesa este alemán nacido en un pueblecito al norte de Frankfurt. "He vivido golpes de estado en varios países latinoamericanos, pero nada fue como la caída del Muro de Berlín", añade.

En ese momento ya había instalado su residencia oficial en Zaragoza, pero antes había vivido en Berlín durante 15 años en la zona occidental, la mayor parte del tiempo, a unos 100 metros de uno de los puntos donde se levantaba el muro. Esa cercanía le obligó a convivir con el muro: "Recuerdo estar tumbado en los parques, leyendo un libro, y ver cómo coches Jeeps circulaban con ametralladoras".

"Yo no pude conocer a mis primos hasta que tuve 40 años porque vivían al otro lado"

Un paisaje muy diferente son los recuerdos de infancia de Rena Shenk, otra profesora de alemán que tiene en la mente cómo era Berlín antes de construir el muro. Su juventud está marcada por ese telón, el que separaba dos escenarios, el que dividía a los protagonistas de la historia. "Yo no pude conocer a mis primos hasta que tuve 40 años porque vivían al otro lado", ir a casa de sus familiares fue lo primero que hizo esta docente de Espacio Alemán. Como tantos otros alemanes, no se lo podía creer: "Lo que más me sorprendió fue la ausencia de controles, no te miraban ni el bolso".

En aquella época ella ya residía en España. Con expectación se vivió en el país, tanto que la caída del muro fue el detonante para viajar a Berlín y conocer de primera mano lo que estaba ocurriendo en Europa. Fue el caso de las periodistas zaragozanas Pachica García Inda y Eva Rueda, que estaban estudiando la carrera en Pamplona cuando ocurrió el hecho. "Lo seguíamos por la televisión con bastante ilusión y decidimos ir", recuerda Pachica emocionada.

Dos coches (uno de ellos un Renault Super 5 sin radio) fue el medio de transporte, sus viandas era la comida que cargaron en el maletero y su hogar los albergues que encontraron por el camino. Los nueve alumnos de Periodismo emprendieron su aventura a Berlín unos días después de la caída, coincidiendo con el puente de la Constitución y el día de San Francisco Javier.

Viajaron durante tres días en pleno temporal: los paisajes belgas estaban ocultos entre la niebla y París cubierto de nieve. A pesar de las inclemencias del tiempo recuerda con cariño la hazaña con multitud de anécdotas como la pegada en el muro de pegatinas de la Expo de 92 (proclamada dos años antes), las peripecias en los supermercados o el encuentro con el corresponsal de El País.

Precisamente, la periodista de TVE que estuvo al pie de la noticia era zaragozana: Rosa María Artal. Hace unos años relató en una entrevista a HERALDO cómo vivió la caída del muro: "Fue un privilegio, porque ese día cambió la historia para todo. Detrás del muro dejó de estar el primo de Zumosol que asustaba".

Pendiente de la televisión y, tal vez, viendo a Artal estaba María Luisa Roy. Esta vecina de la capital zaragozana muy vinculada a Alemania recordaba en ese momento los tanques apuntando. "Cuando cayó se percibió una sensación de libertad. Antes no dejaban viajar, no dejaban tener contacto con libros", indica esta vecina de la capital aragonesa. Al verano siguiente, en 1990, María Luisa regresó a Berlín y recuerda que estaba repleto de turistas: "Me encontré a media Zaragoza".

También lo vivió en primera persona Fernando Gascón Nasarre, abogado y traductor jurado de alemán que reside en Zaragoza. En 1989 estudiaba en un instituto de Hamburgo, donde residía junto a su hermana y sus padres. El día que cayó el muro todos ellos viajaron a Berlín. "Queríamos ver in situ lo que había sucedido. Picamos en el muro y cruzamos al otro lado", relata. En el recuerdo quedaron los controles fronterizos que le vienen a la cabeza a este vecino de la capital aragonesa. "Era un corredor por el que había que caminar muchos metros y tenía puntos muertos. Terminabas en una sala donde te interrogaban y después te dejaban pasar al otro lado". Del día de la caída guarda un puñado de sentimientos y también un par de sombreros militares. "Los soldados soviéticos vendían de todo, hasta uniformes enteros. Yo le compré una gorra de piel a uno de ellos y después un gorro a un voPo - confiesa. Uno de ellos lleva periódico de la época en el interior para darle forma".

Sombreros que conserva Fernando Gascón Nasarre del día de la caída del Muro de Berlín
Sombreros que conserva Fernando Gascón Nasarre del día de la caída del Muro de Berlín
Fernando Gascón Nasarre

Cuando se les pregunta por el sentimiento de ese día, tres décadas después de la caída del muro de Berlín, todas las fuentes consultadas siguen recordándolo como "maravilloso", "esperanzador" y "lleno de emociones".

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