Asumir lo inasumible

Toms Evans, padre del bebé fallecido.
Toms Evans, padre del bebé fallecido.
Afp

La principal obligación de un padre es proteger a su hijo. Es una norma que llevamos grabada en el ADN y que se dispara cuando ves por primera vez la cara de tu bebé. Algo te impele a mantenerlo a salvo, a evitarle todos los males, y sabes que, llegado el caso, darías tu vida sin dudar un instante por salvar la suya.

Pero a veces eso no es suficiente, y algunos padres tienen que enfrentarse a la muerte de un hijo. Siempre es terrible, pero quizá la tragedia es aún mayor cuando se trata de un niño. Al menos en nuestra parte del mundo, en el rico y privilegiado occidente, la muerte de un niño es una excepción, un hecho contra natura para el que nadie está nunca preparado.

Por eso, es difícil no emocionarse con la historia de Alfie Evans, el bebé británico que ha fallecido este fin de semana después de que los médicos decidieran desconectarlo de los aparatos que lo mantenían con vida.

No es fácil asumir sin más que tu hijo va a morir, porque en ello hay mucho de rendición. Si tu niño se muere, sientes que has fallado como padre. Es lo que debieron pensar Kate y Tom Evans, que llevaron a los tribunales la decisión del hospital de retirar el soporte vital a su bebé. Ellos no creían que, como aseguraban los especialistas, Alfie estuviera sufriendo.

No sé cómo fueron las conversaciones entre la familia y los médicos. No sé si los profesionales no se explicaron bien, si los padres no podían afrontar la pérdida de su hijo o si era una cuestión ideológica o religiosa la que llevó a los Evans a exigir que no se desconectara al bebé.

Poco importa ya. Todo el caso acabó convertido en un circo mediático que, sospecho, poco ayudó a la tranquilidad que la familia necesitaba en unos momentos tan duros.

Yo, desde hace días, tengo unas ganas horrorosas de abrazar a esa pareja. Me gustaría decirles que no es culpa suya, que su trabajo era querer a su hijo y que lo hicieron bien, pero que a veces dejar que alguien se vaya es la forma más hermosa de demostrarle tu amor.