May defiende su plan del "brexit" ante los diputados conservadores críticos

El presidente del Comité 1922, Graham Brady, ha recibido cerca de 48 cartas de diputados que piden celebrar una moción de confianza contra la primera ministra.

La primera ministra británica, Theresa May.
La primera ministra británica, Theresa May.
Reuters/Neil Hall

La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, defendió este miércoles su plan del "brexit" ante el grupo parlamentario "tory", cuya facción más euroescéptica ha intensificado en sus últimos días las críticas a su gestión de las negociaciones con Bruselas.

La jefa de Gobierno asistió a una reunión del llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cargos ministeriales, una cita a puerta cerrada que se anticipaba tensa ante las especulaciones en la prensa sobre una posible moción de confianza contra ella.

Un amplio número de los asistentes ofrecieron sin embargo un cálido recibimiento a May, golpeando las mesas de la sala del palacio de Westminster donde se celebró el encuentro, el modo tradicional que tiene ese comité para expresar aprobación.

Al terminar la reunión, que duró unos 45 minutos, la exministra de Interior Amber Rudd, aliada cercana de May, aseguró a los periodistas que la primera ministra dio un discurso "emotivo y personal" con el que "se ganó al auditorio".

En ese mismo sentido, el diputado Michael Fabricant aseguró que la intervención de May fue "muy alentadora" y aseguró que los "tories" son conscientes de que deben mantenerse "unidos".

A pesar de que los miembros del gabinete de Gobierno no suelen acudir a las reuniones del comité, el ministro de Interior, Sajid Javid, y el de Medio Ambiente, Michael Gove, estuvieron presentes esta tarde en el encuentro.

Diversos diarios han asegurado en los últimos días que el presidente del Comité 1922, Graham Brady, ha recibido cerca de 48 cartas de diputados que piden celebrar una moción de confianza contra la primera ministra.

Si se alcanzara esa cifra, que representa el 15% de los parlamentarios del grupo, Brady puede iniciar el proceso para una votación en la que May debería obtener el voto de más del 50 % de los 315 diputados conservadores.

En caso de que la jefa de Gobierno perdiera esa eventual votación, se celebrarían unas primarias en el Partido Conservador para elegir a un nuevo líder, que ocuparía entonces el cargo de primer ministro.

Las críticas internas contra May han subido de tono después de la cumbre en Bruselas de la semana pasada, en la que la mandataria dejó abierta la puerta a extender el periodo de transición del "brexit" más allá de diciembre de 2020.

El Reino Unido abandonará la Unión Europea (UE) el próximo 29 de marzo, pero prevé mantenerse durante cerca de dos años integrado en estructuras comunitarias como el mercado único y la unión aduanera.

Los conservadores euroescépticos han criticado la posibilidad de extender esa transición más allá de 2020, en parte porque eso podría implicar la obligación de participar en el siguiente presupuesto de la UE, que entrará en vigor en enero de 2021 para un periodo de siete años.

May confía sin embargo en que dejar abierta la posibilidad de alargar la permanencia en el mercado comunitario facilitará el acuerdo con Bruselas sobre el futuro estatus de la frontera en Irlanda del Norte, el principal escollo que impide que ambas partes firmen el acuerdo sobre las condiciones de la salida británica del bloque.

A pesar de las diferencias que todavía persisten, el Gobierno británico mantiene la expectativa de cerrar en las próximas semanas un pacto que deberá someter entonces a votación en el Parlamento.

Ese trámite puede ser problemático para May si no logra asegurarse una mayoría parlamentaria con la que por el momento no cuenta.

El norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), de cuyos diez diputados depende May en las votaciones, se ha mostrado en contra hasta ahora de los términos en los que está negociando el Gobierno, lo mismo que la facción euroescéptica de los conservadores, que amenaza con rebelarse contra May y tumbar el eventual pacto.

Ese escenario ha reavivado el temor a que el Reino Unido se vea abocado a abandonar la UE sin un acuerdo el próximo marzo.

Ante esa perspectiva, la Oficina Nacional de Auditorías británica alertó este miércoles de que el Gobierno se está quedando sin tiempo para preparar los sistemas informáticos y las infraestructuras fronterizas necesarias para hacer frente a esa posibilidad.

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