Los chilenos toman las calles para pedir la renuncia del presidente Piñera

En los seis días de protestas, en las que han muerto 18 personas, los ciudadanos han mostrado el rechazo
por las desigualdades sociales, pero ahora se apunta cada vez más directamente contra el mandatario 

Manifestantes se enfrentan con la policía durante el sexto día de protestas contra el Gobierno
Manifestantes se enfrentan con la policía durante el sexto día de protestas contra el Gobierno
Alberto Valdés/EFE

Cientos de miles de personas se echaron este miércoles a la calle para expresar su rechazo al presidente Sebastián Piñera y dejar patente que la batería de reformas sociales que anunció en la víspera para apaciguar los ánimos no ha hecho sino avivar el descontento popular.

Si el objetivo de las protestas, que cumplen este miércoles seis jornadas en las que han muerto 18 personas de ellas cuatro extranjeros, era mostrar el rechazo por las desigualdades sociales, ahora apunta cada vez más directamente contra el mandatario chileno.

Ni pedir perdón por no ver los problemas ciudadanos, ni anunciar mejoras en las pensiones, los salarios y el precio de los medicamentos le sirve de momento a Piñera para convencer a estas alturas a una población que se manifiesta cansada de promesas y huérfana de resultados.

Un hartazgo que se ha expresado con fuerza en la primera jornada de huelga general convocada para este miércoles y que ha sido secundada de forma masiva desde que se levantaron los numerosos toques de queda que rigieron en la pasada noche, como en otras anteriores, en ciudades, provincias y regiones enteras desde la frontera con Perú hasta el Cabo de Hornos.

La iniciativa ha logrado reunir este miércoles unas 100.000 personas de toda clase y condición en la céntrica plaza Italia de Santiago, y a decenas de miles en ciudades como Valparaíso, Concepción, La Serena o Curicó, que piden cambios más profundos que los anunciados por Piñera.

Incluso las "barras bravas" de los tres principales equipos de fútbol del país (Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica), históricamente enfrentadas entre sí, unieron sus fuerzas para protestar en la calle contra la desigualdad social.

Militares en las calles

El alza en el precio del pasaje de Metro prendió la mecha de un estallido social que primero le explotó al presidente en forma de incendios, saqueos y graves disturbios y luego tornó en masivas manifestaciones.

La reacción del mandatario fue decretar estados de emergencia y poner la seguridad a manos del Ejército y decir que Chile está "en guerra contra un enemigo poderoso e implacable", algo que le está causando aún más problemas y avivó las críticas de la población.

El ejército está siendo muy cuestionado estos días, en los que se difunden por redes sociales multitud de vídeos que muestran presuntos abusos cometidos por los uniformados.

Cinco personas han muerto presuntamente a manos de agentes del Estado, los heridos sobrepasan los 360 y los detenidos los 6.000, según la Fiscalía. Por su parte, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) indicó que de los al menos 18 muertos hasta la fecha, cinco casos ocurrieron por la intervención de agentes.

Además, esa entidad denunció relatos de torturas y abusos de agentes de las fuerzas del Estado durante las protestas en los últimos cinco días.

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