La destrucción de Venezuela

Una manifestación ayer en Caracas.
Una manifestación ayer en Caracas.
Miguel Gutiérrez / Efe

La destrucción de Venezuela ya no la novelan los gurús del ‘boom’ latinoamericano. La escriben, con dolor, jóvenes escritoras como Karina Sainz-Borgo. La analizan, con maestría, ensayistas como el editor de ‘Letras Libres’ Enrique Krauze. Y la describen, sin cansarse, pese a las dificultades para informar, los periodistas que llevan años denunciando la deriva del régimen autoritario que instauró Hugo Chávez. A la vez que exhibía sus avances en la lucha contra la pobreza -convertidos en un espejismo, puesto que el país lleva un lustro hundiéndose en la miseria y los venezolanos huyen en masa-, Chávez se adentraba en una deriva autoritaria, que ha llevado al límite Nicolás Maduro, consistente en que el poder va ocupando todo el espacio, en bloquear a los disidentes, en silenciar medios de comunicación críticos, en regalar el petróleo a la dictadura castrista... El paso dado por Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela, y el apoyo de la comunidad internacional han abierto un nuevo escenario, la esperanza de que se puede acometer una transición pacífica que acabe con la paradoja de un país riquísimo en petróleo en bancarrota. La obstinación de Maduro bloquea esa salida. Pero hay un punto de no retorno, y es difícil pensar que la noche de Venezuela no vaya a tener una salida inmediata.

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