japón

Naruhito, nuevo emperador de Japón

El emperador Naruhito de Japón proclamó este martes su ascenso al Trono del Crisantemo en una ceremonia celebrada en el Palacio Imperial de Tokio, que contó con la presencia de los reyes de España  Felipe VI y Letizia

El emperador Naruhito de Japón ha tomado posesión del Trono de Crisantemo, casi medio año después de su proclamación, en una fastuosa y protocolaria ceremonia en la que ha contado con la presencia de más de 70 jefes de Estado de todo el mundo, entre ellos los reyes de España. El acto sigue la misma liturgia de la entronización que se lleva a cabo en el país asiático desde el siglo VIII.

El emperador Naruhito de Japón proclamó este martes su ascenso al Trono del Crisantemo en una ceremonia celebrada en el Palacio Imperial de Tokio ante invitados de todo el mundo, y que ofreció un inusual atisbo a los ritos de la milenaria dinastía nipona. En una jornada lluviosa y declarada festividad nacional, el nuevo emperador nipón protagonizó un acto solemne de unos 30 minutos de duración, con el que se completan los principales fastos de su entronización tras heredar el cargo de su padre, Akihito, el pasado mayo.

El momento central del acto tuvo lugar cuando los chambelanes descorrieron las cortinas del trono 'Takamikura', mostrando así a un inmóvil Naruhito ataviado con el traje ceremonial marrón rojizo que sólo pueden vestir los emperadores, y ante las profundas reverencias de los asistentes.

Este trono octagonal, usado desde el siglo VIII en ceremonias de entronización y decorado con un dosel de 6,5 metros de altura y motivos de animales mitológicos, se situaba en el centro de la Sala del Pino del Palacio (Matsu no Ma), donde sólo pudieron presenciar el acto de cerca los miembros de la familia imperial nipona.

En otro trono más bajo que el del emperador compareció la emperatriz Masako, quien continúa recuperándose de una larga depresión inducida por el estrés, y vestida con un kimono de doce capas con tonos pálidos y rojizos que evocan el sol en su punto álgido, además de un elaborado recogido de pelo.

La ceremonia se desarrolló en un silencio absoluto, solo roto por los toques de instrumentos tradicionales que marcaban los tiempos, y por el discurso del emperador que fue seguido de los tradicionales "banzai" (Larga vida al emperador) gritados por el primer ministro, Shinzo Abe, y por las salvas de cañón.

"Ahora, en esta ceremonia, hago la proclamación de entronización ante quienes están dentro y fuera de Japón", dijo Naruhito, quien también se comprometió a cumplir con sus funciones constitucionales, limitadas a ser "símbolo de la nación" y "unidad del pueblo japonés". El emperador también tuvo palabras de recuerdo a su padre e hizo votos en favor de la "felicidad del pueblo japonés y la paz del mundo", durante una ceremonia histórica retransmitida en directo por la cadena estatal NHK.

Los aproximadamente 2.000 invitados entre representantes políticos nipones y dignatarios internacionales contemplaron esta escena desde otras estancias del palacio, y a través de ventanales al otro lado del patio del Palacio Imperial o de pantallas, debido al reducido tamaño de la Sala del Pino. En primera fila entre los invitados estaban sentados monarcas como los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, entre otros jefes de Estado y de Gobierno de unos 70 países de todo el mundo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión