El plástico desborda Ghana

El uso innecesario del plástico se ha extendido sin medida por todo el mundo. En algunos países africanos, como Ghana, los residuos de plástico son un grave problema.

La idea de utilizar un material tan duradero como el plástico para bolsas que solo son útiles durante unos minutos es devastadora con estos países.
La idea de utilizar un material tan duradero como el plástico para bolsas que solo son útiles durante unos minutos es devastadora con estos países.
Heraldo

Este martes, día 4 de julio, se cumplirán tres años de las palabras del expresidente ghanés John Mahama en contra del plástico: "Los plásticos se han convertido en un contaminante tan grande para nuestro medio ambiente que si los productores de plástico no hacen algo al respecto, entonces tendremos que seguir el camino de Ruanda".

En 2007, Ruanda fue el primer país africano en prohibir el uso y la fabricación de plásticos de manera inminente. Tal es así, que hoy en día no es extraño ver registros policiales buscando plástico en su frontera. Y es que este modelo contra los plásticos, que fue iniciado por Bangladés en 2002, funciona, y tal es así que el expresidente de Ghana se planteaba seguir los mismos pasos: "En Ruanda los plásticos están prohibidos, nadie utiliza plásticos y, sin embargo, viven de forma normal. Del mismo modo, nosotros tenemos que encontrar una solución para el tema del plástico. Si no somos capaces de gestionar los residuos de plástico, entonces tendremos que prohibirlos".

Estas medidas pueden parecer muy drásticas, pero el problema necesita de una solución urgente. Ghana, como muchos países africanos, carece de alcantarillado y de una política de residuos, por lo que sus calles y sus campos están repletos de plásticos de usar y tirar. Nuestra cultura del plástico innecesario se ha extendido por todo el mundo. La idea de utilizar un material tan duradero como el plástico para bolsas que solo son útiles durante unos minutos es devastadora con estos países. Un elemento tan útil para la fabricación de coches o como envoltorio de medicamentos, ahora campará a sus anchas por los campos y las calles de Ghana, donde corren los niños, comen los animales y picotean los mosquitos, que más tarde transmitirán la malaria.

De estas declaraciones han pasado ya unos años y John Mahama no llegó a prohibir los plásticos en el país. El nuevo gobierno parece ver en los plásticos un problema menor, ya que no es tan contundente en sus declaraciones. El actual ministro de Medio Ambiente de Ghana, Kwabena Frimpong-Boateng, trataba el tema el pasado 5 de junio: "A veces nos dicen que el plástico ha sido prohibido en algunos países africanos y por lo tanto deberíamos hacer lo mismo en Ghana, pero tenemos que estudiar nuestra situación. No queremos prohibir cosas que no podemos cumplir. Conozco algunos países que han prohibido el uso de plásticos, pero si ahora vas allí hay contrabando activo en el país donde dicen haberlo prohibido".

Mientras la esfera política del país africano debate, el pueblo se ahoga entre el plástico, a expensas de que una gran catástrofe termine por hacer la decisión obligatoria. Es difícil encontrar un solo culpable. Nuestro sistema de consumo ha impuesto un uso del plástico sin medida y sin sentido; los fabricantes de plástico no son obligados a pagar el coste ambiental de sus productos, por lo que continúan siendo más económicos que las alternativas sostenibles; y los dirigentes africanos siguen posponiendo el problema. Más fácil es encontrar allí a las víctimas, pues, a diferencia de nuestra habilidad para ocultar el problema en el océano, ellos caminan a diario sobre él.